De las
dos pistas que salen ante la Iglesia de San Martín de Tours, en Martín Muñoz de
Ayllón, tomamos la de la izquierda (SO), que se dirige hacia la base del lomo
de Las Aleguillas.
Antes,
cruza un arroyo, tal el que una recia pendiente nos dejó en lo alto de esta
cuerda, que sube directamente la Buitrera.
Alternando
tramos más y menos empinados, caminábamos entre robles que no nos dejaban ver
gran cosa alrededor.
Incluso
mirando atrás, a través del corte del carril, la visión del llano segoviano era
limitada.
Al dejar
atrás el arbolado, volvimos a ver los riscos de la cresta de la Buitrera ante
nosotros; a nuestra izquierda,...
... los
sucesivos lomos que se sucedían al este, hasta y final de la Sierra de Ayllón y
el extremo de la de Pela. Al lado contrario,...
... la
loma de Hontanares asomaba por encima de la cuerda que seguíamos.
Concretamente, se ven aquí el Lomo Gordo, el Merino y el Risco de la Cruz.
Estábamos
ya muy altos sobre el llano cuando empezamos a ver...
... el
Portillo de los Lobos a la derecha de la cuerda. Más o menos a su altura, la
pista acabó. De las dos sendas que salían, tomamos la de la derecha (SO), que
atraviesa en horizontal...
... la
ladera sobre el Arroyo del espinar, que separa los lomos de las Aleguillas y
Hontanares.
Siguiendo
la curva del monte, pasamos sobre el Portillo de los Lobos, a través del cual
asomaba el Pico del Lobo, y desembocamos en un camino algo más amplio, que
tomamos a la izquierda (S) para...
...
dejarlo a los pocos metros, por la izquierda también (SE), por...
... una
senda que encara la pendiente, bien marcada a su salida por un par de hitos.
A nuestra
derecha, la perspectiva hacia el Pico del Lobo era inmejorable.
Al llegar
a la cresta, el caminillo derivó ligeramente a la derecha para seguirla hacia
la cima, distinguible por el hito.
Durante
el trayecto, alguna bonita vista, como ésta de la cuerda que va hacia el Peñón
de los Arcos y el Alto Rey al fondo.
Y,
caminando estos metros finales por terreno muy tendido, nos podíamos recrear en
las vistas.
Al llegar
a la cima de la buitrera, se descubrieron, con el fondo del Ocejón, las aristas
que caen del Cervunalillo al...
... Río
Lillas. Siguiendo con el giro a la izquierda,...
Del llano
no se veía mucho, al taparlo en gran parte...
... la
propia cuerda por donde habíamos llegado.
Al oeste,
se veía la llanura acabar bruscamente ante la sierra, en cuya cresta destacaban
el Pico del lobo y el de Tres Provincias.
Para no
repetir trayecto, decidimos volver hacia el Portillo de los Lobos por una senda
que va más abajo por la ladera. Y, para no sufrir la bajada a través del
matorral, continuamos por la senda que sigue la cuerda hacia el Parrejón. Las
dos cimas intermedias, Cervunalillo y Cervunal, las rodeamos por la vertiente
oeste, aunque...
... en
alguna horcada, nos asomamos al este.
Al ir
quedando atrás, la Buitrera presenta un aspecto más atractivo desde este lado.
Así
llegamos al Collado del Cervunal, desde donde una subida suave y...
... breve
nos dejó...
... en la
cima del segundo pico del Día.
Desde el
Alto del Parrejón, varía la perspectiva hacia el Pico del Lobo.
La que es
nueva es la vista al sur, que incluye el Pico del Granero y la Cresta del
Dragón.
Iniciamos
el regreso volviendo al pie del cueto cimero, donde, de la senda por la que
habíamos venido, sale a la izquierda (N) otra que va también al Portillo de los
Lobos, pero a través de la ladera.
Al ir
ahora más bajos, mejoraba la perspectiva sobre el Arroyo de la Tejera, pero...
... sobre
nosotros, la cresta de la Buitrera tenía un aspecto más bien decepcionante.
Bonita
imagen del Alto del Parrejón al quedar atrás.
Y así
fuimos llegando de nuevo al Portillo de los Lobos, mientras...
... la
constante vista del Pico del Lobo seguía atrayendo nuestras miradas.
