Alto del Porrinoso o Peñacabra (2.171)

ASCENSIÓN DESDE ALAMEDA DEL VALLE

HOYO CERRADO, BAJANDO POR LA RISCA

El Alto de Porrinoso, o Peñacabra, es una más de las modestas elevaciones que jalonan el brazo principal del Guadarrama entre Peñalara y el Pico del Nevero. Como sucede en el resto del cordal, se trata de una montaña con suave caída al norte, mientras que al sur presenta pendientes mayores, presentando incluso cierta verticalidad y carácter rocoso en los circos alojados bajo la cresta. En este caso, el pico está flanqueado por el Hoyo Cerrado, llamado así por no distinguirse desde el valle, y el menos conocido y transitado del Porrinoso. Por el primero transcurrirá la ascensión. Respecto a la vegetación, también es la habitual: de abajo arriba, roble, pinos, matorral y pasto duro.

La ruta consiste en alcanzar el cordal remontando, más o menos directamente, la ladera meridional hasta el collado cabecero del Hoyo Cerrado, para luego ir a la cima por la cuerda. La bajada será por el lomo sureste, que sería la ruta normal de esta vertiente.

Vistas desde el sur, la doble cima del Porrinoso se alza entre la cima de Los Pelados y el Pico del Nevero

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Guadarrama (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Guadarrama
  • Base de partida: Alameda del Valle (Madrid)
ACCESO: Alameda del Valle es una población del Valle de Lozoya, que se abre en el extremo norte de la Comunidad de Madrid, entre el cordal principal y la Cuerda Larga del Guadarrama. La ruta parte del lado opuesto de la carretera a donde está el núcleo urbano, del lugar señalado como Granja la Mítica en GoogleMaps. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el enlace as la aplicación.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.126 / 2.171
  • Mi tiempo efectivo: 5h37
  • Mi tiempo total: 6h44
  • Dificultades: Muy fácil. Largos tramos a través de matorral cerrado. Unos metros de pendiente extrema y terreno suelto en lo alto de Hoyo Cerrado. Un par de pasajes cortos por bosque sin senda, marcas ni referencias visuales.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Alameda del Valle por el Camino de Segovia y, en la primera bifurcación tras cruzar  el Arroyo de la Saúca, desviarse a la derecha (N) por el carril que remonta el monte de El Palancar. Cuando acaba en una pradera, buscar en su extremo norte un camino que continua subiendo al NO, ahora a través de la Ladera del Gato. Al pasar el lomo del Sabucarejo, dejar la senda por la derecha (NE) y ascender por el mismo, abriéndose paso entre el matorral. Al ir acercándose a los canchos que defienden Peñacabra, derivar a la izquierda (NO) para atravesar la ladera por debajo de los mismos, en busca de la boca, ya visible, del Hoyo Cerrado. Una allí, girar a la derecha (N) para remontarlo por su eje hasta ganar la cuerda en el collado cabecero y girar a la izquierda (O) para alcanzar, sucesivamente, la punta occidental (2.161) y la cima del Alto del Porrinoso.

Girar a la derecha (S) y descender por el lomo suroriental del pico. De vez en cuando, se ve algún hito, pero, en general, el matorral se ha comido la senda que había en tiempos. Tras pasar por La Risca, dejar la cuerda por la izquierda (E), descendiendo por la ladera directamente y luego derivando a la derecha (SE), a través del bosque con algún rastro de paso discontinuo, en busca de la collada de Roble Blanco, donde se sale del arbolado. Girar a la derecha (SO) y dejarse caer a través de un empinado y denso pinar hasta dar con una pista. Tomarla a la izquierda (SO) y seguirla hasta una pronunciada curva a la izquierda en el límite de la Dehesilla de la Alameda. Dejar el carril siguiendo recto (SO), cruzar una cerca y atravesar manteniendo dirección el citado paraje hasta dar con un camino que cota el paso y va paralelo a otra cerca y a un torrente. Tomarlo a la derecha (O) y girar enseguida a la izquierda (S) en una bifurcación para cruzar el arroyo por un puente, atravesar la Granja la Mítica y reaparecer en el camino de Segovia, por el que, a la izquierda (SE) se llega en pocos minutos a Alameda del Valle.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Itinerario sin trepadas, pero que tiene cierta dificultad al haberse perdido buena parte de las sendas, estrechas pero suficientes, que, en tiempos, subían a Hoyo cerrado y bajaban por Roble Blanco. Yo mismo los he conocido en mis primeras visitas, allá por el siglo pasado. Si en algunos sitios despejados y cómodos (la Dehesilla de la Alameda o el Propio Hoyo Cerrado) esto no tiene importancia, también hay trechos de pelea con el matorral y navegación por bosque. Para lo primero, conviene estar acostumbrado y, para lo segundo, hay que tener destreza e instinto. Sí; a pesar del GPS, pues todo aparato puede quedarse sin pilas, estropearse, etc. No lo recomiendo al senderista “puro”. Aunque cualquier montañero creo que puede acometer sin problemas esta actividad.

