Peñón del Mediodía (2.219)

 ASCENSIÓN DESDE NAVARREDONDA DE GREDOS

POR EL MIRADERO, CON EL CANCHO DEL ÁGUILA (1.989)

El Peñón del Mediodía es el dosmil más oriental del sector principal del Gredos y se levanta cerca de la Mira, pero al otro lado de los Galayos, frente al Espaldar. Aquí la sierra carece del carácter alpino que se da en los circos del tramo central, pareciéndose más a las sierras de los extremos: ancha loma sobre una cara sur muy empinada y una vertiente norte más suave. El pie de monte meridional está cubierto de un denso pinar hasta que la roca y la pendiente impiden su crecimiento, mientras que al norte prosperan los prados, siendo también diferentes en esto ambas vertientes.

La consiste en recorrer la cresta del Peñón del Mediodía, accediendo a ella y abandonándola por los lomos que delimitan la Garganta del jabalí: el del Miradero, al oeste para subir, y el del cancho del Águila al este.

La suave y curvilínea vertiente norte del Peñón del mediodía, enmarcada por el Cancho del Águila y el Mojinete

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Principal de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Arenal
  • Base de partida: Navarredonda de Gredos (Ávila)
ACCESO: La ruta parte del Campamento Valdeascas, situado 3,5 km al sur del pueblo abulense de Navarredonda de Gredos, en el sur de la provincia y frente a la vertiente septentrional de la Sierra de Gredos. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.463 / 2.219
  • Mi tiempo efectivo: 5h27
  • Mi tiempo total: 6h34
  • Dificultades: Muy fácil. Tanto a la subida como a la bajada, largos tramos de matorral cerrado, sin señalizar, pero siempre con buena referencia visual.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del Campamento Valdeascas por el camino balizado que remonta la garganta que le da nombre por su orilla izquierda. Cuando las señales se separan del cauce, a la altura de los Prados del Jabalí, dejarlas por la izquierda (SO), remontando un lomo, al otro lado del cual encontramos el amplio rellano de las Salegas de la Cañada de los Pastores, situado sobre el arroyo homónimo. Girar a la izquierda (S) y cruzarlo para trasponer otra loma y un segundo barranco, el de las Pilas. Remontando a la derecha (SO) el lomo subsiguiente, se llega a la cuerda de El Miradero, recorrida por una senda con hitos. Tomándola a la izquierda (SE), no hay más que seguirla para llegar a la cima de Peñón del Mediodía.

Continuar al este por la cuerda, por terreno de matorral cerrado y cantos, pero oportunamente guiados por hitos, hasta el Mojón de las Tres Cruces. Dejar allí el rastro por la izquierda (N), para descender por el lomo culminado en el Cancho del Águila, continuando luego por la cuerda hasta dar con el extremo de una pista que desciende hacia la izquierda (SO). Seguirla hasta un cruce junto a una cabaña en El Lanchar. Seguir recto (NO) y, antes de entrar en los Prados del Jabalí, cuando el terreno se muestre favorable, desviarse a la derecha (N) para bajar por una empinada ladera de hierba hasta los Pozos de Valdeascas, zona de lanchas y remansos donde resulta relativamente fácil vadear la garganta para descenderla por el camino del inicio y regresar al Campamento.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Caminata agreste, muy panorámica, a esta hermosa cima gredense. Dentro de la falta de senda, creo que el itinerario que seguí es el más transitable. En mi opinión, aporta sobre la opción de subir por la Garganta de la Covacha, más transitada, la visita a la de Valdeascas (que merece la pena), y una mejor posibilidad de hacer ruta circular. Y, sobre todo, el visitar de manera “natural” las puntas secundarias situadas al este, desde donde hay unas buenas vistas de la cara más agreste del propio Peñón y lo cerrado del matorral, pese a haber hitos, en torno a las mismas, da idea de lo escasamente visitadas que son. Respecto al Cancho del Águila, presenta también alguna perspectiva curiosa y, aunque hay hito cimero, falta directamente una senda que lleva a él.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar ante la puerta del Campamento Valdeascas, comencé a caminar por la pista que remonta la garganta que le da nombre y que, pronto, se...

... redujo a una senda, más estrecha pero clara y balizada. Avanzaba junto al cauce, que, en este tramo de los Pozos de Valdeascas está formado por largas lanchas de roca, con abundancia de...

... remansos y cascadas.

