Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Combinación
de la ruta normal Cabezas de Hierro desde Cotos con el retorno más fácil y
corto (que no sea volver por el mismo camino). Le doy condiciones invernales aunque
realmente sólo había que pisar nieve inevitablemente en parte del tubo y la
ladera meridional de la Cabeza de Hierro Menor. Pero, en el primero, se
incluían los dos puntos de máxima pendiente, que, junto con la travesía de la
segunda, aportan toda la escasa dificultad que puede tener la ruta. Cuando está
totalmente nevado, el tubo se alarga de 200 a 300 metros, pero con las mismas
características; incluso, la pendiente media sería algo menor.
En esta ocasión, utilicé
la carretera de Valdesquí, en lugar de la senda a través del bosque de la Loma
del Noruego para ir y volver del Pingarrón, aprovechando que el tráfico estaba
cortado; es más cómodo. También, rodeé la cabeza de Hierro Menor en lugar de
pasarla por la cima; ambas opciones son similares; incluso, con nieve, puede
ser más delicado el flanqueo, pero hoy me pudo pereza. Por lo demás, el
itinerario es bonito y, dentro de las condiciones que siempre impone la nieve,
fácil y sólo moderadamente exigente. Una manera asequible de conocer uno de los
rincones más agrestes de estas montañas y gozar por un rato del panorama en la
Cuerda Larga.
Quizás lo más delicado o
conflictivo con la nieve presente sea el aparcamiento en Cotos: en fines de
semana, se llena al amanecer; a veces, antes. Así que toca madrugar. Los
jubilados, no; nosotros podemos ir entresemana. Si, a pesar de todo, nos
encontramos eso, existe la posibilidad de bajar por la carretera hacia
Rascafría, hasta el pequeño aparcamiento del Arroyo de la Laguna. Desde ahí,
una senda baja a la pista que remonta el Río Lozoya y, luego, el Arroyo de las
Cerradillas, alcanzado la ruta expuesta en la senda que va al circo, ya cerca
del mismo. Este otro aparcamiento, no es que no se llene, pero tarda más. Hay
otras opciones partiendo aún más lejos, pero, para eso, mejor cambiar de monte.
RELATO GRÁFICO:
Desde el
aparcamiento del Puerto de los Cotos, se veía la vertiente norte de las Cabezas
de Hierro escasamente punteada de nieve. Pero los tubos más occidentales
parecían conservarla, al menos, en su fondo. Aunque el de Las Cerradillas no
llegaba a verse, con esa esperanza partí.
Aprovechando
que estaba cortada al tráfico, fui por la carretera de Valdesquí hasta el
acceso a la pradera de El Pingarrón, a partir de la cual fui siguiendo las
marcas blancas y amarillas del PR-M 27, que...
... me
llevó a rodear un modesto cabezo, dando vista a la Bola del Mundo sobre
Valdesquí, antes de meterse en el bosque y...
... bajar
a cruzar el torrente de las Guarramillas por un puentecillo.
A
continuación, pasé a efectuar un largo flanqueo a través de las laderas de El
Pinar.
Al doblar
un lomo, precisamente donde cerraría el itinerario al bajar, pasé por un claro
desde donde se pueden ver Peñalara,...
... el
Valle del Lozoya, con la Sierra de Ayllón al fondo, y...
... de
nuevo las Cabezas de Hierro. El tubo de Las Cerradillas sigue sin verse. Sí que
hay buena perspectiva sobre la cara norte, con sus Pulmones, prácticamente
pelada.
Más
adelante, llegué a una bifurcación, donde continué por la derecha (S),
siguiendo la indicación a Cabezas de Hierro. El cartel precisaba que quedaban
2,8 km; lo que no aclara es que, esa modesta distancia, va acompañada de unos
600 m de desnivel, pues, hasta ahora, había bajado más que subido.
Y aún no
había acabado. Todavía perdería algunos metros más para vadear hasta cuatro
torrentes, el último de los cuales (éste) es el de Las Cerradillas. Así que,
tras el vado, la senda gira para remontar su curso camino del circo y el tubo.
Al poco,
los árboles clarearon, dejándome ver el Cerro de Valdemartín y la cuerda que
recorrería a la bajada.
