Pico Cortés (2.371)

ASCENSIÓN DESDE LOS PUERTOS DE ÁLIVA

CANALÓN DEL JIERRO Y BAJADA POR LAS GRAJAS

El Pico Cortés es la segunda cumbre del macizo oriental de Picos de Europa o de Andara y su cima importante más oriental. Se trata de una potente pirámide caliza, que culmina una accidentada cresta en el oeste del macizo. Sus empinadas vertientes presentan un relieve complejo, estando cortadas por multitud de canales y aristas. Por su posición, constituye un inmejorable punto de vista hacia el frente oriental del Macizo de Los Urrieles, del que lo separa el alto valle del Duje, y sobre el conjunto de la Liébana y las montañas que la rodean.

La ruta parte del collado de los Puertos de Áliva, que separa los macizos central y oriental de Picos de Europa, y desciende al norte bajo la cresta que culmina en el Pico Cortés hasta dejarla atrás y encontrar el Canalón del Jierro para remontarlo hasta la cima. Luego, para bajar, recorre la cresta al sur hasta la Canal de las Grajas, vía normal de esta vertiente, y desciende para regresar a los Puertos de Áliva.

El Pico Cortes desde el noreste; a la derecha, en sombra, tramo superior del Canalón del Jierro

SITUACIÓN:

  • Zona: Picos de Europa (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo de Andara
  • Base de partida: Espinama (Cantabria)
ACCESO: Espinama es una población del municipio de Camaleño situado en el extremo occidental de Cantabria, en la comarca de la Liébana, al pie de los Picos de Europa. De ahí, parte una pista, practicable con cuidado por turismos, que, remontando el Río Nevandi, alcanza los Puertos de Áliva, a 5 km del pueblo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.416 / 2.371
  • Mi tiempo efectivo: 5h52
  • Mi tiempo total: 7h48
  • Dificultades: PD-. Varios pasos de I grado y un par de ellos de II, todos cortos y poco expuestos. Largos tramos sin camino ni señalización, incluyendo pedreras inestables y fuertes pendientes.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En los Puertos de Áliva, tomar la pista que baja, al norte, hacia el Campo Mayor. Pasado este gran prado, dejar el camino por la derecha (NE), para atravesar la ladera, aprovechando trazas de ganado, hasta alcanzar el Canalón del Jierro. Girar a la derecha (SE) y remontarlo hasta pasar un espolón hacia los 1.800 m de altitud. Dejar entonces la canal principal por otra que sube a la derecha (S), e incluye algunas trepadas de escasa dificultad (II). Al alcanzar la cuerda, seguirla a la derecha (SO) hasta a la cima del Pico Cortés (PD).

Buscar una traza marcada con hitos que sale al SO y baja en diagonal por la ladera. Seguirla para encontrar la manera más fácil de superar algunos pasos escabrosos (I), recuperando la cuerda en el Collado (2.215) (F), que se abre al norte del Prau Cortés. Siempre siguiendo las señales, bajar por la vaguada derecha (O), pasando un lomo para entrar en la Canal de las Grajas. Descender por ella, sobre guijarros inestables y muy empinados. Al salir a la ladera herbosa que se extiende debajo, girar a la izquierda (S) para atravesarla hasta la Mesa Cimera (F). A partir de ahí, el itinerario se hace incierto, pero teniendo el final a la vista, descender por los prados al Campo Menor y recuperar el camino del inicio para volver a los Puertos de Áliva.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión muy completa, bonita y de cierta exigencia. Se podía acometer también desde las Vegas del Toro, pero desde Áliva es menor el desnivel. Respecto al acceso en vehículo, desde Espinama la pista es estupenda, casi toda de cemento, hasta Igüedri; más arriba, la encontré en condiciones no tan buenas pero, yendo con cuidado, como siempre, suficientes como para pasar con un turismo que no vaya excesivamente cargado. Del acceso desde Sotres, se puede decir más o menos lo mismo; la pista no es perfecta, pero, con un turismo normal se llega bien si se conduce con cuidado. De hecho, el Pirineo está lleno de pistas peores que la gente suele remontar con turismo habitualmente.

