Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Una montaña
modesta, apartada y muy bonita. El verdadero corazón de Ayllón está aquí. Y,
pese a ser el dosmil menos visitado de la zona, ya no hay que pelearse con el
matorral como hace 30 ó 35 años: mala, pero hay senda durante todo el
recorrido. Dentro de las diversas opciones de ascensión, ésta es la más corta y
asequible y, aunque no se recorre toda-toda la Loma del Rocín, se pasa por la
parte más alta e interesante. Suficiente, en mi opinión. En las zonas en que el
matorral se ha comido la traza, aunque se vean hitos sobresalir del mismo, vale
más dejarse llevar por los ojos; el monte bajo puede haber variado sus
densidades y, las vacas y jabalíes, haber abierto pasillos nuevos en lugar de
los señalados.
RELATO GRÁFICO:
Desde el
Pico del Águila, al este, la mañana se mostraba apacible, con sólo unas pocas
nubes altas, aunque una tapaba la cumbre del Ocejón, más allá del valle del Río
Jaramilla.
Comencé a
caminar por un camino que sale de la pista por donde había llegado con el coche
y sube al noroeste por el costado izquierdo de la loma.
Enseguida,
el carril acabó al alcanzar la cuerda. Giré entonces para remontarla, siguiendo
un rastro de senda, impreciso en su salida. Más arriba, se aclaró a ratos, pero
nunca llegó a ser una verdadera senda ni a mantener continuidad.
De todas
formas, fue suficiente para hacer cómoda la progresión por este terreno suave y
regular. En el paso por canchos y bandas e pinos, aparecieron algunos hitos que
me ayudaron a encontrar el paso cómodo sin tener que andar fijándome mucho.
Mientras me acercaba a la Morra del Segoviano, primer hito de la jornada,
descubrí a la derecha...
... la
cresta de la Loma del Rocín; bueno, lo que descubrí fue la nube que la cubría.
Vaya. Parece que, además, iba camino del único lugar cubierto de la zona. Más a
la derecha,...
... las
crestas de la Buitrera y del Dragón estaban despejadas. Y lo mismo, cuando
llegué...
... a la
Morra del Segoviano, todo su arco suroriental, del Ocejón a la Sierra del
Rincón, entre los que brillaba impreciso el llano.
Continué
lomo arriba, por terreno similar, ahora hacia la Cabeza de la Zarza, que aún
estaba bajo las nubes.
Algo de
esperanza tuve al ver, a mi izquierda, brillar la luz bajo los vapores sobre la
Loma del Picaño.
Al
culminar la Cabeza de la Zarza, una mirada atrás, a la Morra del Segoviano y...
... otra
a la Cebosa, que, en ese momento, se despojaba de las nubes. Además, a la
derecha de la cumbre, tenía una...
... una
estupenda perspectiva del suave tramo de loma de bajada hasta los Colladillos.
De
momento, continué remontando la cuerda que, al paso por una banda de brezo
espeso, se aclaró bastante. De agradecer.
A ganar altura,
hay una estupenda vista sobre el valle
del Río Berbellido, que pasa bajo el bonito triángulo verde del pico de Las
Huelgas, con la Sierra del Rincón al fondo.
En un
alto (1.918) desde el que se descubre el Cerrón, el cordal gira a la derecha,
tomando dirección norte, hacia...
... la
Cebosa, que estaba ya totalmente despejada. No subía ella directamente, sino
que la rodeé por el lado derecho,...
... pasando
bajo la cima, hasta que...
... traza
e hitos me llevaron de nuevo a la cuerda, al otro lado. Allí, dejé por un
momento de seguir la loma para girar casi en redondo y, como...
...
siempre, siguiendo señales, acercarme al risco cimero por su lado norte. Pero
para rodearlo de nuevo por el este, ahora justo bajo la roca, en busca de...
... una
repisa que corta en diagonal la placa y permite alcanzar caminando el hito.
