Tambarón (2.102)

ASCENSIÓN DESDE SALIENTES

CON LA PEÑONA (2.099)

El Tambarón es una de las principales cimas de la Sierra de Gistreo, situada en el extremo occidental de la Montaña Leonesa, al sur de la divisoria cantábrica. Se trata de un monte de formas redondeadas, con buena prominencia y cubierto de bosques en las zonas bajas y pasto por encima, hasta la culminación. Alrededor, se extiende un hermoso horizonte montañoso que va de los Ancares Orientales a la Sierra de Villabandín, pasando por los montes de la Babia o el macizo de Peña Ubiña; sólo por contemplar ese panorama merecería la pena la ascensión.

La ruta recorre la cresta de la montaña de sur a norte, accediendo a la misma y descendiendo luego por sendos barrancos, el de las Portillas y el del Cepedal, que convergen en el pueblo de Salientes.

El Tambarón desde el sureste. Por detrás, asoma a la derecha el Nevadín

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Occidental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Sierra de Gistreo
  • Base de partida: Salientes (León)
ACCESO: Salientes es una población del municipio leonés de Palacios del Sil, situado en el norte de la provincia, entre las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica, sobre el valle del río del que toma nombre. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.234 / 2.427
  • Mi tiempo efectivo: 3h54
  • Mi tiempo total: 4h55
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos, aunque incluye algún trecho pedregoso, otros confusos y unos pocos vados.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Salientes por el camino que, al SO, remonta sucesivamente los arroyos de Terrafracio y Portillas, hasta la Boqueta de la Portilla. Seguir la cuerda a la izquierda (NE), por rastros de senda discontinua indicada con hitos, hasta la cima del Tambarón.

Continuar por el cordal, primero al NO y, enseguida, al norte, hasta el Molar de Montrondo. Dejarse caer a la izquierda (NO) por un cortafuegos que baja hasta El Portillín y tomar allí a la izquierda (O) el Camino de Vivero, que desciende el Reguero del Cepedal hasta Salientes.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Preciosa caminata, muy fácil y agradecida, con unas vistas magníficas, sobre todo en otoño, cuando los dorados y rojos de robles y hayas se mezclan con el verde oscuro del pasto y los piornos. Pese a la buena transitabilidad, con abundancia de caminos e hitos cuando no, las multitudes se han mantenido alejadas tanto del Tambarón como el vallecito donde Salientes está enclavado y lo normal será poder gozar en tranquilidad de las bellezas de la ruta.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar, crucé Salientes hacia el sureste y salí del pueblo por el camino que sigue la orilla derecha del reguero de Cepeda y parece dirigirse directo al Tambarón. Tras dejar de lado un desvío que cruza el torrente y pasar junto a una vieja ermita, crucé a mi vez...

... la corriente y dejé ese barranco para...

... pasar a remontar el Arroyo de Terrafracio. Al ganar altura, mirando atrás podía ver el monte Neverín, iluminado ya por el sol.

Luego, en otra confluencia, dejé también de lado este segundo barranco, al fondo del cual se alzaba el Pico de la Rebeza, y...

... entré en el Reguero Portillas, que baja del collado donde iba a ganar la cuerda.

Si, a mi derecha, resultaban atractivas las crestas del grupo del Catoute sobre el arbolado multicolor,...

... a mi espalda se fue descubriendo la imponente del Valdeiglesias.

Superada la cota 1.800, el camino cruzó el barranco y me llevó al sur, hasta que pareció perderse en unos amplios prados encharcados. Pero, buscando a mi izquierda,...

... volví a dar con él, aunque convertido en una senda más estrecha. Siguiéndola, regresé al eje del Reguero Portillas, sobre el cual se alzaban ahora las dos cimas del día, Peñona y Tambarón, que, a diferencia de otras del entorno, no brillaban por su altivez.

Poco después, culminaba la remontada de este vallecito y, mirando al oeste, podía ver, junto al Valdeiglesias, el Cuerno de Sil, a cuyos lados asomaban las crestas de los Ancares Orientales.

