Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Excursión
asequible y muy bonita. El tipo de parajes que se atraviesan es típico de esta
zona, pero su belleza resulta extraordinaria. Tampoco es tan habitual disfrutar
de panoramas montañosos estando en un prado y no sobre el pico de una peña
caliza. No puedo decir que conozca esta parte de la montaña cantábrica, pero
habré hecho una docena de salidas previas por los alrededores y es, de momento,
la que más me ha gustado, pese a no incluir una cumbre de prestigio como los
vecino Bodón o Polvoreda.
Evidentemente, en función
del tiempo disponible, se puede realizar más o menos la misma ruta saltándose
alguno de los picos que yo visité esta vez o incluyendo alguna peña más. Yo
apliqué el criterio de visitar aquéllos que tienen nombre propio. Pero, por
ejemplo, la peña de cota 1.857, que domina la Vega de las Xistras, tiene una
pinta impresionante, así que seguro que hubiera merecido la pena también. Pero,
con lo que hice, llené el tiempo de que disponía.
RELATO GRÁFICO:
Atravesé
Rodillazo y salí del pueblo por el este, siguiendo el camino que remonta el
arroyo del mismo nombre.
Al salir
del arbolado, a media subida, el sol iba iluminando las crestas circundantes y
asomó a mi espalda, por la boca del valle, el pico Machacao.
También, empecé a ver el Collado Santiago. Al
llegar a él, giré a la izquierda (N) para...
...
continuar subiendo por el lomo, en el que se veían unas rodadas en la hierba y,
más arriba, una pista.
Según
comencé a elevarme sobre la horcada se hizo visible a mi espalda el pico
Polvoreda.
Ya sobre
el camino, vista del valle de Rodillazo, con el Machacao y la Peña de los
Bueyes al fondo.
El carril
me llevó ladera arriba en suaves lazadas. Al pasar una collada (1.743),...
... se
amplió notablemente el panorama al oeste, con la Sierra de Villabandín y el
Macizo de Ubiña a ambos lados del Machacao.
Me
encontré allí una bifurcación y continué por la izquierda (N), cambiando de
vertiente. Poco después, el camino acabó, cerca ya de la cuerda, que alcancé
enseguida remontando una torrentera seca.
Una vez
arriba, descubrí, entre otros montes, la cresta rocosa del Bodón. Girando a la
izquierda (SO),...
...
recorrí, buscando huecos entre el matorral, el breve lomo que me separaba de la
cima de La Carva, a la izquierda de la cual se veía una sucesión de crestas a
contraluz, entre las que se reconocían muy bien...
... el
Macizo del Cornión, pegado al Bodón; el Mampodre, detrás del Susarón; las Peñas
Pintas; el Espigüete al fondo del todo, y, más cerca, el Cueto Ancino. A la
derecha,...
... el
cordal se elevaba en el pico Bucioso y, al otro lado del Valle Santiago,...
... la
contundente presencia, constante durante toda la jornada, del Polvoreda. A sus
pies, corría...
... el Arroyo
de Rodillazo, al fondo del cual seguía viéndose el Machacao. También, las
Ubiñas que, para hacerse idea de la extensión del panorama, distan casi 100 km,
en línea recta, del Espigüete.
Siguiendo
con la vuelta, los ojos encontraban la gris crestería que me quedaba por
recorrer: de derecha a izquierda, Fucheros, las Tablas, Mediodía (casi tapado),
el Calvo y Palomas. Por detrás, las montañas del Valle del Cuadro y Faro
contrastaban, verdes y alomadas. Para continuar, descendía directamente al
norte hacia un rellano cercano, del que salí...
... por
una torrentera que abría un pasillo en el piornal.
Con la
pendiente moderada, el piso de hierba y el hueco en el matorral, esta bajada
fuera más cómoda que muchos caminos.
Al pie de
la pendiente, me encontré en la Vega de las Xistras, el mayor de los prados que
conforman los Puertos de Sancenas, todo placidez en medio de toda esa caliza.
Lo crucé derivando ligeramente a la derecha, yendo hacia la más puntiaguda de
las peñas que se ven.
Poco
antes de llegar a ella, topé con una senda, que tomé a la izquierda (NO) para
rodearla por la izquierda. Tras un estrecho...
...
llegué a una pradera más pequeña, donde la senda se bifurca. Seguí por la
derecha (N) para continuar rodeando la peña.
Al cabo
de otro par de estrechos, la senda me dejó ante la cara sur de la Peña Fucheros,
cortada por una ancha chimenea herbosa, por donde decidí subir. Allí, al girar
el camino a la izquierda, continué recto (NE) para remontar la pendiente...
... pedregosa,
que se fue empinando con la altura, hasta...
... la
entrada del tubo. En la entrada al mismo, tuve que ayudarme de las manos (I)
para superar un par de escalones.
A media
subida, a mi izquierda, bonita composición de la Peña de las Tablas y junto a
una aguja.
A la
salida de la chimenea, me encontré a pocos metros de la cima, de la que me
separaba una pequeña depresión, incómoda de pasar, pero sin dificultad.
Una
mirada atrás, desde la peña Fucheros: más allá del Pico Bucioso, destacaba la
Peña de Valdorria y, al fondo, la Corada.
Al
noreste, al otro lado del valle de Valdeteja, el Cueto Cabañas y el Bodón, con
los Picos de Europa visibles en medio.
Más
apacible era el panorama al noroeste, con la Sierra del Mediodía en primer término
y las cumbres del Cuadro y Faro detrás.
Al oeste,
la vista estaba limitada por el grupo del Cueto del Calvo, con la Peña de las
Tablas delante y la del Mediodía, que se veía espectacular, a la derecha. Para
continuar hacia allí, comencé por...
