Canchal de la Ceja (2.427)

ASCENSIÓN DESDE LA PLATAFORMA EL TRAVIESO

CUERDA DESDE EL TORREÓN (2.399) HASTA EL CALVITERO (2.397) 

El Canchal de la Ceja culmina la Sierra de Candelario, que incluye los dosmiles más occidentales del Sistema Central  y es la más importante del grupo de Béjar. Está situada entre los valles del Alagón y el Tormes, separada de Gredos por el Puerto de Tornavacas. Se trata de una loma redondeada, tan ancha que, sobre ella, se llega a perder la sensación de estar en cresta, pese a tener un horizonte muy abierto. Sin embargo, bajo la cresta, antiguos glaciares excavaron sus laderas, dejando un puñado de circos, tan altivos como se puedan encontrar en el resto de la cordillera. Su naturaleza no es exuberante, limitándose a pasto y matorral, como imponen sus extremas condiciones climáticas; sólo en lo más abrigado de los barrancos se refugian pequeñas masas de arbolado. Es también una montaña humanizada, con pueblos y pistas retrepados hasta media ladera, pero sin llegar a estropear su carácter agreste.

La ruta es consiste en recorrer el tramo de la Cuerda del Calvitero mencionado en el título, que incluye la cumbre de la sierra, y regresar al Travieso atravesando de la vertiente norte.

Cuerda del Calvitero desde el oeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Béjar (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Candelario
  • Base de partida: Candelario (Ávila)
ACCESO: Candelario es una población salmantina situada en el sureste de la provincia, al pie de la vertiente norte de la sierra homónima. La Plataforma El Travieso, punto de partida de la ruta, es un aparcamiento situado a 10 km del pueblo, al final de una carretera que remonta la sierra hasta los 1.850 m de altitud. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.854 / 2.428
  • Mi tiempo efectivo: 4h31
  • Mi tiempo total: 5h34
  • Dificultades: F+. Trepada de diez metros de altura por cantos escalonados, equipada con peldaños y cadena (II-), entre El Torreón y la Cumbre de Talamanca. El resto es todo por sendas; mejores o peores, pero sendas.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del aparcamiento de El Travieso por una senda que corta el matorral al sur, ascendiendo en diagonal por la ladera. Los hitos marcan la canal que permite pasar el resalte del Canterón sin dificultad. En la Loma de la Culebrilla, la senda se divide en varios trazos. Tomar el que baja más a la izquierda (S), hacia las Charcas de Venerofrío. Una vez en el fondo de la Hoya Moros, remontar la canal que, a la derecha (SO), llega al Collado de los Buitres. Ir girando a la izquierda (S - SE - NE) para rodear la cara norte de El Torreón y alcanzar su cima.

Bajar al NE hasta una brecha, de la que se sale por el lado derecho de la cuerda, superando el Tranco del Diablo, resalte formado por bloques, bastante vertical, pero equipado con peldaños y cadena (II-). Se alcanza así la Cumbre de Talamanca (F+), desde ya sólo resta caminar, siguiendo los hitos y la traza, cuando la hay, para culminar el Canchal de la Ceja.

Continuar con la misma tónica hasta la última cima del día, el Calvitero. De ahí, descender al NE, siempre siguiendo hitos, desviándose de la cuerda por el lado izquierdo. Junto a una vieja estructura metálica, las señales llevan a girar a la izquierda (NO) y bajar más directamente, a través del matorral. Al dar con una senda más ancha y marcada, seguirla a la izquierda (O), para regresar a la plataforma de El Travieso.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta excursión combina la ruta normal, la más corta y fácil para ascender al Canchal de la Ceja, que es por donde bajé, con un rodeo por el suroeste con el propósito de visitar no sólo el Torreón, sino también la Hoya Moros o el entorno de Talamanca, que se cuentan entre los enclaves más bonitos y espectaculares de estas sierras. Esto va a exigir superar el tranco del Diablo, que, sin equipar, sería una trepada que sin llegar a ser difícil, habría que tomarse con respeto. Pero, estando equipadas sus dos vías más accesibles, y cada día con más elementos artificiales, creo que está al alcance de la mayor parte de aficionados a la montaña.

Curiosamente, había realizado esta ruta varias veces, pero siempre con nieve. Tenía curiosidad por saber cómo era el suelo. La cosa es que, yendo bien equipado y esperando a que la nieve esté en buenas condiciones, apenas se incrementa la dificultad en condiciones invernales. Y, encima, es más cómodo. Pero, bueno, tenía que hacerlo. En todo caso, invierno o verano, este clásico de las sierras de Béjar es un itinerario muy hermoso, de exigencia y dificultad asequibles e hito obligado en la carrera de todo montañero castellano.

