Cabeza Mesada (1.545)

ASCENSIÓN DESDE TÓRTOLES

POR EL ARROYO DE VALDENEGRO, CON CABEZA DE LA PORRA (1.518)

La Cabeza Mesada es la cima de cierta importancia más occidental de las Sierras de Ávila, alineación de montañas modestas, lejos de alcanzar los dos mil metros, que se extiende paralela al norte de la divisoria del Sistema Central, frente a las Parameras. Como el resto de la cadena que la incluye, la Cabeza Mesada tiene formas redondeadas y pendientes suaves, especialmente en la vertiente septentrional, con laderas de pastizal salpicadas de arboledas de pino y roble. Con los pueblos muy cerca de las culminaciones, toda la sierra está llena de cercados y caminos, pero que no llegan a afear el paisaje, más bucólico que silvestre.

La ruta consiste en remontar la vertiente sur por uno de los barrancos que la corta y, una vez sobre el cordal, visitar, aprovechando pistas y caminos, su cima más alta, más la Cabeza de la Porra como propina, por sus vistas y por alargar la excursión.

Cabeza Mesada, a la derecha, desde el este

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Ávila (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Villanueva
  • Base de partida: Tórtoles (Ávila)
ACCESO: Tórtoles es una población abulense situada en el oeste de la provincia, situada en la vertiente meridional de la Sierra de Villanueva, la más occidental de la cadena de las Sierras de Ávila, sobre el valle del Río Corneja y frente a la Sierra de Villafranca o Piedrahita. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.270 / 1.545
  • Mi tiempo efectivo: 2h24
  • Mi tiempo total: 2h46
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Tórtoles por la pista que, desde su calle más alta, sale al NO para remontar el Arroyo de Valdenegro, alcanzado la cuerda en el collado de la Cabeza de la Porra. A partir de ahí, rodear las vertientes oeste y norte, primero del Coto Blanco y luego de Cabeza Mesada, tomando en sucesivos cruces la opción que mantenga cota y dirección convenientes, hasta llegar al lomo de Los Barreros. Girar entonces a la derecha (N) y remontar la cuerda, llevando a la derecha la linde de un pinar, hasta la cima de Cabeza Mesada.

Descender por la cuerda al otro lado (N) hasta el collado del Coto Blanco y tomar a la derecha (SO) la pista de la cruza. En el siguiente collado, el de la Cabeza de la Porra, se cierra el itinerario, pero, en vez de bajar directamente al pueblo, dirigirse a esa otra cima, siguiendo la cuerda la oeste, primero por pista y, luego, cuando ésta se separa, campo a través. Regresar al collado último por el mismo camino y, ahora sí, descender por el Arroyo de Valdenegro a Tórtoles.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Paseo muy agradable y tranquilito. De todas las cimas y puntas que rematan esta parte de la Sierra de Villanueva, sólo la Cabeza de la Porra tiene el horizonte despejado y ésa es la razón de la visita. El resto, rodeadas de árboles, incluido el vértice de Cabeza Mesada, tienen la visión muy limitada. Así, la ruta une la visita al punto de mayor importancia orográfica y al más panorámico. Se podrían haber incluido otro par de cerros, el Coto Blanco y el castaño con poco gasto adicional, pero el día no estaba demasiado agradable y a ninguno llega senda. Tampoco a la Cabeza de la Porra, pero, en ese caso, estaba justificada la subida. Además, no debe de ser ésta una cima muy visitada pues, aparte de la falta de senda, tampoco había un triste montoncito de piedras en las rocas cimeras.

El único aspecto que merece atención para llevar a cabo la ruta es ir atento en los numerosos cruces de caminos que se pasan, ninguno señalizado y donde la dirección a tomar no es siempre obvia a primera vista. Aunque, si se no se pierde de vista lo que se quiere hacer, es fácil orientarse.

RELATO GRÁFICO:

Desde la parte alta de Tórtoles, se desplegaba al sur un sombrío panorama hacia el valle del Río Corneja. Bueno, podía ser peor. No soplaba viento, ni llovía y la mañana, aunque fría, no era desagradable.

Así, dejé el pueblo por una pista que sale al noroeste y, tras pasar junto a unos depósitos, se interna en el Arroyo de Valdenegro, que abre un corte en la ladera de la sierra.

La subida era tendida, primero a través del pinar y, luego,...