Un
momento después, dejé atrás los pinos y vi la boca del cuenco de Las
Cerradillas, que se abría al fondo a la izquierda. La senda, ahora más
estrecha, se abría paso entre el matorral, antes de meterse en...
... una
breve pedrera donde se perdía el trazo, pero los hitos ayudaban a dar con el
paso bueno. Mirando atrás, se tenía ya una vista bastante completa de Peñalara.
Las
señales me llevaron a cruzar el torrente y girar con el mismo para...
...
encarar la subida del tubo, que pronto se dividió en tres, bajo La cabeza de
Hierro Menor. Seguiría por el brazo principal, el de la izquierda (E), que
llega al hombro que se ve a la izquierda de la cima mencionada.
Desde la
confluencia, situada hacia los 2.000 m de altitud, había una magnífica
perspectiva de Las Cortadillas bajo la cima de Valdemartín. Justo después, la
pendiente supera los 30º y, aunque sobresalían bastantes cantos, era más cómodo
mantenerse pisando nieve.
Luego,
vino un tramo algo más tendido, aunque siempre cerca de los 30º, durante unos
150 m de desnivel.
Mientras
subía, podía ver a mi izquierda cómo Peñalara se iba ocultando y, al otro lado,...
... los
canchos que jalonan el lomo occidental de la Cabeza de Hierro Menor, cada vez
más cerca.
En los
últimos 50 ó 60 m, el tubo vuelve a empinarse, no sólo pasando lo 30º, sino
acercándose incluso a los 40 en algún momento.
Salí de
la nieve ya cerca de culminar en el hombro norte de la Cabeza Menor, desde el
cual, mirando...
... atrás,
podía ver ya asomar la Mujer Muerta por encima del lomo norte de Valdemartín.
Al otro lado,...
... se
abrió el valle del Lozoya, lleno de niebla bajo el Pico del Nevero, la
Somosierra y las crestas de Ayllón. Continué girando a la derecha (SE)...
...
frente a la Cabeza de Hierro Mayor, para dirigirme al collado de Entrecabezas,
a través de...
... unos
cómodos neveros, suaves y regulares. Mejor que el terreno pedregoso que hay
debajo. Mirando atrás, divisaba la imprecisa llanura al norte, entre la Mujer
Muerta y Peñalara.
Al llegar
al collado, descubrí al otro lado un mar de nubes sobre la llanura al sur. Para
alcanzar la cumbre, ya sólo me quedaba tomar a la izquierda (NE) la senda que...
...
recorre la cuerda, culminando en pocos minutos la cúspide de la Cabeza de
Hierro Mayor.
Al
noroeste, se veía un trozo de Castilla la Vieja, entre Mujer Muerta y Peñalara,
bajo la cual se distinguían las praderas de Cotos. De la de la izquierda había
partido. Llevando la mirada a la derecha,...
... el
Valle del Lozoya se abría bajo la divisoria del Sistema Central y la Cuerda
Larga, aunque la gran anchura de ésta estropeaba un tanto la perspectiva. A lo
lejos, ante las montañas de Ayllón, se encontraba el extremo del mar de nubes
que...
... se
extendía por todo el arco sur, resaltando los perfiles de la Pedriza y la
Sierra de los Porrones.
Al oeste,
la vista se extendía por la Cabeza Menor, Guarramillas, etc... hasta Gredos,
más adivinado que visto, en el horizonte. En esa dirección inicié el descenso,
regresando por...
... el
sendero balizado de Cuerda Larga (PR-M 11) hasta Entrecabezas. Desde ahí, rodeé
la Cabeza de Hierro menor por el sur (izquierda), siguiendo...
... los
hitos y una huella vieja, pero todavía útil. Mirando atrás, se veía así la
Cabeza Mayor.
Cubierta
por la nieve, esta travesía, sin llegar a ser delicada, conviene tomársela con
cuidado por su moderada pendiente lateral.
Al doblar
el lomo sur de la Cabeza Menor, la perspectiva me dejó ver, atrás, el extremo
oriental de la Cuerda Larga mientras que,...
... por
delante, volvía a ver la parte occidental de la Cuerda Larga.