Desde lo
alto de la Cebosa, vi, por primera vez en el día, el Pico del Lobo, entre los
dos brazos superiores del Río Berbellido. Llevando la vista a la izquierda,...
...
impresionante perspectiva del Cerrón.
Al sur,
la vista se extendía hasta las crestas de la Sierra del Rincón y, siguiendo con
el giro,...
El Ocejón,
tras el que asomaba el Alto Rey.
Ahora, la
parte de la Cresta del Dragón estaba medio tapada por la otra rama de la Loma
del Rocín; la que seguiría para bajar. Comencé por regresar a la cuerda por
donde había venido.
Luego,
continué por la misma, no sin antes echar una mirada de despedida a la cumbre.
El lomo es ahora ancho, suave y...
...
regular y los pocos obstáculos que presenta son fácilmente evitables. Al
dividirse el cordal en dos, continué por la derecha (NE), hacia el Cerro del
Rocín.
Desde lo
alto de ese último pico de la jornada, la cresta de la Cebosa, con el Cerrón
asomando por detrás.
Siguiendo
rastros de senda discontinua e hitos, más bien pocos y alejados, proseguí por
la loma, llevando a la izquierda...
... el
pico del Lobo y, al lado contrario,...
... el
cuenco del Arroyo del Cañamar, que abraza la Loma del Rocín, con el fondo del
Ocejón.
La cumbre
iba quedando atrás y la perdí de vista cuando la traza me llevó al costado
izquierdo de la cuerda; es decir, al...
... norte,
desde donde hay una perspectiva muy amplia de la parte más oriental de la
Sierras de Ayllón.
El
flanqueo tiene por propósito pasar cómodamente una serie de riscos que jalonan
la arista entre las cotas 1.950 y 1.800. La progresión es, en general, cómoda
siguiendo la traza que, como suele suceder en lugares de paso obligado, se hizo
más precisa.
Incluyó
pasajes un poco estrechos, como esta repisa, pero, como se puede ver, no hay
dificultad.
Lo más
complicado fue superar este canto, que se puede hacer andando por la derecha,
pegado a la roca.
Al quedar
atrás la zona movida, salí de la misma por...
... esta
curiosa escotadura, que me obligó a pasar de costado, al otro lado de la
cual...
... me
encontré ante un anchísimo y suave lomo herboso. Al dividirse, continué por la
derecha (SE), entrando en...
... la
zona de Los Colladillos, verde y suave. Tras bajar al primero de ellos, subí un
poco por el lomo del Picazo, que no llegué a culminar, sino que rodeé por la
izquierda.
Antes, me
volví a mirar el crestón de la parte rocosa de la Loma del Rocín.
Luego, poco
antes de llegar al siguiente colladillo, dejé la traza por la derecha (S),
atajando en busca de esa pista que se ve abajo.
Tomé esa
decisión porque vi que el brezo que cubría la ladera no era ni muy denso ni alto.
Además, numerosos cortes de paso de animales lo atravesaban.
Así que
no me costó mucho llegar a un carril. No era la pista, pero lo tomé a la
derecha (SO), pues...
... enseguida
desemboca en la misma. Ya sólo me quedaba incorporarme (SE) a ella para...
... rodear
la gran cuenca que abraza la Loma del Rocín hasta llegar al Pico del Águila.
En el
trayecto, atravesé alguna breve banda de pinar, pero...
...
predominó a mi alrededor el matorral y pude disfrutar de las vistas al este. Dominadas
primero por la Cabeza de Cabida y...
... luego
por el Ocejón.
Pasada la
vertical de cumbre,...
... pude
ver los riscos de la parte movida de la loma.
Y, así,
muy tranquilamente, acabé en el Pico del Águila, desde donde se veía ahora así
el panorama al este: las nubes habían subido, pero se habían adensado y el día
se oscurecía. Aún tardaría un rato en empezar a llover, pero, para entonces,
estaba volviendo a casa en el coche.
Comentarios
Publicar un comentario