Cueto del Calvo (1.921)

ASCENSIÓN DESDE RODILLAZO

POR EL COLLADO SANTIAGO, CON LA PEÑA FUCHEROS (1.891) Y OTROS

El Cueto del Calvo es la segunda cima, tras el Bucioso, del complejo macizo cárstico de Sancenas, que comunica y está encajado entre los picos Bodón y el Polvoreda. Se trata del típico peñasco de caliza gris de la Montaña Leonesa, de formas redondeadas pero altivas. Está situado, junto con un puñado de picos menores sobre un altiplano que presenta, en los intervalos entre peñascos, pequeños llanos empradizados, de un verdor sorprendente en este entorno, por demás desolado, donde pastan caballos, a veces junto a los rebecos. Esto, junto a unas vistas despejadas y las formas curiosas que, en ocasiones, forma la caliza esculpida por la erosión son los principales atractivos de esta montaña.

La ruta, tras ganar el altiplano por lo más accesible, además de ascender al Cueto del Calvo, recorre unas cuantas de las otras cimas que lo rodean; aquellas con nombre, por tener un criterio. Luego, el descenso, se hace directamente por la ladera que cae hacia Rodillazo, por terreno muy empinado y sin una senda clara, pero que tampoco presenta obstáculos reseñables.

En segundo horizonte, destaca por su color gris el cordal del Cueto del Calvo a la Peña Fucheros

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Central (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Valle del Curueño
  • Base de partida: Rodillazo (León)
ACCESO: Rodillazo es una población del municipio leonés de Cármenes, situada en el norte de la provincia, encajada en las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica, entre los valles de los ríos Torío y Curueño. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.316 / 1.921
  • Mi tiempo efectivo: 4h38
  • Mi tiempo total: 5h57
  • Dificultades: Muy fácil. Unas pocas trepadas cortas y poco expuestas, de mínima dificultad (I grado). También hay algunos trechos incómodos por terreno irregular o muy empinado. La ruta no está señalizada y hay trechos sin senda, pero resulta fácil orientarse.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Rodillazo por el carril que remonta el arroyo homónimo hasta el Collado Santiago. Girar allí a la izquierda (N) para continuar subiendo por una pista que remonta la ladera septentrional del valle. Al llegar al rellano superior, acaba el camino; girar a la derecha (SE) y, buscando el mejor paso entre el matorral, alcanzar la cima de La Carva, primer pico del día.

Descender al norte, aprovechando una torrentera seca, hasta la Vega de las Xistras. Tomar el camino que la atraviesa a la izquierda (NO) para rodear una vistosa peña (1.857) por el sur y el oeste y situarse ante la vertiente sur de la Peña Fucheros, a cuya cima se accede fácilmente por una evidente chimenea (I). Descender a la izquierda (O) por una empinada rampa de hierba y cantos. Luego, seguir el cordal, primero por el flanco sur y luego por el lomo, pasando sucesivamente por la Peña de las Tablas y del Mediodía antes de culminar el Cueto del Calvo, superando en los últimos metros una placa tendida (I).

Bajar al NO, hacia una vaguada abierta al pie de la anónima cota (1.885) y empezar a descender por ella. A los pocos metros, dejar el tubo para seguir el cordal por el flanco meridional, manteniendo cota, hasta el collado (1.799) previo al Cueto de las Palomas, que se alcanza por su lomo oriental otra vez con un par de breves trepadas (I) al final.

Descender al sur por terreno empinado e irregular, pero sin dificultad, hasta un cercano rellano herboso y atravesarlo hacia el borde. Al encontrar una senda, tomarla a la derecha (O), cambiando a otra vertiente. Cuando se bifurca al paso por un lomo secundario, seguir por la izquierda (S), bajando una empinada ladera hasta una de las terrazas de Las Colladas. Continuar bajando a la izquierda (SE) hasta la cabecera de un barranco que baja hacia el valle (S). Seguirlo por las laderas del Tosillar, aprovechando trazas de senda discontinua, que se irá aclarando poco a poco hasta encontrarnos pisando un camino empedrado poco antes de entrar en Rodillazo.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Excursión asequible y muy bonita. El tipo de parajes que se atraviesan es típico de esta zona, pero su belleza resulta extraordinaria. Tampoco es tan habitual disfrutar de panoramas montañosos estando en un prado y no sobre el pico de una peña caliza. No puedo decir que conozca esta parte de la montaña cantábrica, pero habré hecho una docena de salidas previas por los alrededores y es, de momento, la que más me ha gustado, pese a no incluir una cumbre de prestigio como los vecino Bodón o Polvoreda.

Evidentemente, en función del tiempo disponible, se puede realizar más o menos la misma ruta saltándose alguno de los picos que yo visité esta vez o incluyendo alguna peña más. Yo apliqué el criterio de visitar aquéllos que tienen nombre propio. Pero, por ejemplo, la peña de cota 1.857, que domina la Vega de las Xistras, tiene una pinta impresionante, así que seguro que hubiera merecido la pena también. Pero, con lo que hice, llené el tiempo de que disponía.

