Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: La Serrera es
una de las cumbres más visitadas de Andorra ya que une a sus atractivos
naturales, estéticos y orográficos la posibilidad de alcanzar la cima por una
senda que no presente la menor dificultad técnica; ni siquiera hay tramos
especialmente empinados. Además, no es una actividad muy larga. En esta ruta,
busqué, con el rodeo por el Pic de la Coma de Senyac, agregar cierta emoción
con una pequeña trepada y algo de cresta. Lo segundo resultó sencillo, bonito y
agradable. Pero, respecto a la trepada, la cosa es más delicada.
El lomo por donde gané la
cresta desde la cuenca del Estany dels Meners incluye un paso que, siendo fácil
(I+), se prolonga durante cincuenta metros de desnivel por una roca bastante
vertical y de muy mala calidad; realmente deleznable. Tomé esta alternativa por
parecerme que será más elegante y, a la vez, divertida, que la rampa de pedrera
que hay más a la izquierda y que suele usarse para alcanzar la arista en la
horcada que hay entre el lugar en que yo la alcancé y la cima del Senyac.
Posiblemente sea más entretenida, pero ya digo que resulta delicada. Sin
constituir un gran obstáculo y pudiendo superarse sin correr un riesgo
incontrolable, hay que ir concienciado, sobrado de capacidad y tomarse el paso
con calma y cuidado. Con estas condiciones, creo que es una opción bonita.
Otra posibilidad es ganar
la cresta más al este, por cualquiera de los varios collados accesibles que hay
hasta la Coma de Varilles. Eso alargaría la ruta; algo que, en condiciones
normales, sería hasta mejor, pero que, ese día, con el termómetro superando
bastante los 20º a primera hora y casi 40º como máxima prevista no era muy
conveniente. Me había propuesto estar llegando a las 12 de mañana al coche y
así lo hice.
RELATO GRÁFICO:
Salí del
final de la carretera de Ransol, por la senda balizada que, al noroeste,
continua remontando el valle.
Pronto,
me encontré caminando junto al torrente dels Meners.
Sobre mí,
a la izquierda, podía ver, brillando ya al sol, el pico de la Pala Alta
mientras que, al otro lado,...
... los
picos del Estany Mort seguían en sombra.
Al salir
de una zona estrecha, el sendero se alejó del cauce ganando altura por la
ladera, hasta estar...
... ante
el cóncavo que se abre bajo el Pic de la Pala Alta. Entonces, giró a la
derecha, y...
... vadeó
un torrente para remontar una fuerte pendiente en la vertiente opuesta.
A mitad
de la subida, así se veía el cóncavo de la Pala Alta.
Poco a
poco, fue asomando el Pic de la Cabaneta sobre la culminación de la cuesta, que
dio paso al...
...
rellano ocupado por el más bajo de los Estanys de Ransol.
Poco
después, llegué al mayor de los ibones, junto al cual...
... la
senda que remonta el valle se une a la Alta Ruta. En el cruce, yo continué
recto (NO) por...
... un
trazo más bien borroso, pero marcado con hitos, que remontaba los prados
hacia...
... una
collada, situada ya en el territorio de las pedreras. Aunque la traza, estaba
bien pisada y no incomodaba nada.
Al
superar la cuesta, me encontré ante un rellano sobre el que se alzaba la
Serrera. Allí, abandoné también esta senda, girando a la derecha (N) para
vadear la corriente del Meners, junto a la cual había vuelto, y...
...
encaramarme al lomo que cierra la cuenca por ese lado. Éste cae del Pic de la
Coma de Senyac, así que el camino a esta cima era ya obvio. Incluso se veía ya
el paso clave: ese surco abierto, casi en la cuerda, en la roca del tercio
superior.
Desde
aquí, eran ya visibles, a través de la boca del valle, las montañas del este de
Andorra.
Ya en el
lomo, comencé a remontarlo por hierba empinada y, al dar con un cancho, lo pude
rodear por la izquierda, dominando...
... con
la vista los Estanys de Ransol, el Pic de la Cabaneta,...
... el
Pic de l’Estanyó, más allá del Estany dels Meners, y...
... la
Serrera.
Sobrepasado
el roquedo, al volver a la cuerda, pude ver la cresta al este, con el Pic dels
Meners en primer plano y el de Mil Menut sobresaliendo, más alto, detrás.
Por
delante, tras un descanso, el lomo se erguía pedregoso. En vez de rodearlo por
la izquierda, decidí probar esa especie de chimenea tumbada curvada que se ve.
Se trata
de una discontinuidad en la placa de esquisto que cubre el contrafuerte, que da
lugar a un pasillo poco profundo, entre medio y un metro, lleno de una pedrera
muy suelta. Como el terreno no es vertical del todo, apoyando las manos a ambos
lados y pisando el inestable suelo, se trepa bastante bien (I+) y con razonable
seguridad.