Respecto a las cosas que merecen ser comentadas sobre la ruta en sí, destaca la bajada por la Canal de las Grajas. Es muy empinada y está cubierta por pedrera muy fina e inestable, que encontré sin pisar, de modo que bajé casi todo el tiempo resbalando y hundido hasta los tobillos, por lo que unas buenas botas duras y el bastón son casi imprescindibles. También merece atención la orientación a lo largo de casi toda la ruta. En el Jierro, aunque está marcada, casi me dejé atrás la canal secundaria que conduce a la cumbre; la mejor señal es el espolón al que hago referencia y que, si miras las fotos, es bastante característico. La travesía bajo la cresta entre el Pico Cortes y el collado de Prao Cortés, pese a estar balizada también, tiene algunos puntos confusos; procurar no perder los hitos. Sin embargo, a la ida, en el tramo sin senda entre el Campo Mayor y el Canalón del Jierro para mantener cota, no importa perder la traza, ya que el terreno es cómodo y uniforme. Finalmente, seguro que hay maneras más prácticas de ir de la Mesa Cimera a los Puertos de Áliva que como yo lo hice; dejarse guiar por la vista y no hacer mucho caso a mi track en ese final. Tampoco en el tercio superior del Canalón del Jierro, pues el GPS hizo cosas raras en la parte más angosta.

RELATO GRÁFICO:


En los Puertos de Áliva, tomé el carril que, desde la pista de Espinama a Sotres, sale al noroeste, hacia donde se elevaban los Picos de Cámara.

Volviéndome a los pocos metros, podía ver esta bonita estampa del Coriscao, en la Sierra mediana, enmarcado en el collado.

Caminaba entre el frente oriental de los Urrieles, donde destacaba la Peñas Vieja, y...

... la cresta que, desde los Picos de Cámara, culmina en el Cortés. Perdiendo suavemente altura, pasé dos prados, llamados Campo Menor y Mayor. Al final de este último, dejé el camino por la derecha (NE) para seguir un corto trecho por el fondo de la vaguada y, luego, cuando gira a la izquierda, dejarla...

... recto para atravesar, manteniendo cota o subiendo ligeramente, según me llevaban el terreno y los trazos del ganado la empinada ladera de hierba y...

... piedras que se extiende bajo el Pico Cortés.

Al desplazarme al norte, fueron quedando atrás los Puertos de Áliva y la Peña Vieja, mientras que...

... se iba descubriendo, al otro lado del valle, el resto de la cresta que va de ésta al Escamellao y...

... la vista se extendía Duje abajo, hasta llegar a ver el caserío de las Vegas del Toro bajo la Peña Castil. Tras un rato de travesía relativamente cómoda, atravesé una valla, entrando en Asturias y...

... en la vertiente del Canalón del Jierro. Procurando perder la menor cota, me dirigí a su eje, que alcancé un poco por debajo de los 1.600 m de altitud, y comencé a remontarlo,...

... siguiendo un sutil rastro en la hierba que cubría un lomo. Sobre mí, se desplegaban la Morra de Lechugales, el Cueto de la Encina y el Pico Cortés. Curiosamente, el segundo, que es el más modesto, es el que presentaba un aspecto más atractivo desde aquí.

A mi derecha, se iban descubriendo algunos picos de la parte central de Los Urrieles.

Atrás, sobre las Vegas del Toro, la Canal de Camburero.

El terreno se fue volviendo más pedregoso mientras me acercaba a un espolón que parte la canal. Ahora que veo la foto, podía haberlo rodeado por la derecha, pero, siguiendo el trazo, fui por la izquierda, hasta que, hacia...

... los 1.800 m de altitud, al ir a sobrepasarlo, me di cuenta de que la traza no iba hacia donde yo quería. Así que la abandoné, girando a la derecha (SO), para superar una canalita de hierba y piedras (I), que...

... sería la primera trepada del día y que...

... me dejó sobre el espolón y ante una ladera de hierba y cantos, que ascendía hacia una canal rocosa que, alejándose del Canalón, ascendía al sur, donde debía de estar la cima del Pico Cortés. El terreno era bueno y me dirigí hacia ella. Los canchos que surgían aquí y allí eran todos evitables.

Al ganar altitud, empecé a distinguir algo aguas abajo del Duje: las nubes cubrían el litoral asturiano.

A mi izquierda, apareció la característica cima de la Morra de Lechugales.

Y la boca de la canal, cada vez más cerca.

Otra mirada atrás, justo antes de entrar: aún distinguí la Pica Turbina surgiendo de las nubes.

Y, la Morra, cada vez más evidente.

Hacia los 2.150 m de altitud; es decir, 200 por debajo de cumbre, la canal comienza con una placa, inclinada y con mucho apoyo en general, pero con algún paso en que hube de fiarme de la adherencia (II).

Luego, el terreno se tiende y es superable caminando, salvo unos pocos resaltes muy cortos y fáciles (I).

A mi alrededor, el entorno era impresionante: a mi derecha,...

... hacia arriba y...

... abajo.