RELATO GRÁFICO:

Atravesé Rodillazo y salí del pueblo por el este, siguiendo el camino que remonta el arroyo del mismo nombre.

Al salir del arbolado, a media subida, el sol iba iluminando las crestas circundantes y asomó a mi espalda, por la boca del valle, el pico Machacao.

También, empecé a ver el Collado Santiago. Al llegar a él, giré a la izquierda (N) para...

... continuar subiendo por el lomo, en el que se veían unas rodadas en la hierba y, más arriba, una pista.

Según comencé a elevarme sobre la horcada se hizo visible a mi espalda el pico Polvoreda.

Ya sobre el camino, vista del valle de Rodillazo, con el Machacao y la Peña de los Bueyes al fondo.

El carril me llevó ladera arriba en suaves lazadas. Al pasar una collada (1.743),...

... se amplió notablemente el panorama al oeste, con la Sierra de Villabandín y el Macizo de Ubiña a ambos lados del Machacao.

Me encontré allí una bifurcación y continué por la izquierda (N), cambiando de vertiente. Poco después, el camino acabó, cerca ya de la cuerda, que alcancé enseguida remontando una torrentera seca.

Una vez arriba, descubrí, entre otros montes, la cresta rocosa del Bodón. Girando a la izquierda (SO),...

... recorrí, buscando huecos entre el matorral, el breve lomo que me separaba de la cima de La Carva, a la izquierda de la cual se veía una sucesión de crestas a contraluz, entre las que se reconocían muy bien...

... el Macizo del Cornión, pegado al Bodón; el Mampodre, detrás del Susarón; las Peñas Pintas; el Espigüete al fondo del todo, y, más cerca, el Cueto Ancino. A la derecha,...

... el cordal se elevaba en el pico Bucioso y, al otro lado del Valle Santiago,...

... la contundente presencia, constante durante toda la jornada, del Polvoreda. A sus pies, corría...

... el Arroyo de Rodillazo, al fondo del cual seguía viéndose el Machacao. También, las Ubiñas que, para hacerse idea de la extensión del panorama, distan casi 100 km, en línea recta, del Espigüete.

Siguiendo con la vuelta, los ojos encontraban la gris crestería que me quedaba por recorrer: de derecha a izquierda, Fucheros, las Tablas, Mediodía (casi tapado), el Calvo y Palomas. Por detrás, las montañas del Valle del Cuadro y Faro contrastaban, verdes y alomadas. Para continuar, descendía directamente al norte hacia un rellano cercano, del que salí...

... por una torrentera que abría un pasillo en el piornal.

Con la pendiente moderada, el piso de hierba y el hueco en el matorral, esta bajada fuera más cómoda que muchos caminos.

Al pie de la pendiente, me encontré en la Vega de las Xistras, el mayor de los prados que conforman los Puertos de Sancenas, todo placidez en medio de toda esa caliza. Lo crucé derivando ligeramente a la derecha, yendo hacia la más puntiaguda de las peñas que se ven.

Poco antes de llegar a ella, topé con una senda, que tomé a la izquierda (NO) para rodearla por la izquierda. Tras un estrecho...

... llegué a una pradera más pequeña, donde la senda se bifurca. Seguí por la derecha (N) para continuar rodeando la peña.

Al cabo de otro par de estrechos, la senda me dejó ante la cara sur de la Peña Fucheros, cortada por una ancha chimenea herbosa, por donde decidí subir. Allí, al girar el camino a la izquierda, continué recto (NE) para remontar la pendiente...

... pedregosa, que se fue empinando con la altura, hasta...

... la entrada del tubo. En la entrada al mismo, tuve que ayudarme de las manos (I) para superar un par de escalones.

A media subida, a mi izquierda, bonita composición de la Peña de las Tablas y junto a una aguja.

A la salida de la chimenea, me encontré a pocos metros de la cima, de la que me separaba una pequeña depresión, incómoda de pasar, pero sin dificultad.

Una mirada atrás, desde la peña Fucheros: más allá del Pico Bucioso, destacaba la Peña de Valdorria y, al fondo, la Corada.

Al noreste, al otro lado del valle de Valdeteja, el Cueto Cabañas y el Bodón, con los Picos de Europa visibles en medio.

Más apacible era el panorama al noroeste, con la Sierra del Mediodía en primer término y las cumbres del Cuadro y Faro detrás.

Al oeste, la vista estaba limitada por el grupo del Cueto del Calvo, con la Peña de las Tablas delante y la del Mediodía, que se veía espectacular, a la derecha. Para continuar hacia allí, comencé por...

... retroceder por la cresta hasta la depresión, donde giré a la derecha (O) para...

... descender por un empinado canalón de hierba. Al salir del tubo, atravesé la cuenca a la derecha (NO), procurando mantener cota hasta las cercanías de una cueva, donde volví a ganar altura para ganar la cuerda en una collada ante la Peña del Mediodía. Allí, giré a la izquierda (SO) para...

