Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ascensión
corta y bastante fácil para lo que se suele encontrar en Picos de Europa, pero
muy bonita. Si no se quiere usar el teleférico, mejor que desde Fuente Dé, se
puede subir hasta la Horcadina de Covarrobres desde los Puertos de Áliva,
accesibles en vehículo; es menos desnivel y también bonito. Y, si lo que se
quiere es recorrer verticalmente el circo de Fuente Dé, yo lo dejaría para
bajar. Respecto a las trepadas, son sumamente fáciles, pero expuestas; alguna,
mucho; por ello, recomiendo esta ruta sólo para excursionistas con el paso
seguro.
RELATO GRÁFICO:
Tras la
subida en teleférico,...
...
llegué al panorámico mirador del Cable, desde donde se disfruta de un magnífico
panorama, con las montañas del Alto Carrión y la Sierra Mediana dominando la
Liébana.
Pero el
objeto de la jornada estaba al otro lado, al norte, donde la cresta que va del
Pico Tesorero a la Peña Vieja dominaba el paisaje. En medio, destacaba por su
color la Torre de los Horcados Rojos y también se veían, sabiendo
identificarlos, los Picos de Santa Ana. Para dirigirme a ellos, comencé a
caminar por el ancho camino, casi pista, que se dirige hacia el interior del
macizo bajo ese cresterío. En las fotos, hasta ahora, el cielo aparece limpio,
pero...
... hacia
la parte de las Peñas Cifuentes, al oeste, empezaban a subir algunas nubes.
Bueno, de
momento, yo seguía al sol. Al poco de empezar, el camino pasa ante la Horcadina
de Covarrobres, que se abre al pie de la Peña Vieja. Merece la pena dejar por
un momento la ruta y asomarse a la horcada para...
... ver
lo más alto del Macizo de Andara, la Morra de Lechugales y el Pico Cortés, al
otro lado de los verdes Puertos de Áliva.
De vuelta
en el camino, a mi izquierda, al otro lado del Jou de Lloroza, se había
descubierto, casi al completo, la cresta que va del masivo Pico de San Carlos
al Llambrión.
Luego,
cuando el carril gira casi en redondo, lo dejé por otro algo menos ancho que,
manteniendo la dirección (NO), entra en el pasaje de la Vueltona y continua con
su ligero ascenso. A la salida del pasillo, aparecieron al fondo, a la
izquierda de la Torre de los Horcados Rojos,...
... el
Tesorero y el puntito blanco de Cabaña Verónica. A partir de aquí, el camino se
hizo senda y se empinó.
Mirando
atrás, vi que las nubes cubrían las crestas del Alto Carrión y algunas,
pequeñas y sutiles, entraban por la Vueltona.
Pero el
cielo seguía limpio sobre mi cabeza y las paredes de la Peña Vieja. O casi.
Así, al
culminar la cuesta, cuando la senda se tiende al pie de la roca de los Horcados
Rojos, la dejé por la derecha (NE) para...
... tomar
otra vereda, muy bien acondicionada, que remonta el diagonal la ladera hacia la
Peña Vieja, buscando la Canalona. Y, aquí, las nubes acabaron por...
...
alcanzarme, aunque su densidad aún era pequeña y me dejaban distinguir el tajo
al que me dirigía.
De hecho,
nunca llegaron a estorbarme seriamente la visión. Y casi agradecía su
presencia, que, como tantas veces, daba un encanto especial a las montañas.
Caminando
con total comodidad, pues, pasé bajo la Aguja Bustamante antes de...
...
acometer el breve y empinado tramo final de la Canalona; es lo más duro de la
ruta, pero, con...
... un
camino tan bueno, se pasa bien.
Al llegar
al collado, el panorama al otro lado era francamente sombrío.
Y la Peña
Vieja aunque brillaba, lo hacía bajo un sol velado.
Mirando
atrás a través de la horcada, la cresta del grupo del Llambrión se había tapado
ya.
Precisamente,
el poco cielo azul que se veía me marcaba el camino. A mi izquierda (NO), se
elevaba el Pico de Santa Ana Occidental, mi primer objetivo. Pero no iba a
subirlo directamente. Buscando la ruta fácil, comencé por atravesar su
vertiente oeste, siguiendo una senda que subía en diagonal a través de la misma.
Al llegar a un lomo secundario, desde el que...
... se
descubrieron totalmente el Collado de Santa Ana y el Tiro Navarro, giré a la
izquierda (O), dejando el trazo para...
...
remontar una pedrera hacia la cumbre aparente. Vi algún hito aquí y allá, pero
creo que merece más la pena dejarse guiar por los ojos e ir por donde mejor
parezca.
Al cabo
de unos 80 m de desnivel en este plan, y a falta de unos 30 para la cima,
llegué a la roca, que se presenta en forma de placas muy cinceladas y tendidas
(I) y que superé gateando sin mayor problema.