Por otro lado, este itinerario es uno de esos clásicos de la Sierra que todo el mundo conoce (“Ah, claro, Hoyo Cerrado, el de Peñacabra”), pero que luego hacemos cuatro gatos. Desde luego, es muy bonito y Hoyo Cerrado es uno de los parajes más escondidos e impresionantes de estas sierras. Además de que, como sucede en todos los montes del entorno, el panorama desde la cuerda es muy bonito.

RELATO GRÁFICO:

Comencé a caminar por el Camino de Segovia, que sale de Alameda del Valle hacia el noroeste, a cruzar la sierra por el Puerto de Malagosto. Delante, se alzaban las cimas de Los Pelados y El Porrinoso, que flanquean Hoyo Cerrado que, de ahí su nombre, quedaba oculto por la perspectiva.

Mientras cruzaba el extenso fondo del Valle del Lozoya, podía ver a mi izquierda las crestas de la Cuerda Larga y Peñalara, que definen su cabecera.

Al empezar a ganar altura, además de poder ver a mi espalda la Sierra de la Morcuera, llegué a los primeros robles, que se fueron adensando paulatinamente hasta...

... formar bosque. A poco de entrar en él, dejé la pista por un camino no tan bueno que salía a la derecha (NE). Si hubiera seguido por la misma, hubiera llegado igualmente, pero tras un considerable rodeo.

Cuando el camino que seguía dejó de ganar altura, hacia los 1.300 m de altitud, lo dejé por la izquierda (O), para tomar otro...

... aún peor; empinado, más estrecho y medio invadido por la vegetación, llegando a borrarse en algún punto.

Salí a los prados del Palancar, desde donde volví a ver las Cabezas de Hierro y Peñalara, ahora dominando Rascafría. También encontré ahí una pista, que tomé a la derecha (NE).

Esta nueva vía es excelente y traza, además lazadas amplias que dulcifican una pendiente, que no es, de por sí, excesiva.

Cuando se abría un hueco en los árboles que flanqueaban la pista, podía ver Alameda del Valle y otros pueblos, allá abajo.

Al trasponer un lomo, puede ver el Hoyo Cerrado, que ahora sí se apreciaba, bajo la cima.

Poco después, acabó la pista en un prado, sobre el cual se alzaba la Ladera del Gato. Para remontarla, comencé por...

... ir buscando en la hierba el trazo borroso de un senderillo, que posteriormente...

... abre en el denso matorral un corte estrecho pero suficiente. Desde aquí, se ve, sobre la cabecera del Valle del Lozoya,...

... una de las mejores perspectivas que conozco de Peñalara.

La senda, luego, tras dobles otro lomo, entra en el Arroyo de Varcialengua, que cruza para...

... salir del mismo por la ladera opuesta, sobre la que se puede ver Hoyo Cerrado. Al doblar ese otro lomo, dejé este camino por la derecha, por...

... un trazo más estrecho y borroso que remonta la ladera de Sabucarejo. Primero, directamente y, luego,...

... en una diagonal más tendida. Por aquí se alternaban trechos de senda bien marcada con...

... otros en que el rastro se perdía.

De vez en cuando, un hito confirmaba el camino, más que marcarlo, pues no había continuidad.

Así, fue quedando atrás esta ladera, mientras la vista se ampliaba y aparecían nuevos elementos, como la cresta del Mondalindo.

De todas formas, la referencia más segura a seguir era la boca del Hoyo Cerrado, al llegar a la cual...

... se hizo visible el circo, bonito sin ser espectacular. Comencé a remontarlo por su eje, superando sucesivos rellanos y rampas.

Tras la primera cuesta, una mirada atrás: el primer rellano y la Najarra al fondo.

Fui dejando atrás la vertical de Peñacabra según...

... me internaba en el hoyo.

A mi izquierda, los roquedos de Los Pelados.

Ya en el penúltimo rellano, se distinguía el tramo final de piedras inestables, que fue lo más incómodo de pasar.

Al coronarlo, mirada atrás, con la Cuerda Larga y Peñalara en el horizonte y Hoyo Cerrado a mis pies.

Estaba en lo alto del cordal, pero la perspectiva al norte quedaba estropeada por la amplitud de la cuerda. Aquí, encontré una senda que tomé a la derecha (E) para...