... seguir el lomo rocoso hacia la Peña de las Tablas. En el trayecto, pasé tres cotas menores, que me llegaron a impacientar.

Al llegar a la Peña de las Tablas, una mirada atrás, a la de Fucheros, que se veía con un magnífico fondo de montañas.

La continuación hacia es obvia y cómoda: bajar al collado intermedio, girar a la izquierda para rodear un peñasco secundario y remontar la ladera de la Peña del Mediodía. Todo ello, por terreno firme, suave y despejado.

Al ir de un pico a otro, bonita perspectiva del Cueto del Calvo a mi izquierda.

Mirada atrás desde la Peña del Mediodía. Entre Fucheros y las Tablas, se apreciaba la gran caída de la vertiente norte. Más a la derecha,...

... el Polvoreda y el Cueto del Calvo. También aquí es obvia la ruta: por el lomo, aunque no yendo directamente, sino rodeando la depresión intermedia por la derecha (SO),...

... bajando por pendientes de hierba y luego por un lomo terroso, más allá del cual pude ver el último pico de la jornada, el Cueto de las Palomas, delante del Machacao. Pasando el collado, por cierto,...

... bonita perspectiva del Bodón.

En los metros finales bajo la cumbre, otro de los pasos fáciles de la jornada, en forma de unas placas tendidas, pero que resultaba más cómodo atravesar gateando (I) que caminando.

Desde lo alto del Cueto del Calvo, al suroeste, veía la desembocadura del Arroyo de Rodillazo en el valle del Torío, marcada por las paredes de las Hoces de Vegacervera. Girándome a la izquierda,...

... el omnipresente Polvoreda.

Al este, se veían ahora los verdes Puertos de Sancenas entre la mole achaparrada del pico Bucioso y...

... la cresta caliza, que forman las peñas del Sumidero, Fucheros, Mediodía, etc. Y, más allá, Cabañas, Bodón y, en fin, mogollón de montañas. 

Al noroeste, seguía la cuerda del macizo por un crestón anónimo (1.885) y el Cueto de las Palomas. Para llegar a éste, comencé deshaciendo camino hasta que vi, a mi izquierda (NO), un rellano, que travesé para...

...  hacia una vaguada abierta entre el Cueto del Calvo y el crestón anónimo. Hasta encontré una senda, pero que...

... dejé enseguida por la derecha (O) para atravesar horizontalmente la ladera, justo...

... bajo los riscos de la cresta, por terreno sin marcar, pero no incómodo, de forma que...

... fuera a salir al collado oriental (1.799) del Cueto de las Palomas, sin perder más cota de lo necesario. A partir de ahí, vi algunos hitos marcando el paso bueno y, dejándome guiar, fui subiendo en diagonal por la ladera meridional (izquierda), sin otros...

... impedimento que otro par de trepadas fáciles (I) y cortas, muy cerca ya del final.

Desde el Cueto de las Palomas, mirando atrás, me encontré con esta hermosa perspectiva del Bodón y el Cueto del Calvo, con el crestón en medio, que carece de nombre, pero no de belleza. Al otro lado,...

... al oeste, la cuerda perdía altitud con rapidez a partir de la cota que los mapas nombran, erróneamente, como Cueto de las Palomas. Al fondo, Machacao, Ubiñas, etc.

También, al sur seguía viendo el Polvoreda. Y, ahora, por debajo, una terraza herbosa, por donde iniciaría el regreso a Rodillazo. Para bajar, me dejé caer directamente por...

... una rampa de hierba y piedras, empinada pero sin dificultad.

Luego continué caminando hacia el borde, concretamente, hacia el pasillo entre ese par de peñas, por donde iba a abandonar la terraza girando a la derecha (SO).

Antes, una mirada atrás, al Cueto del Calvo.

Al otro lado del paso, me encontré una traza. Por ella, bajé a un prado más pequeño, que dejé rodeando la peña (1.789) del otro lado por la derecha para...

...entrar en una especie de vaguada que baja al oeste bajo la punta oriental de las Palomas. Descendí por ella hasta que...

... al poco, pasando bajo una collada en un lomo secundario el trazo se bifurcó. Seguí por la izquierda (SO),...

... bajando a un tercer prado, éste parte de la gran terraza de Las Colladas. Al pie de la pendiente, giré a la izquierda (SE) para...

... dirigirme al nacimiento de un arroyo que se veía bajo el Polvoreda, de nuevo sin senda. Pero, según me puse a seguirlo,...

... reapareció la traza, que me llevó hacia otra gran terraza bajo el Cueto del Calvo. Antes, al pasar...

... por otra cabecera, la del barranco del Tosillar, que llega a Rodillazo. Giré a la derecha (S) y...

... me lancé a un empinado descenso, sin obstáculos pero para ir con tiento, hacia el fondo del valle. No veía el pueblo, pero tenía como referencia un vistoso roquedo que destacaba donde empiezan los árboles y debía dejar a la derecha.

Llegando al pie del mismo, me encontré junto a un torrente y un camino empedrado, siguiendo los cuales entré en Rodillazo.

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