Donde se perdía la traza, los hitos indicaban el camino. Frente a los Prados del Jabalí, esa extensión de hierba amarilla que se por delante, las señales se alejaban del cauce hacia la derecha (O). Yo también lo hice, pero sin desviarme tanto, dejándolas para ascender al suroeste junto a una cerca, encaramándome al lomo de ese lado.

Una vez culminada la cuesta, al volverme, podía ver el tramo de garganta que había recorrido. Y, al fondo, el pinoso cerro de Navarquitas y la Sierra de la Paramera.

Luego, crucé al otro lado de la cerca y proseguí atravesando el lomo, al otro lado del cual...

... se abría la Garganta de la Cañada de los Pastores, donde hay unos prados utilizados como salegas. Crucé el fondo del barranco, rodeando por la derecha un gran cercado y remonté la pendiente al otro lado.

Volviéndome, al horizonte de antes se habían añadido la Serrota y el pico de las Aligas Blancas, que es el más alto de la divisoria Tormes – Alberche.

Luego, crucé un segundo arroyo, el de las Pilas. Una traza lo recorría y la seguí barranco arriba unos metros, pero, viendo que no seguía la dirección que me interesaba, la dejé por la izquierda (SE) y fui a remontar directamente la siguiente ladera.

Ésta es más empinada que lo pasado hasta entonces y está cubierta de matorral y peñascos, pero sin llegar a resultar incómoda.

En lo alto de esta nueva loma, ancha y suave, giré a la derecha (SO) para seguir la cuerda, sobre la cual se elevaban, primeramente, el cabezo de El Miradero y, más allá, la cumbre, pintada con restos de nieve sobre...

... unos cóncavos, único lugar donde el terreno se yergue con cierta altivez por estos pagos. A la izquierda, podía ver...

... el Cancho (¿?) del Águila, por donde iba a regresar, al otro lado de la Garganta de Valdeascas y, más allá, la Paramera.

Mirando atrás, al noroeste podía ver el largo, monótono y tan poco montañoso cordal de la Sierra de Villafranca (o Piedrahita).

Mientras remontaba este lomo, me encontré un camino que la crucé. Lo recorrí un corto trecho a la derecha (O), pero, como ya pasó con la traza anterior, viendo que no iba en mi dirección, lo dejé por la izquierda (S) y volví...

... al lomo, cada vez más ancho y suave según me acercaba al entronque de lomos del Miradero.

Al culminar la subida, se descubrió el panorama al oeste, apareciendo en primer lugar la cresta que envuelve el Circo de Gredos, desde el Morezón a Cabeza Nevada, destacando en medio, el Almanzor y la Galana.

Me encontré con una senda, clara y bien señalizada con hitos, que remontaba la cuerda a la izquierda (S).

La tomé y continué ganando altitud, ahora con más comodidad y rapidez. Ahora se distinguían bien los dos cordales sucesivos de la divisoria Tormes – Alberche y el principal de las Parameras.

Un gran hito en el horizonte marcaba la modesta prominencia de El Mojinete.

Desde este lugar, se llegaba a ver, más allá de las Parameras, la sombra imprecisa de las crestas del Guadarrama.

Pero el panorama que impacta está al oeste, donde se divisa el tramo central de Gredos, de la Mira al Circo. Y, a la izquierda,...

... se Abre el Puerto del Peón, a través del cual se distinguían los Montes de Toledo entre la bruma.

Por delante, la subida hacia la cumbre era suave y bastante regular.

Al ganar altura sobre el Puerto del Peón, se descubrieron los Galayos.

Otro gran hito contra el cielo parecía indicar la cima.

Acabada la subida, mirando al oeste,...

... la cresta de Gredos, tras la asomaba la Sierra de Candelario, formaba esta bonita composición con el matorral.

Pero no estaba en la cumbre, sino en la punta oeste, ligeramente más baja (2.217). La senda me condujo allí en pocos minutos.

Al llegar al Peñón del Mediodía, se descubrió el panorama al este: lo que quedaba del Gredos central hasta el Risco de las Morillas y, más allá, el macizo oriental, con las sierras del Torozo y el Cabezo sobre las estribaciones meridionales. Llevando la vista a la derecha,...

... la neblina no dejar ver el fondo del valle del Tajo y los Montes de Toledo eran sólo una sombra nebulosa.

Al oeste, la vista ya conocida, donde ahora se veía algo mejor el Cervunal.

Al norte, los altiplanos se extendían hasta las Parameras. Comencé el regreso en esa dirección, bajando del risco cimero y,...