... por prado salpicado de arbustos y árboles. Al llegar al cauce del barranco, dejé la pista por un camino peor a la izquierda (N), que lo cruza para acabar, por la vertiente derecha, de alcanzar...

... el collado de la Cabeza de la Porra. Allí, desemboqué en una pista que tomé a la derecha (NE) y que...

... enseguida se bifurcó. Continué por la izquierda (N) y, al llegar a un nuevo cruce (éste), me desvié a la izquierda (N). Este carril desciende, pero es el que me interesaba para ir rodeando el monte hasta situarme al norte de la cima. Podía haber alcanzado al cumbre antes, yendo por la derecha, pero el rodeo tenía dos propósitos; primeramente, hacer circular y alargar la excursión; por otro lado, como...

... veía intención de aclarar, quería prolongar la subida para dar tiempo. Vale. Volviendo a la ruta, caminaba ahora por un terreno de prado con árboles y matorrales dispersos y muy parcelado para el ganado. Al girar el carril en el fondo de una vaguada, lo dejé por la derecha (N), y crucé la primera de una serie de cancelas.

Estaba ahora sobre una senda más estrecha, pero clara, que rodeaba una segunda vaguada bajo la cima, que se empezaba a adivinar a través de una niebla cada vez menos densa.

Y ya se veía el cielo azul al pasar por una ladera abierta en la vertiente occidental de Cabeza Mesada.

Al cambiar a la vertiente norte, a mi izquierda, hasta se vi por un momento la Sierra de Candelario entre nubes.

Pero fue un momento; a los pocos minutos, mientras ganaba altura en diagonal para acercarme a la linde del pinar que veía sobre mí, una masa de vapor entró desde el norte y...

... vuelta a navegar por el gris. Pero para eso estaba el oportuno bosquecillo; al llegar a los árboles, giré a la izquierda (NE) para seguir la linde, ya sin senda, aunque pude detectar, más que ver, un rastro de paso, posiblemente de animales. Al alcanzar el lomo de Los barreros, la linde del pinar giró a la derecha (N) y  yo con ella, pasando a...

... remontar dicho lomo, llevando ahora un murete de piedras a la derecha, hasta...

... topar con el hito geodésico de Cabeza Mesada. Éste se encuentra en un claro del pinar y está elevado sobre una plataforma, pero que resulta insuficiente para ver nada sobre los árboles que lo rodean. Así que me hubiera dado igual que el día hubiera estado despejado. Casi mejor así (el que no se consuela es porque no quiere), pues los bosques con niebla tienen un aire misterioso que siempre me ha gustado.

Comencé el retorno continuando por cuerda hacia el sur, en ligera bajada. Primero, por pastos y, luego,...

... a través de un pinar, donde me encontré unos hitos, que, marcando la línea de descenso directo, me acompañaron hasta...

... dar con la pista que cruza el collado del Coto Blanco. La tomé a la derecha (O) y, enseguida, llegué a...

... una bifurcación, donde giré a la derecha (SO), mientras se abría la niebla.

Rodeando el monte por la vertiente noroeste, salí a un terreno despejado y pude ver que, por abajo, persistían los vapores.

Mirando atrás, podía ver ahora la Cabeza Mesada.

Por delante la secundaria Cabeza de la Porra, que, como se puede ver, se diferencia del resto de cimas de esta sierra en que tiene la cima despejada. Así que, ahora sin niebla, acabé de decidirme a subirla. Poco después, pasaba por un cruce conocido de la ida y al collado oriental de la cabeza de la Porra. Allí, tomé la pista que sale a la derecha (NO) rodeando el monte y...

... la dejé cuando la lógica del terreno lo aconsejó, emprendiendo una subida directa, a través del pasto, hacia los canchos cimeros.

Al llegar a lo alto de la Cabeza de la Porra, lo primero, unja mirada atrás, a la Mesada.

Al norte y al oeste (foto), apenas se veía nada más allá de la culminación.

Al menos, al sur, se veían entre nubes algo del valle del Corneja y del largo cordal de la Sierra de Villafranca. Algo es algo.

Comencé al retorno bajando al este, hacia el collado, que pisaba por tercera vez en la jornada. Una vez allí, tomé la pista, ya conocida, que desciende el Arroyo de Valdenegro, hasta...

... Tórtoles, que encontré aún más brumoso que al salir.

Comentarios