Cima de las Banderillas (1.993)

ASCENSIÓN DESDE EL CAMPO DEL ESPINO

CUERDA COMPLETA DE LAS BANDERILLAS

En el extremo suroccidental de la Sierra del Segura se eleva una cresta culminada en dos prominentes picos, conocida como Cuerda de las Banderillas. Situada a caballo del desolado altiplano de Hernán Pelea y el valle del Guadalquivir, que es aquí un profundo tajo de flancos abruptos en que se mezclan el verde de los pinos con el variado colorido mineral de la caliza, en esta montaña se combinan características de esos dos entornos tan distintos. El gran contraste entre ambas vertientes y su considerable prominencia dotan a esta cresta de uno de los panoramas más impresionantes y hermosos de toda la Cordillera Prebética.

Partiendo del lugar más cercano a la montaña accesible en vehículo privado, se trata de encaramarse a la cuerda por lo más directo y recorrerla, tocando sus dos cimas principales. Luego, continuamos recorriendo la cresta al suroeste hasta dar con una senda, hacia los 1.750 m de altitud, que la cruza, permitiendo una cómoda bajada al valle del Pinar Negro, que corre al pie de la vertiente sureste y por el cual regresaremos al punto inicial.

La Cuerda de las Banderillas sobre los Campos de Hernán Pelea

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra del Segura
  • Base de partida: Pontones (Jaén)
ACCESO: Pontones es uno de los núcleos del municipio jiennense de Santiago-Pontones, situado en el extremo oriental de la provincia, en pleno sector meridional de la Sierra del Segura. No se parte de ahí, sino de la barrera de los Campos del Espino, a 16 km de Pontones, de los que los 11 últimos, a partir del nacimiento del Río Segura, son por pista mediocre, pero transitable por turismos (con cuidado y poco cargados). Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.640 / 1.993
  • Mi tiempo efectivo: 4h32
  • Mi tiempo total: 5h20
  • Dificultades: Ninguna. El paso por el pico noreste de las Banderillas se hace sin senda ni señalización, pero el terreno, evitando los canchos de la arista, carece de dificultad, es razonablemente cómodo y, la orientación, obvia (se trata de seguir la cuerda). El resto, transcurre por caminos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Campo del Espino por el Camino de los Charcones, que se dirige al oeste. Cuando se bifurca, continuar por la derecha (N), para encaramarse a la Cuerda de las Banderillas y comenzar a remontarla. Al separarse el carril del cordal, dejarlo por la derecha (N) para continuar siguiéndolo hasta la cima de la Banderilla NE. Proseguir por la cuerda al SO hasta el collado inmediato, desde donde una senda baja por la vertiente sur (izquierda) de la cuerda hasta volver a la pista ya conocida. Seguirla a la derecha (SO) hasta su final y, luego, continuar por la senda que la prolonga. Al pasar bajo el vértice geodésico, dejarla por la derecha (N) y atajar campo a través hasta la Cima de las Banderillas.

Seguir la cuerda a la izquierda (SO) hasta la otra punta, donde hay una caseta forestal, y tomar ahí la senda que sigue el cordal al SO. Hacia la cota 1.750, se cruza con otra que atraviesa la sierra. Tomarla a la izquierda (S), cruzando la arista y descendiendo en diagonal al NE por la ladera hasta desembocar en la pista que recorre el valle del Pinar Negro. Tomándola a la izquierda (NE), nos conducirá hasta el cruce previo a tomar la cuerda y al Campo del Espino.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Cada vez que voy, encuentro peor la pista que lleva del Nacimiento del Segura a los Campos de Hernán Pelea. Me da la impresión de que no hay mucho interés en mantenerla. La cosa es que, esta vez, conseguí llegar sin incidencias con mi coche, un turismo normal, pero extremando el cuidado. Ya veremos lo que tarda en hacerse intransitable. Porque una aproximación desde el nacimiento del Segura hacen 22 km entre ida y vuelta, dejando la ascensión en el día casi inasumible para muchos montañeros. Cabe pernoctar en refugio de Campo del Espino, dando a la excursión otra entidad, que igual la Cuerda de las Banderillas merece.

Porque, incluso en una zona tan pródigas en paisajes bonitos e impresionantes como ésta, las vistas desde la cuerda destacan. Y eso que las vistas no son muy extensas. Sólo un trozo de Sierra Nevada y Mágina se ven fuera de la Prebética, que no es mucho. En esta montaña son los entornos tan variados y fascinantes que se extienden por las cercanías los que dan atractivo a la ascensión.