... guiado por los hitos, siguiendo la cuerda, que enseguida giró a la derecha para recuperar la dirección noreste.

Antes del giro, otra bonita perspectiva: las crestas al este enmarcadas por la roca del propio cordal del...

... Peñón del Mediodía, que mostraba aquí su cara más agreste y que justifica la primera parte del nombre.

Por delante, la cuerda estaba cubierta de un denso piornal, del que sobresalían hitos. Ni rastro de traza. Pero, ciertamente, creo que merecía la pena seguir las señales, pues, en la línea marcada, el matorral presentaba menos resistencia. Tras pasar una cota anónima (2.198) sin apenas prominencia,...

... bajé al Collado Cañamero, tras el cual la subida al Risco del Águila (no confundir con el Cancho homónimo) presentaba una banda despejada, rocosa, pero sin dificultad reseñable. Desde este picacho,...

... una mirada atrás, a la vertiente suroriental del Peñón del Mediodía.

Luego, la cuerda, más despejada, presentaba una bajada y subida poco menos que imperceptibles hasta el Mojón de las Tres Cruces, donde acabaría el recorrido por el cordal principal. Poco antes del collado intermedio, me desvié ligeramente a la derecha de la cuerda para encaramarme a unas rocas desplazadas al sur y...

... obtener otra buena perspectiva de la vertiente meridional.

Luego, cubrí el breve trecho que me restaba hasta la cima del Mojón de las Tres Cruces, desde donde...

... eché una mirada de despedida al cordal recorrido desde el Peñón del Mediodía.

Y, luego, otra a las sierras orientales, antes de girar a la izquierda (NE) y...

... comenzar a descender a través del matorral. Ya tampoco había hitos, pero el cabezo del Cancho del Águila, visible desde la cuerda, me sirvió de referencia.

Luego, encontré una pedrera, en la que, poniendo cierto cuidado, se avanzaba mejor que por el matorral. 

A mi izquierda, me fijé en la buena vista, pese a la lejanía, que había de la Sierra de Candelario.

Al final de la pedrera, volví a encontrarme con el piornal, pero comencé a ver más abajo un corte en el mismo, curiosamente recto. Me dirigí directo a él y, al llegar, descubrí que no era una senda, sino...

... un angosto pasillo, abierto para erigir una cerca de alambre, que de momento quedó interrumpida a media ladera. La cosa es estrecha y no muy cómoda, pero menos da una piedra.

Luego, el matorral se abrió poco antes de alcanzar el Collado de las Quebradas y emprender la última subida del día, que...

.,.. me llevó a la discreta cima del Cancho del Águila, desde la que lo más destacable era esta perspectiva al noreste con el Risco de las Morillas delante de la Sierra del Cabezo, frente a la de la Paramera, a ambos lados del valle del Alberche.

Atrás, el cordal que venía de recorrer.

Y, al oeste, Candelario y la cresta del Circo de Gredos, con...

... sus cimas mayores plenamente identificables.

Tras una breve parada, continué por la cuerda, en suave descenso, ahora al suroeste, hacia una ligera prominencia (1.937), a partir de la cual...

... el terreno se empinó brevemente hasta el rellano herboso que culmina el Espalderón del Jabalí. Allí encontré...

... el extremo de un carril que sale al suroeste. Lo tomé y...

... pasé, en suave descenso, ante al Peñón del Mediodía, que, visto desde aquí, no deja sospechar su carácter rocoso. Luego, el camino giró casi en redondo y...

... caminando ahora noreste, frente a las Parameras, acabé esta parte de la bajada en otro rellano, a la entrada al cual...

... encontré una caseta y un cruce de caminos. Proseguí recto (NO), por la pista menos marcada, que...

... se dirige hacia los Prados del Jabalí. Antes de alcanzarlos, en la curva que se ve, dejé el camino por la derecha (NO) para...

... atajar hacia el corte de la Garganta de Valdeascas, primero a través de una suave pradera y, luego, cuando...

... el terreno se empina a la vista del cauce, buscando el paso franco entre espinos y retamas.

Alcancé el torrente en los Pozos de Valdeascas, que ofrecen posibilidades de vadeo en seco. Yo escogí pasar por el desagüe del remanso más grande que se ve. Una vez al otro lado, tomé a la derecha (NE) el camino que desciende la garganta y...

... que no es otro que aquél por el que había iniciado la excursión y que, ahora, me llevó de vuelta al campamento.

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