Aunque no
hay que olvidad que van a ser cincuenta metros sostenidos y expuestos. Tras
ellos, el pasillo se abre, pero, como la pendiente también disminuye, casi se
puede pasar caminando (con cuidado).
A
continuación, me encontré un segundo obstáculo: un resalte, vertical pero de
mucha mejor roca, que superé por la parte izquierda, aprovechando...
... un
diedro inclinado con muy buenas presas (I+) y que no llega a diez metros.
Y, de
ahí, salí al lomo rocoso del cordal, ancho y libre de obstáculos. A mi
izquierda, muy cerca, vi una culminación y allí que fui. Pero no era aún la
cima del Pic de la Coma de Senyac, sino la cota que viene en el mapa como
2.821.
Desde
ahí, los picos del Estanyó y la Serrera formaban una magnífica pareja.
Mirando
atrás, se apreciaba cómo el panorama se iba ampliando. Qué pena que no
estuviera más claro.
Para
llegar a la primera cima de la jornada, tuve aún que superar un par de horcadas
y los correspondientes cuetos, todo de bloques estables, bastante más fáciles
que lo anterior (I) y, sobre todo, más seguro.
Al
culminar el Pic de la Coma de Senyac, aparecieron al oeste las montañas del
Pallars, destacando las picas Roja y de Estats, y, más cerca, la airosa y
característica silueta en forma de aleta de Tiburón del Tristaina.
Al norte,
el verde valle que da nombre al pico corría hacia la silueta de la Montagne de
Tabe.
Al este,
la cresta norte de Ransol, tras que destacaban las siluetas de quebradas de
Siscar. Y hasta se distinguían en el horizonte las cimas del Capcir.
Y, bueno,
al sur, Cabaneta, Estanyó y Serrera conformaban un precioso horizonte en torno
al Estany dels Meners. Retomé la marcha dirigiéndome a ese último pico por...
... la
cuerda, que no sólo es ancha y suave, sino que está recorrida por rastros de
senda.
Apenas
traspuesto el collado intermedio, una mirada atrás. Bonito aspecto el del Pic
de la Coma de Senyac. Con ese bravo oleaje montañoso al fondo. Desde aquí, se
ve, medio en sombra y con un neverillo en lo alto, la subida habitual. Creo
que, al menos sin nieve, es mejor por donde fui.
Superado
un tercio de la subida a cumbre, me encontré el último obstáculo del día, en
forma de una sucesión de pequeños resaltes verticales, con unos apoyos de lujo
(I). ¡A por la luna!
Luego, el
terreno se tendió y vi, a la derecha de la cuerda, la cumbre con su palitroque
señalizador.
Al llegar a la antecima, una mirada atrás
antes de perder perspectiva al...
...
recorrer la breve y suave arista cimera hasta el hito, al otro lado del cual,
se veían las montañas de antes al oeste. Repasemos:...
La Pica
Roja, aislada y tremenda, más allá de la cual se llegaban distinguir, gracias a
sus nieves, los macizos del Besiberri y la Maladeta (creo).
Más a la
derecha, la Pica de Estats y Tristaina, junto al cual...
... me
pareció muy atractivo el aspecto de las crestas de Puntussan.
Al norte,
se extendía una región de prados y cimas modestas, entre las que, si cabe
destacar alguna sería el Thoumasset, en el centro de la imagen.
La cresta
recorrida desde el anterior pico, se veía ahora con cierta perspectiva.
En la
cumbre, me reencontré con la senda del inicio de la excursión. Por ella, iba a
regresar, comenzando por descender por la arista sureste; la que cae hacia el
Pic de la Cabaneta.
A poco de
iniciar la bajada, se descubrió a mi izquierda el Estany dels Meners.
Pronto
quedó atrás la Serrera. Muy alto, pero que no es que tenga un aspecto muy
alpino.
Por
ejemplo, a mi derecha, el Pic de l’Estanyó es ya otra cosa.
Antes de
llegar al collado intermedio y para evitar un cancho, el trazo me desvió a la
izquierda de la cuerda, bajando a una collada más abajo, desde donde...
... se
veía así de bien el cresteo del día, incluida la rocosa arista sur del Pic de
la Coma de Senyac.
Al otro
lado, impresionante el Pic de la Cabaneta.
La senda
me llevó hacia la cuenca de los Estanys de Ransol a través de empinadas
praderas, en un tramo en que...
...
coincide con la Alta Ruta. Esto duró hasta llegar al cruce donde esa maña había
dejado la ruta normal de la Serrera, junto al mayor de los ibones. Ahora,
girando a la derecha (E) y...
... ya
por terreno conocido, proseguí el descenso del valle hasta...
... estar
de vuelta en la Central de Ransol cuando el calor empezaba a apretar de verdad,
tal como me había propuesto.
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