La Banderilla noreste, que llamo así a falta de otra denominación, que he buscado y no he entrado, no es un pico visitado. Y merece la pena, para ver la cumbre vecina desde uno de sus mejores ángulos, antes de dirigirse a ella. No sólo hube de salirme de senda para llegar; además, no encontré hito en la cima, donde hay dos peñascos de altura tan similar, que no sabría decir cuál es más alto. Me subí a los dos.

RELATO GRÁFICO:

Salí del Campo del Espino cruzando la berrera que corta una pista que se dirige al oeste, hacia la Cuerda de las Banderillas. Pero para dejarla enseguida, cuando unas rodadas salen a la derecha (O). Realmente, daría igual seguir por el carril, pero, por ese lado, se ahorra un rodeo. Me rodeaba un entorno peculiar para estar a más de 1.700 m de altitud; un llano herboso que se extendía, por delante, hasta la cresta; a mi izquierda,...

... hasta una línea de los modestos calares de Cañada Rincón y Camarillas; y, del lado contrario,...

... hasta el Cerezuelo y Las Palomas, entre los cuales llegaba a verse el Almorchón.

Al avanzar, descubrí un pinar al pie de las Banderillas; es el extremo septentrional del llamado Negro. Llegando a su linde, me...

... reencontré con la pista, que tomé a la derecha (N), entrando a continuación entre los árboles.

En el bosque, se mezclaban roca y pinos en una armoniosa mezcla.

De vez en cuando, la caliza adoptaba formas curiosas.

Llegando al pie de las Banderillas, la pista se bifurcó. Continué por la derecha (NO), dirigiéndome al hueco entre esa montaña y...

... el Morro de Cagasebo. Ahí, la sierra presenta un amplio collado escasamente accidentado, asomándome al cual...

... vi, por vez primera en la jornada, la tremenda caída de la cara occidental, tan diferente a la que acababa de remontar.

Abajo, unos verdes barrancos trufados de canchos anaranjados bajaban hacia el valle del Guadalquivir, mil metros más abajo al otro lado del cual se alzaba la Sierra de las Villas, continuación al norte de la de Cazorla.

A partir de aquí, la pista gira para remontar la Cuerda de las Banderillas, que se presentó al principio como un ancho lomo cubierto de pinos con algún roquedo.

A mi izquierda, el Pinar Negro iba quedando abajo, dejando ver de nuevo las crestas de las Camarillas y el Calar del Pino, que lo limitan al otro lado.

Cuando, tras una curva a la izquierda, la pista empezó a separarse del lomo del cordal, la dejé, siguiendo recto (N) en el giro para encaramarme a la misma. Mi propósito con esto era pasar por el pico noreste (1.925), ganando su cima por la cuerda.

De momento, y según gané la arista, este desvío de la ruta establecida me regaló esta vertiginosa visión del Hoyo de Aguasmulas.

Pero no hay que alarmarse: la subida por la cuerda, aun sin senda, no podía presentarse más cómoda y agradable bajo los pinos. Y, si bien algunos canchos cortaban el paso, todos los pude rodear sin dificultad, casi siempre por la izquierda.

Pues, a la derecha, el terreno solía ser más abrupto, por lo que, por otro lado, había que asomarse vez en cuando.

Al pasar por una zona desprovista de arbolado, vi la cima, ya cercana, y, también, a mi derecha,...

... la Sierra de las Villas, en una perspectiva más amplia que antes. Al otro lado,...

... sobre los Campos de Hernán Pelea, había surgido la Sagra y, más a la derecha,...

... las sierras Seca y de Castril. Poco después, junto a ésta,...

... se unió al panorama un trocito de Sierra Nevada.

Al mirar atrás, no hay que dejarse engañar por el aspecto de la cuerda. Insisto en que todos esos roquedos se pueden rodear y se puede subir caminando.

Así llegué a la Banderilla Noreste, culminada por dos peñascos de similar altura. No había hito y no sabría decir cuál es más alto.

Desde el primero, el más oriental, se ve así la caída hacia el Guadalquivir y la Sierra de las Villas al otro lado. Al otro lado,...

... el Campo del espino bajo el Calar de las Palomas y la Guillimona y la Sagra asomando más lejos.

Desde el canto occidental, la Sierra de Castril y Sierra nevada, ahora un poco más completa.

Pero no me entretuve mucho, que la cumbre esperaba tentadora, más allá de un corto trecho de cuerda. Eso sí, éste es el segundo premio de este desvío; enmarcada las sierras del Pozo y Mágina, una perspectiva magnífica de la Cima de las Banderillas sobre el más alto de sus famosos Cintos. Me encaminé hacia ella, caminando por la cuerda,...