La Boqueta de la Portilla hace honor a su nombre y es un paso relativamente estrecho, desde el cual la perspectiva al este era limitada. Así que no me entretuve mucho y, girando a la izquierda (NE), comencé a...

... remontar la cuerda, que es aquí un lomo empinado de suave curvatura, poblado a medias de hierba y piornos. 

Al ganar altura, fue surgiendo a mi espalda, sobre el verde paisaje de prados ondulados donde antes se perdía el camino, el Catoute, que es el pico más conocido de la Sierra de Gistreo, pese a no ser el más alto.

Aunque no había una senda clara, siempre encontré pasillo en el matorral y la subida fue bastante cómoda.

Al llegar a la cima de la Peñona, primera cima del día, la perspectiva del Valdeiglesias era magnífica. Girándome a la izquierda,...

... aparecía enfrentado al mismo, ya descubierto del todo, el Catoute. Y, al fondo, la silueta de los Montes de León. 

... ahora sí podía contemplar la mole del Arcos del Agua sobre los valles de Las Omañas. Continuando el giro,...

... entre la verde Sierra de Villabandín y las montañas de la Babia, todo roca, destacaba pese a la distancia...

... el Macizo de Ubiña.

Se cierra la vuelta al noroeste, hacia donde continué camino, recorriendo el breve tramo de cuerda que me separaba del Tambarón.

No sólo el terreno es suave y despejado; además, una senda ayudaba a caminar con comodidad y pronto pude contemplar la Peñona desde el Tambarón. Aunque, al culminar la subida desde el collado, aún...

... hube de recorrer unos pocos metros de cresta para alcanzar la cumbre. Las vistas desde aquí eran, obviamente...

... muy parecidas a las de había desde...

... la Peñona, que tapaba la parte de las Omañas.

Quizá algo mejor la perspectiva de la divisoria cantábrica, destacando a la izquierda...

... el Cornón de Peñarrubia. Bajo éste,...

... se extendía el cordal por el que iniciaría el regreso. El lomo era ahora pedregoso, pero estaba bastante pisado. Primero, fueron unos metros casi llanos al noroeste, para enseguida girar a la derecha (N) y,...

... siempre guiado por los hitos, emprender un descenso más empinado.

A mi derecha, llevaba las Ubiñas y la Sierra de Villabandín. Al lado contrario,...

... el Valdeiglesias.

Tras esa intensa bajada,...

... la cuerda se tendió y reapareció la senda, para hacer aún más plácida la andadura. Luego, antes de una suave subida, crucé la cerca que recorre la divisoria para pasar a caminar por una especie de cortafuegos poblado de pasto amarillento. Al llegar a una primera culminación, el Molar de Montrondo, giré con el carril a la izquierda (NO) para abandonar la cuerda.

Antes, una mirada atrás, a la Peñona y el Tambarón. 

Luego, otra intensa bajada me dejó en el Alto del Portillín.

A mi izquierda, bajo el Valdeiglesias, se distinguía ya la confluencia de arroyos donde está Salientes. Al lado contrario,...

... el Arroyo del Portillín. No era ése mi camino, sin que...

... en el collado, tomé a la izquierda (O) el camino que lo atraviesa. Comenzaba subiendo unos metros, pero, enseguida...

... pasó a descender este Reguero del Cepedal, aunque manteniéndose lejos del cauce.

Hay que ir atento, para, hacia los 1.550 metros de altitud, dejar el carril por una senda a la izquierda (SO), que evita un rodeo.

El camino no es malo, pero, medio invadido por los piornos, no resulta muy visible. Bueno; si no se toma, la cosa no es grave; simplemente, se caminará un poco más para llegar a Salientes.

Al tomar distancia, veía la cima del Tambarón sobre los bosques.

Luego, la senda volvió a salir al carril principal, pero, a los pocos metros, volví a dejarlo por otra vereda a la izquierda (S), ésta más visible. Como antes, se trata sólo de acortar, pues, sea por la pista o...

... por esta otra senda, se llega igualmente a Salientes.

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