Llegando al
portillo, sin tocar el trayecto de ida, nos desviamos antes a la izquierda (O)
para bajar al fondo de la horcada y subir por el lomo opuesta hacia el pico
Zopégado.
Al ganar
altura, una mirada atrás a la cresta de la Buitrera.
A partir
de esta cima, recorrimos el lomo de Hontanares hasta su base. Primero, hasta la
siguiente cima, el Cerro Gordo,...
...
bajada y subida suaves y con buena senda.
En este
pico, la traza debe de dividirse; no nos dimos cuenta hasta que vimos, en la
siguiente bajada, que nos desviábamos más de la cuenta a la izquierda de la
cuerda. Pero no supuso un problema, ya que el terreno despejado y la pendiente
moderada nos permitieron regresar al otro trazo, el bueno, y continuar por
él...
... el
descenso hasta el Merino.
A partir
de ahí, el terreno se volvió abrupto, incluyendo...
...
incluso algún destrepe (I) corto, como el de la foto, que es el segundo escalón
bajo el vértice.
También,
otros lugares donde hay que apoyar las manos, pero el paso es extremadamente
empinado y suelto.
La cosa mejoró
llegando al Risco de la Cruz, que atravesamos por un corte a la derecha de la
cima, hacia el que nos condujeron traza e hitos.
Una
mirada a los resaltes bajo el merino, antes de...
...
meternos en el pasillo pedregoso antes mencionado.
La
cuerda, a continuación, es compleja, con vegetación molesta y peñascos que
rodear. Se agradecía la senda.
Luego,
mejoró, ya al bajar hacia el...
...
Collado de la Fuente. Aquí, la senda gira a la izquierda (O) para bajar al Santuario
de Hontanares, desde el que una pista va, en ligera subida, al Mirador de
Piedras Llanas. Queriendo evitar ese rodeo, continuamos por el cordal,
siguiendo un trazo más difuso, que nos llevó hacia el corte entre dos riscos
que se veían delante.
De ahí
salimos a un entorno confuso de peñascos y retoños de roble, muy incómodo y
laborioso de caminar. Las vistas, pese a la perspectiva ganada, no eran muy
diferentes a lo que llevábamos viendo casi todo el día.
Incluyó
también, para evitar lo más alto y abrupto de un risco, una travesía aérea,
pero sin dificultad y marcada con hitos, por una repisa del costado oriental
del roquedo.
De vuelta
a la cuerda, que seguía distando de resultar cómoda, una mirada atrás, antes
de...
...
emprender un descenso más acusado por pedrera, que transcurrió a la izquierda
del crestón que se eleva en la arista. Desde aquí, empezamos a ver el mirador
hacia el que nos dirigíamos. Luego, cuando el roquedo se hizo menos potente
giramos a la derecha, lo traspusimos y retomamos la bajada, entrando...
... en un
espeso robledal. Aquí, siendo el terreno uniforme, dejamos de buscar hitos y
bajamos por línea directa, sin más, hasta...
... ir a
salir a un cortafuegos, ya muy abajo y cerca del Mirador de Piedras Llanas.
Allí, desembocamos en una carretera que tomamos a la derecha (NE) para dejarla
a los pocos metros, junto...
... al
acceso al mirador propiamente dicho, por una senda a la derecha (NE), que se
interna en el robledal.
El camino
desembocó en otro más ancho, que tomamos a la derecha (SE) para dejarlo, a los
pocos metros, por un rectilíneo carril que salía a la izquierda (NE). Por
cierto, todos los cruces a partir del mirador estaban señalizados con cartel.
Pero los cito, por si acaso. Al girar el carril al sur, lo dejamos por la
izquierda para...
...
mantener la dirección original (NE), caminando ahora por un estrecho sendero
entre robles.
Salimos
del bosque junto a unos abrevaderos al borde de una pista, que tomamos a la
derecha (S), dirigiéndonos a la sierra. Al poco, desembocamos en otro carril,
paralelo a la misma, que seguimos a la derecha (E), pues no es otro que...
... uno
de los que salían de la Iglesia de San Martín de Tours, el que no habíamos
tomado al inicio de la excursión. Y que ahora, en pocos minutos, nos dejó de
vuelta en la misma.
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