En la mañana despejada y fría, así se veía la Peña Negra desde El Travieso. Pero, más lejos, la turbidez del aire en capas bajas apenas dejaba distinguir una leve sombra de las sierras de Las Batuecas. Una pena, pues esa tónica se mantendría toda la jornada.

Abandoné el aparcamiento por un sendero que sale al fondo del mismo y asciende en diagonal al sur,...

... abriendo un buen pasillo en el brezal. Al poco, tenía ya esta perspectiva de las peñas de Valdesangil más allá del aparcamiento.

Durante esta parte de la ruta, crucé varios torrentes. Ninguno planteó el menor problema.

Poco a poco se fueron descubriendo por delante los roquedos de Las Hoyuelas.

El sol iluminaba ya la Peña Negra pero la ladera por donde caminaba seguía en una sombra helada.

Así fui recorriendo esta monótona ladera a través del matorral, ganando altitud muy gradualmente, hasta...

... llegar al pie del potente resalte del Canterón, que...

... los hitos me llevaron a cruzar por una oportuna y breve canal. Por encima de la misma,...

... proseguí la travesía hacia el suroeste, ahora por una terraza prácticamente horizontal.

Por encima de mí, fui viendo sucesivamente las cimas del Calvitero y...

... del Canchal de la ceja, por los que luego pasaría al retornar por la cuerda.

Mientras, me iba acercando a la Loma de la Culebrilla y, poco a poco,...

... fueron asomando sobre ella las dos primeras cimas del día, El Torreón y Talamanca, junto con los espectaculares riscos de los Hermanitos. Al ir a pasar el lomo, el itinerario balizado se dividió en varios; yo tomé los hitos que vi más a la izquierda (S) y bajé por el otro lado, descubriendo al poco...

... toda la cara norte de los Hermanitos, de arriba abajo, cortada por su renombrada canal.

Al llegar a las Charcas de Venerofrío, atravesé el fondo de la Hoya Moros hacia el pie de la Cumbre de Talamanca, en busca de una terraza diagonal que, desde allí, asciende a la derecha hacia el Collado de los Buitres, que se abre entre el Torreón y los Hermanitos. Al girar para remontarla, dejé...

... a mi espalda los bonitos roquedos de Las Agujas, situados bajo la invisible cima del Canchal de la Ceja. Por cualquiera de sus canales, el acceso a la cumbre de la sierra sería más directo y fácil, aunque penoso así, sin nieve.

Más cómodo, aparte de que permite visitar el Torreón, es remontar la diagonal hasta un rellano, siempre guiado por los hitos.

Con el desplazamiento, cambiaba la perspectiva hacia los Hermanitos y...

... la cabecera del Río Cuerpo de Hombre.

A partir del rellano, la canal se estrecha, empina y torno pedregosa. Los hitos me llevaron por el lado derecho, donde parece que está el paso cómodo.

Tras un buen achuchón, llegué a...

... un segundo rellano, éste cubierto de hierba. Tras el mismo, otra rampa de pedrera, más tendida y corta, me dejó...

... en el Collado de los Buitres, entre los Hermanitos y...

... el Torreón, que presentaba una cara de roca bastante potente. La evité rodeándola por la derecha, por una rampa regular y despejada, por la que acabé de ganar la cuerda de la sierra.

Mirando atrás, la última parte de subida, un último rellano y los Hermanitos.

Ya sólo me quedaba recorrer un breve lomo, amplio y suave, hasta la cima del Torreón.

Desde el hito geodésico, al norte, se ven así los Hermanitos y parte de la Hoya Moros. Detrás, la Peña Negra y, más lejos todavía, difuminadas, las sierras de las Batuecas.

Al suroeste, la culminación de la montaña era tan ancha y plana que apenas dejaba ver la cresta de los Montes Tras la Sierra.

Al sur, el macizo occidental de Gredos, con la Covacha y los Infiernillos sobresaliendo del humo dorado; más a la izquierda,...

... el entronque de la Cuerda de los Asperones tapaba el valle, pero no las crestas del resto de Gredos, desde la Sierra del Valle al coronamiento del Circo, donde...

... se llegaban a reconocer el Almanzor y la Galana.