... dirigirme a la cumbre, cuya doble cima era ya visible. Comencé por dirigirme a la punta occidental, la más cercana, o Peñacabra propiamente dicha.

Al acercarme a esa primera punta, a mi derecha, podía ver Los Pelados al otro lado de Hoyo Cerrado y, más allá, sombría, las crestas de la Mujer Muerta y de la Sierra de Ojos Albos.

Para llegar al hito, hube dejar la senda y atajar brevemente por el matorral.

Desde Peñacabra está la mejor perspectiva del Valle del Lozoya.

Para continuar a la cumbre, giré a la izquierda (NE) con la cuerda y atravesé la amplia y suave depresión intermedia.

Como se ve, la perspectiva al oeste desde el alto del Porrinoso, está muy limitada por el propio terreno circundante.

Lo mismo sucede al norte.

Algo mejor es la vista al este, pero sólo por el airoso perfil del Pico del Nevero, pues este mismo tapa las crestas de Ayllón.

Únicamente al sureste se ve algo más: el Embalse de Pinilla bajo las sucesivas lomas del Hontanar y Mondalindo. Comencé el descenso caminando un poco más a la derecha,...

... por lo alto de un lomo de hierba que se proyectaba en dirección a la Najarra. Al llegar al cambio de pendiente, me encontré...

... ante una empinada ladera de matorral, que parece acabar en el cabezo llamado La Risca. Me consta que, hace años, una senda bajaba por aquí. Si existe alguna traza, fui incapaz de encontrarla, aunque sí vi algún que otro hito sin continuidad. Creo que el tiempo y el poco uso han vuelto a actuar aquí. Pero, bueno, como el matorral no era muy alto ni muy denso, no se caminaba mal, mientras iba viendo a mi izquierda...

... el perfil del Nevero y, al lado opuesto,...

... el alto valle del Lozoya.

La pendiente cedió en una collada ante La Risca, cuya breve ladera superé a continuación.

Desde lo alto de esa pequeña, se ve así el lomo que acababa de descender y, a la derecha,...

Una bonita perspectiva del Nevero.

Traspuse la cima manteniendo la dirección hasta dar con un murete, que atravesé para girar a la izquierda (E) y descender...

... directamente entre los pinos dispersos. Aquí encontré una traza que, durante el rato me quedaba hasta alcanzar la pista bajo Roble Blanco fue apareciendo y desapareciendo. También seguía viendo esporádicamente algún hito.

Precisamente un par de esas señales me hicieron derivar a la derecha hasta retomar la dirección sureste y entrar en un pinar...

... bastante denso, donde volvieron a desaparecer rastros y marcas. Así que lo atravesé procurando mantener la dirección y, cuando empezó a notarse la curvatura del terreno, la cuerda.

Salí del arbolado en el hombro (1.674) de Roble Blanco. Allí, giré a la derecha (SO), volviendo al...

... pinar, por el que descendí en línea directa, pues sabía que poco más abajo pasaba una pista, que tomé a la izquierda (S).

Y aquí se acabaron las peripecias. Este nuevo camino es magnífico y baja muy suavemente, en apacibles lazadas, hacia el Valle del Lozoya. Al poco, los robles sustituyeron a los pinos y...

... empezaron a menudear los claros, que me dejaban ver el valle. Y, también, las nubes amenazantes que venían hacía mí. Ya tapaban Peñalara, pero aún no las Cabezas de Hierro. Aceleré el paso.

Bueno, igual no me mojaba: la cresta sobré mí estaba despejada.

Pero, poco después, tampoco las Cabezas de Hierro se veían. Ya no había duda; en menos de una hora abrirían el grifo.

La idea inicial era seguir esta pista hasta Pinilla del valle y regresar a Alameda por una senda que vas paralela a la carretera. Pero, a la vista del chaparrón, decidí acortar. Dejé el carril en esta curva, a 1.200 y pico metros de altitud, continuando recto (SO) y cruzando un murete, entrando en...

... la Dehesilla de la Alameda, que travesé en línea recta, pues no presenta obstáculos.

Al quedar atrás la pendiente, di con una pista, que tomé a la derecha (O), pero para dejarla enseguida. A los pocos metros, en un cruce, giré a la izquierda (S), tomando otro carril, que...

... tras atravesar un par de cancelas y pasar entre unos corrales, me llevó al camino de Segovia. El del principio. Ahora, el cordal del que venía también estaba tapado y la lluvia ya olía. Giré a la izquierda (SE) para...

... recorrer los metros finales, con un ojo puesto en la cabecera del valle, ya totalmente invisible a mi derecha. Y, efectivamente, empezaron a caer gotas cuando me quitaba las botas sentado en el coche. Un día de éstos me va a pillar.

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