...
retroceder por la cresta hasta la depresión, donde giré a la derecha (O)
para...
...
descender por un empinado canalón de hierba. Al salir del tubo, atravesé la
cuenca a la derecha (NO), procurando mantener cota hasta las cercanías de una
cueva, donde volví a ganar altura para ganar la cuerda en una collada ante la
Peña del Mediodía. Allí, giré a la izquierda (SO) para...
...
seguir el lomo rocoso hacia la Peña de las Tablas. En el trayecto, pasé tres
cotas menores, que me llegaron a impacientar.
Al llegar
a la Peña de las Tablas, una mirada atrás, a la de Fucheros, que se veía con un
magnífico fondo de montañas.
La continuación
hacia es obvia y cómoda: bajar al collado intermedio, girar a la izquierda para
rodear un peñasco secundario y remontar la ladera de la Peña del Mediodía. Todo
ello, por terreno firme, suave y despejado.
Al ir de
un pico a otro, bonita perspectiva del Cueto del Calvo a mi izquierda.
Mirada
atrás desde la Peña del Mediodía. Entre Fucheros y las Tablas, se apreciaba la
gran caída de la vertiente norte. Más a la derecha,...
... el
Polvoreda y el Cueto del Calvo. También aquí es obvia la ruta: por el lomo,
aunque no yendo directamente, sino rodeando la depresión intermedia por la
derecha (SO),...
...
bajando por pendientes de hierba y luego por un lomo terroso, más allá del cual
pude ver el último pico de la jornada, el Cueto de las Palomas, delante del Machacao.
Pasando el collado, por cierto,...
...
bonita perspectiva del Bodón.
En los
metros finales bajo la cumbre, otro de los pasos fáciles de la jornada, en
forma de unas placas tendidas, pero que resultaba más cómodo atravesar gateando
(I) que caminando.
Desde lo
alto del Cueto del Calvo, al suroeste, veía la desembocadura del Arroyo de
Rodillazo en el valle del Torío, marcada por las paredes de las Hoces de Vegacervera.
Girándome a la izquierda,...
... el
omnipresente Polvoreda.
Al este,
se veían ahora los verdes Puertos de Sancenas entre la mole achaparrada del
pico Bucioso y...
... la
cresta caliza, que forman las peñas del Sumidero, Fucheros, Mediodía, etc. Y,
más allá, Cabañas, Bodón y, en fin, mogollón de montañas.
Al noroeste,
seguía la cuerda del macizo por un crestón anónimo (1.885) y el Cueto de las
Palomas. Para llegar a éste, comencé deshaciendo camino hasta que vi, a mi
izquierda (NO), un rellano, que travesé para...
... hacia una vaguada abierta entre el Cueto del
Calvo y el crestón anónimo. Hasta encontré una senda, pero que...
... dejé
enseguida por la derecha (O) para atravesar horizontalmente la ladera, justo...
... bajo los
riscos de la cresta, por terreno sin marcar, pero no incómodo, de forma que...
... fuera
a salir al collado oriental (1.799) del Cueto de las Palomas, sin perder más
cota de lo necesario. A partir de ahí, vi algunos hitos marcando el paso bueno
y, dejándome guiar, fui subiendo en diagonal por la ladera meridional
(izquierda), sin otros...
... impedimento
que otro par de trepadas fáciles (I) y cortas, muy cerca ya del final.
Desde el
Cueto de las Palomas, mirando atrás, me encontré con esta hermosa perspectiva
del Bodón y el Cueto del Calvo, con el crestón en medio, que carece de nombre,
pero no de belleza. Al otro lado,...
... al
oeste, la cuerda perdía altitud con rapidez a partir de la cota que los mapas
nombran, erróneamente, como Cueto de las Palomas. Al fondo, Machacao, Ubiñas,
etc.
También,
al sur seguía viendo el Polvoreda. Y, ahora, por debajo, una terraza herbosa,
por donde iniciaría el regreso a Rodillazo. Para bajar, me dejé caer
directamente por...
... una rampa
de hierba y piedras, empinada pero sin dificultad.
Luego
continué caminando hacia el borde, concretamente, hacia el pasillo entre ese
par de peñas, por donde iba a abandonar la terraza girando a la derecha (SO).
Antes,
una mirada atrás, al Cueto del Calvo.
Al otro
lado del paso, me encontré una traza. Por ella, bajé a un prado más pequeño,
que dejé rodeando la peña (1.789) del otro lado por la derecha para...
...entrar
en una especie de vaguada que baja al oeste bajo la punta oriental de las
Palomas. Descendí por ella hasta que...
... al
poco, pasando bajo una collada en un lomo secundario el trazo se bifurcó. Seguí
por la izquierda (SO),...
...
bajando a un tercer prado, éste parte de la gran terraza de Las Colladas. Al
pie de la pendiente, giré a la izquierda (SE) para...
...
dirigirme al nacimiento de un arroyo que se veía bajo el Polvoreda, de nuevo
sin senda. Pero, según me puse a seguirlo,...
...
reapareció la traza, que me llevó hacia otra gran terraza bajo el Cueto del
Calvo. Antes, al pasar...
... por
otra cabecera, la del barranco del Tosillar, que llega a Rodillazo. Giré a la
derecha (S) y...
... me
lancé a un empinado descenso, sin obstáculos pero para ir con tiento, hacia
el fondo del valle. No veía el pueblo, pero tenía como referencia un vistoso
roquedo que destacaba donde empiezan los árboles y debía dejar a la derecha.
Llegando
al pie del mismo, me encontré junto a un torrente y un camino empedrado,
siguiendo los cuales entré en Rodillazo.
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