Reemprendí camino dirigiéndome por el ancho lomo del cordal hacia el noreste, donde se elevaba el Canchal de la Ceja.

Enseguida, el terreno se desplomó en una brecha, a la salida de la cual la cuerda se yergue en el llamado Tranco del Diablo, rocoso y vertical. Hay dos subidas relativamente fáciles; la primera, la que se ve a la izquierda de la arista es un amontonamiento de bloques, prácticamente un graderío, equipado con un viejo cable (II). Pero, a la derecha del morro, hay...

... otro paso similar, más vertical pero que, además de con la cadena, cuenta con unos peldaños (no estaban la vez anterior). Ambas opciones tienen unos diez metros de altura, pero ésta, a pesar de ser más vertical, me pareció más cómoda y ligeramente más fácil (II-). Así que me decidí por subir por aquí.

Superado el resalte, sólo tuve que caminar unos pocos metros por el suave lomo para llegar a la Cumbre de Talamanca, desde donde se ve así el Torreón. La brecha que, en medio, pone cierta dificultad al paso, quedaba oculta.

Al noroeste, los Hermanitos dominando el Río Cuerpo de Hombre ponían un bonito marco a la lejana Peña de Francia.

Proseguí por la cuerda, que por aquí no presentaba dificultad ni incomodidad alguna, sobre todo siguiendo traza e hitos. Pasando por la Portilla de Talamanca, a mi derecha, pude ver... 

... una buena perspectiva de la Cuerda de los Asperones sobre el Arroyo Malillo, con la Laguna del Duque al fondo.

Luego, acometí la subida al Canchal de la Ceja, pasando al principio junto a Las Agujas, conjunto de riscos cortados por canales.

La boca de una de ellas me sirvió para enmarcar los Hermanitos en esta foto.

Más arriba, el lomo se ensancha y tiende, al punto que es difícil distinguir la cima. Aquí, cuando la senda gira a la izquierda, la dejé, manteniendo dirección (NE) pendiente arriba, pues el itinerario marcado rodea la cumbre y yo quería llegar a ella.

Al llegar a un canto con un gran hito de piedras encima, me encontré ante el hoyo de la Garganta del Trampal, con sus lagunas en el fondo y la Cuerda de la ceja extendiéndose a la derecha.

Esta cima no es muy panorámica, pese a sus grandes altitud y prominencia, pues la culminación es un extenso llano que quita perspectiva. Así, tanto al sureste, hacia Gredos, como...

... al suroeste, hacia el Torreón, o...

... al noroeste hacia la Sierra de Béjar y las Batuecas, no se ven los valles; sólo las crestas. Bueno, es lo que hay.

Respecto al noreste, la mole del Calvitero tapa panoramas más lejanos. Hacia allí continué la excursión, dirigiéndome primero al oeste para recuperar la senda. Luego, siguiendo la cuerda, suave en todo su recorrido, salvo...

... en los primeros metros desde la cumbre, en que desciende con cierta intensidad.

Al paso por el collado, se abrió a mi derecha la Garganta del Trampal.

La subida posterior al Calvitero es muy tendida.

Antes de llegar a la cima, miré atrás para ver el Canchal de la ceja, con el Torreón y los Hermanitos asomando a la derecha, y...

... a mi derecha, Gredos.

Porque en la cima, que si no estuviera marcada con un viejo buzón sería difícil de localizar entre los varios cantos del llano culminante, pasa como en el Canchal de la Ceja: la perspectiva es limitada en todas direcciones, excepto...

... al noroeste, donde la ladera se empina antes y se pueden ver tanto el Embalse de Navanuño como Béjar y Candelario al pie de la Peña Negra. Mirando hacia la segunda población, se llegaba a distinguir la plataforma del Travieso, pero no iba a bajar directamente.

Comencé por dirigirme al noroeste, derivando ligeramente por el flanco izquierdo de la cuerda, que es un llano indistinto, donde...

... los hitos me resultaron muy útiles para no desviarme y...

... acabar dando con una vieja estructura metálica, junto a la cual la línea de hitos giró a la izquierda (NO) para...

... emprender un descenso más directo, abriendo...

... un surco estrecho pero suficiente en el monte bajo.

Eso sí, hay que poner atención para no perder las señales. Tras un breve descenso directo, los hitos giran a la derecha para seguir una diagonal más cómoda.

A media altura, más o menos, de la bajada, topé con una senda más ancha y marcada, que tomé a la izquierda (O) para seguir bajando, hasta...

... llegar al aparcamiento de El Travieso.

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