Llegando bajo la cumbre, me pareció más cómodo desviarme a la derecha del fondo del corredor, muy suelto, y trepar por unas fisuras inclinadas que presentaba la roca (II). Al cabo de diez o doce metros, salí a...

... una rampa de pedregosa desde donde se veían así el Cueto de la Encina y la Morra de Lechugales y que me llevó a la cuerda, al otro lado de la cual...

... se extendía a la vista la Liébana bajo las crestas de Peña Sagra y el Alto Campoo.

Mirando atrás, la canal no se veía bien, pero, de todas formas, el panorama impresionaba.

Ya sólo me quedaba, para llegar a la cima, superar un breve y fácil (I) lomo rocoso que subía a la derecha (SO).

Al culminar el Pico Cortés, lo Urrieles reaparecieron más allá del hito, con las peñas Vieja y Castil destacando en los extremos. Por cierto, que esta última mostraba un punto brillante en la cima. ¿Una placa? A la derecha,...

... mar de nubes más allá de los últimos rebordes septentrionales de Picos.

Al noreste, maravillosa, la Morra de Lechugales.

Siguiendo con el giro, en el horizonte se extendían las crestas de Peña Sagra, el Alto Campoo,...

... Alto Carrión y Sierra Mediana, en torno a la Liébana. Más cerca, el Prau Cortés. El collado que se abre delante sería el siguiente hito de la jornada y, para llegar a él,...

... busqué, al oeste del vértice, hacia donde se veían los Puertos de Áliva y la peña Vieja, una senda precaria pero marcada con hitos. Siguiéndola, comencé a descender en diagonal por la vertiente occidental de la cresta.

Siguiendo con atención las señales, no encontré obstáculos significativos, pero hube de apoyar alguna vez las manos (I) y...

... pasar por sitios escabrosos o incómodos. Como para compensar, las vistas eran de fábula...

... allí donde mirara.

Luego, rodeé por abajo este espolón, por una terraza cómoda, pero...

... con un paso expuesto (II-) en su acceso.

A continuación, rodeé un amplio embudo terroso dominado por riscos, que es...

... la boca superior de la Canal de Covarrones. Por también podría haber bajado, pero es más fácil la de las Grajas, o eso creo.

Salí del embudo por una chimenea ancha, teniendo que trepar varios escalones, todos cortos y fáciles (I).

Desde la salida, me volvía a contemplar esta maravilla perspectiva del Pico Cortés.

Al otro lado, el Prao Cortés y su collado norte. Siguiendo los hitos, flanqueé la cresta hasta una horcada, a la derecha de la cual se abría la Canal de las Grajas. Pero no bajé aún, sino que rodeé un espolón y salí a la segunda horcada, teóricamente para ahorrarme la parte inicial y más empinada. No sé si realmente es así.

Bueno; en todo caso, merece la pena el pequeño rodeo, pues la vista hacia la Canal del Cortes y las crestas que la dominan y...

... culminan en el Pico Cortés es espléndida.

La cosa es que, desde el punto más bajo del collado (2.215), busqué una bajada marcada a la derecha y atrás (NO). No la encontré, pero, como el terreno no era malo, descendía en diagonal por la hierba hacia un espolón rocoso cercano. Al trasponerlo, me encontré ante...

... la Canal de las Grajas, de la cual me separaba una empinada ladera pedregosa. La travesé hacia la derecha, perdiendo poca altura, para pasar junto a un hito que parecía invitar a entrar en ella por ahí. Y ya no vería otro.

Pero la cosa estaba clara. Tras echar una mirada arriba, descubriendo que la baja por ahí no parece tan mala,...

... tomé aire y me dejé caer por el eje del tubo, empinadísimo y cubierto de una grava fina en la que me hundía hasta los tobillos.

Con los bastones de timón y haciendo equilibrios, perdía altura con bastante rapidez durante 350 ó 400 metros de desnivel y...

... salí de la canal. Al llegar a la hierba, giré a la izquierda (S) y continué bajando ahora en diagonal, hacia la Mesa Cimera, el gran rellano que veía más abajo.

Al ratito, topé con una mala senda, pero bastante clara, y, como llevaba mi dirección, me incorporé a ella.

Desde la mesa Cimera, descubrí ya el cruce, en los Puertos de Áliva, de donde había salido esa mañana, más allá del Campo Menor. Y, a partir de aquí, dejé de atender trazas u otras señales y me dediqué a ir hacia el mismo. Me tocó subir brevemente un par de veces y rodear algún obstáculo imprevisto. Creo me ganó la impaciencia y que hay formas mejores de cerrar la ruta, pero la cosa es que llegué.

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