De nuevo
en la cuerda, viendo a mi izquierda la Maliciosa sobre los barrancos que
originan el Río Manzanares,...
...
llegué al Collado de Valdemartín, al pie del cerro homónimo. No lo culminaría.
Antes, a unos dos tercios de subida, dejaría la senda de la Cuerda Larga por un
trazo más borroso a la derecha (NO), que atraviesa la ladera en busca del lomo
que cae al norte.
Mirando
atrás desde el cruce, se veían así las Cabezas de Hierro. Debajo de la Mayor,
el tubo de Las Cerradillas y, a la izquierda, en el horizonte más lejano,...
... las
crestas de Ayllón, con el Pico del Lobo nevado, y el masivo y achaparrado
Ocejón.
La
travesía entre la Cuerda Larga y el lomo norte del Cerro de Valdemartín está
señalada con hito pero no vi una verdadera traza. El terreno es despejado y, la
parte nevada, poco empinada, aunque...
... mirar
abajo durante el paso sobre el cóncavo de Las Cortadillas impresionaba.
Antes de
salir a la cuerda, fui derivando a la derecha para atajar hacia un collado al
que llegaban las instalaciones de...
...
Valdesquí, que se abre al otro lado. Bonita las perspectiva de Siete Picos y la
Mujer Muerta sobre la Loma del Noruego.
También
desde el collado, al otro lado, se veía toda la subida que había hecho por las
Cerradillas hasta la cumbre.
Dejando
atrás el Cerro de Valdemartín, continué por la ancha cuerda, subiendo a...
... un
pequeño altozano, en lo alto del cual me encontré tres riscos. Siguiendo una
traza, ahora más clara, pasé entre ellos, dejando dos a la derecha, para...
... en el
siguiente collado (2.107), bajar a la izquierda (NO). Tras rodear esta...
... parte
rocosa de la cresta,...
... girar
a la derecha (NE) y atravesar la ladera para...
...
volver a la cuerda, desde donde se veían así el Cerro de Valdemartín y...
... las
Cabezas de Hierro, que mostraban ahora la cara norte de la Mayor, con sus
Pulmones, además de Las Cerradillas.
Ahora, la
senda me fue llevando por lo alto del ancho lomo hacia la linde del...
...
pinar, en cuyo interior perdí la traza. Pero no es grave, pues el terreno era
despejado y regular bajo los árboles y no se trataba más que de ir bajando por
la cuerda hasta topar con...
... el
Camino de las Cerradillas, muy cerca del morro de El Pinar, por donde ya había
pasado esa mañana. Así que, tomándolo a la izquierda (O), fui deshaciendo
camino hasta el Puerto de Cotos, sin otra variación que...
...
desviarme un momento al paso por el Pingarrón, para tocar en la cima del
altozano (1.836) y despedirme debidamente de las Cabezas de Hierro.
¡Hola Luiso!
ResponderEliminarCuánto tiempo sin verte la patita por debajo de la puerta.
Un corredor para disfrutar sin excesivo compromiso, nos puede llenar de vida disfrutando de la montaña, no tiene precio.
¡Quie vaya bueno!
Gracias por el comentario, Mariano. Como bien sabes, es lo que se aprende con los años: más disfrute y menos épica. Saludos y felices montañas
EliminarAupa Luiso!
EliminarEn este invierno absolutamente atípico (¿tendremos que irnos acostumbrando?), buena oportunidad para raspar un poco la roña de las puntas de los crampones y además cerquita de casa. Además en esa zona respirarás bien, no? A cuatro pulmones, los tuyos y esos dos cercanos...
A ver si es verdad el clásico refrán de "Al invierno no se lo come el lobo" y está entrada borrascosa próxima, de finales de semana, maquilla un poco este invierno que la Cantábrica y Picos dan auténtica pena.
Un abrazo
Soy Alfredo
EliminarAlfredo, seguro que por ahí arriba también se encuentra algún corredorcillo cerrado y escondido. No sólo éste, en Peñalara, enfrente se veían más cintas blancas. Otra cosa es el entorno. Un abrazo (soy Luiso; no sé por qué no me deja salir con mi usuario)
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