... ancha, suave y despejada. A partir del primer collado (1.869) de los tres que se abren en la depresión intermedia, encontré...

... una senda borrosa pero suficiente para acomodar aún más el paso. La traza me llevó a través de la vertiente izquierda a...

... reencontrar la pista. Como, por este lado, la cumbre presenta un corte importante, decidí seguir el camino a partir de ahora. Tomé pues la pista a la derecha (O) y, cuando acabó en otro collado, continué por la senda que la prolonga.

El camino, bastante bueno, gana altura en diagonal por la vertiente meridional, pero...

... manteniéndose bastante por debajo de la cuerda para rodear unos potentes canchos aprovechando una repisa natural.

Desde ese balcón, había una vista del vallecito del Pinar Negro, por donde luego regresaría.

Una vez, quedaron atrás los roquedos, cuando...

... el terreno sobre mí se mostró favorable, dejé la senda para remontar la ladera...

... directamente hacia el hito geodésico, visible casi desde dejar el camino.

Al noroeste de la Cima de las Banderillas, se veía la Sierra de las Villas, embellecida, en mi opinión, por la banda de nubes de detrás. Más a la derecha,...

... el pico noreste, a la derecha del cual, se distingue el Campo del Espino. Continuando el giro a ese lado,...

... sobre los Campos de Hernán Pelea la Sagra y la Sierra Seca, seguida por...

... las de Castril y el Pozo. En medio, en Sierra Nevada, se llegaban a...

... identificar el Mulhacén y el Veleta.

Se cerraba la vuelta en la continuación de la propia cuerda, que se combaba hasta una prominencia en que se asiemtan una caseta forestal y un pequeño refugio. Algunos mapas llaman a eso Peña Palomera. Pero, en mi opinión, aunque bonito, no pasa de bulto en cresta.

Eso sí, el lugar posee una bonita vista de los dos picos de las Banderillas.

Comencé aquí la bajada, descendiendo por la cuerda al suroeste. Pronto, encontré una senda que la seguía, algo borrosa, pero reconocible y suficiente para hacer la progresión un poco más cómoda.

Tras un primer trecho muy suave,...

... la cuerda ganó pendiente, pero la culminación continuó siendo un lomo despejado, no muy ancho, pero sin dificultad.

Sin embargo, la senda pasó a ir por la vertiente derecha de la cuerda. Aquí, me pudo la pereza y fui por ella.

Bueno, al menos, se mantenían las vistas hacia la Sierra de las Villas y, también, vi...

... alguna curiosidad geológica.

Así, pues, no sé si evité algún obstáculo. La cosa es que, al ratito, la traza me devolvió a...

... la cuerda y volví a ver la vertiente del...

... Pinar Negro, por donde iba a deshacer lo caminado por la cuerda.

Aún volví a la vertiente derecha de la cuerda, ya bastante abajo. Al pasar un lomo, tras el cual el cordal se abre en un rellano, eché una mirada atrás, hacia... 

... el valle del Guadalquivir y la Sierra de las Villas, que iba a perder de vista por el resto de la excursión.

Hacia los 1.750 metros de altitud, la senda que seguía se cruzó con otra, algo más clara. Tomándola a la derecha (SE),...

... volví a la cuerda, para atravesarla y descender por el otro lado,...

... en una diagonal que me llevó hasta el llano del Pinar Negro, donde encontré...

... el carril que lo recorre y que tomé a la izquierda (NE). Bueno, al principio eran sólo unas rodadas, pero...

... pronto fue mejorando hasta convertirse en una buena pista. Así, fui dejando la zona de prados, pasando...

... bajo la cuerda antes recorrida, donde reconocí el gran resalte entre los dos picos, y...

... llegué de nuevo al bosque; aquél de la mezcla de pino y canchos.

No tardé en cerrar el circuito en el cruce bajo el extremo noreste de la Cuerda de las Banderillas, donde seguí por la derecha (NE), pasando a deshacer el camino de ida.

Vaya. No me fijé antes en esa dolina.

La proximidad del final se fue anunciando también por la aparición del Cagasebo entre los árboles.

Al salir del bosque, me encontré el atajo y lo tomé.

Aprovechando el paso por un lomo, una mirada atrás para despedirme de las Banderillas, antes de...

... la suave bajada final que me dejó en el campo del espino, donde esperaba pacientemente mi coche.

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