Mientras
tanto, las nubes habían ido acercándose subrepticiamente y formaban, con la
peña Vieja, este bonito cuadro.
Al
culminar la trepada, me encontré sobre la cuerda, con la cima pocos metros a mi
derecha. Para llegar a ella, aún tuve que atravesar una pequeña horcada (I).
Desde
esta cima occidental, se veía muy bien el Pico de Santa Ana, al otro lado de
una profunda brecha, razón por la, para llegar a él, bajaría a rodear la cresta
por el norte. Al fondo, las nubes seguían metiéndose, pero aún se distinguían
las torres de Cerredo y la Párdida. Mirando a la derecha,...
... al
otro lado del Collado de Santa Ana, el Tiro Navarro y, siguiendo la cresta a la
izquierda, los Campanarios y las Moñetas.
Al lado
contrario, la visión era casi nula. De vez en cuando, se abría un hueco en los
vapores, mostrando un incierto paisaje rocoso.
Para ir
al pico principal, comencé yendo en sentido contrario, deshaciendo el camino de
subida, primero por la cresta y...
... luego
por las placas. Al principio de descenderlas, vi un hito y, a la izquierda del
mismo, una repisa que me llevó a...
... lo
alto de un canalón o chimenea fácil (I), que puede ser una alternativa menos
expuesta a las placas, sobre todo para bajar. Al llegar a la pedrera, giré
ahora a la izquierda (N) para...
... descender
en diagonal bajo el cancho, aprovechando una repisa.
Enseguida,
a la vista del Jou de los Boches, vi unos hitos y un sutil rastro en la
pedrera, que invitaban a continuar atravesando la ladera en gradual descenso.
Por
entonces, me fijé en que un par de montañeros se movían por la arista de
enfrente hacia los Campanarios.
No tardé
en topar con una traza algo más claro, aunque tampoco mucho y con un balizado
más regular. Es la senda que viene del Collado de Santa Ana y la tomé a la
izquierda (O), pasando a avanzar en horizontal.
Sobre mí,
iba viendo quedar atrás el pico occidental.
Luego,
pasé bajo la brecha entre las dos cimas y...
...
enseguida acabó la traza ante una pulida placa. Es muy inclinada (I), lo que no
quita para que...
...
impresionara mirar abajo mientras la atravesaba.
Una vez
en el lomo del otro lado, dejé la travesía para remontarlo, superando fáciles y
cortos resaltes (I). Al cabo de unos 12 m,...
...
encontré una instalación de rápel y la roca se empinó. Giré entonces a la
izquierda para atravesar la placa por lo menos empinado. El paso, es algo menos
fácil que lo pasado (I+), pero no es complicado, pues la roca es rugosa y tiene
apoyos mediocres pero suficientes. De hecho, pasé caminando, con una mano
tocando la pared para guardar el equilibrio. Sin embargo, la exposición es
tremenda.
Así, salí
a la cuerda junto a la cumbre. Y así se veía el otro pico.
Aunque
sobre mí podía ver retazos de azul a través de las nubes, la visibilidad seguía
siendo muy limitada. Por ejemplo, al oeste esto es lo más que llegué a ver,
pese a estar un buen rato en cumbre.
Al
noroeste, sólo hacia abajo: Jous de los Boches y Sin Terra.
Cuando,
al cabo de un rato, me cansé de esperar, comencé el descenso, deshaciendo el
camino por donde había llegado. Atravesando la placa grande, empezó a despejar
por la parte del Collado de Santa Ana y Tiro Navarro. ¿O era yo que salía de la
nube?
No, no;
parece que despejaba. Llegando bajo la horcada intermedia, el pico occidental
se veía ya libre de nubes y también, al fondo, se destapaba el Macizo de
Andara. Ahora, para volver al Collado de Santa Ana, no era más que seguir la
senda, que se fue haciendo más clara según bajaba.
Al paso
por la horcada, el Tiro Navarro a la izquierda;...
... Torre
Cerredo y de la Párdida detrás;...
... los Picos
de Santa Ana a la derecha, y...
... la
Peña Vieja sobre el Collado de la Canalona por delante.
Por
cierto, ¡cómo estaba la Peña Vieja! De gente, digo.
Mientras,
se descubrió del todo el Pico Cortes. De los prados de Áliva a la cima. Mañana,
allí.
Al entrar
de nuevo en la Canalona, sí se veía toda la cresta que culmina en el Llambrión.
Y, en segundo término, a la izquierda, las torres de Salinas y del Hoyo de
Liordes.
Bajando
por el tubo, iba viendo a mi derecha el pasillo de la Vueltona, por donde...
...
pasaría a continuación, admirando las paredes de la Peña Vieja.
Y, de
ahí, ya sólo dejarme caer hasta El Cable.
Qué buena
tarde se había quedado, como se ve en esta brillante perspectiva de Peña Remoña
o...
...
Fuente Dé, mirando abajo desde el Cable, a punto de tomar el teleférico.
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