Cabeza de Hierro Mayor (2.380)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DE COTOS

TUBO DE LAS CERRADILLAS INVERNAL

Las Cabezas de Hierro son la culminación de la Cuerda Larga, la más meridional de las alineaciones del conjunto montañoso del Guadarrama. Esta montaña está totalmente enclavada en la provincia de Madrid y separa el Valle del Lozoya de la llanura. Se trata de un ancho cordal redondeado sostenido por laderas altas pero poco empinadas, que están cubiertas de prado y canchal por encima de los pinares del valle. Dentro de esa tónica suave, la vertiente norte de las Cabezas de Hierro es uno de sus pocos rincones agrestes y, en invierno, se viste de hielo y nieve para delicia de montañeros.

La ruta comienza dirigiéndose al sur, por el sendero balizado que va al Circo de las Cerradillas, para remontarlo por su tubo principal. Una vez en el Collado de Entrecabezas, la cumbre se alcanza por la cuerda. Para volver, escogí la bajada más fácil; comienza por la cuerda, yendo al oeste. A media subida del Cerro de Valdemartín, nos desviamos a la derecha para salir al lomo norte de dicho pico y descender por el la cuerda de El Pinar hasta dar con la senda del principio.

Bajo las Cabezas de Hierro, el cóncavo de Las Cerradillas, con el tubo principal señalado

SITUACIÓN:

  • Zona: Cuerda Larga - Sierra de la Morcuera (Sistema Central)
  • Unidad: Cuerda Larga
  • Base de partida: Puerto de Cotos (Madrid)
ACCESO: El Aparcamiento del Puerto de Cotos, que se abre en el cordal principal del Guadarrama entre las provincias de Madrid y Segovia, es el punto de partida de esta ruta. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.773 / 2.380
  • Mi tiempo efectivo: 4h35
  • Mi tiempo total: 5h25
  • Dificultades: F, en las condiciones del día (nieve continua, más bien blanda, sólo en los dos tercios superiores del tubo y en el flanqueo de la Cabeza de Hierro Menor). En nieve, subida de 200 m de desnivel con pendiente media de 30º y máxima de menos de 40º, más una travesía con pendiente lateral cercana a 30º. Salvo un par de tramos cortos por pedrera, todo el itinerario transcurre por caminos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Desde el Puerto de Cotos, tomar la carretera de Valdesquí, dejándola por el desvío a la izquierda (SE) que accede a El Pingarrón. Siguiendo marcas de PR, continuar por la senda que baja a cruzar el Arroyo de las Guarramillas y va atravesando luego la ladera. Cuando se bifurca, seguir por la derecha (S) para llegar a la cuenca de Las Cerradillas. Tras vadear el torrente, la senda va remontándolo hasta entrar en el cuenco bajo la Cabeza de Hierro Menor donde se origina. Allí, según se pasa la cota 2.000, parten tres tubos de una confluencia; subir por el curso principal, el de la izquierda (E), que alcanza los 35º en un par de puntos y termina en un hombro del lomo norte de la Cabeza Menor. Girar a la derecha (SE) para atravesar la ladera hasta el  Collado de Entrecabezas (F). Una vez en el mismo, sólo queda seguir la cuerda a la izquierda (NE) para culminar la Cabeza de Hierro Mayor.

Volver a Entrecabezas y continuar por la cuerda al SO, flanqueando por el sur (izquierda) la Cabeza de Hierro Menor, por pendientes lateral que, con nieve, hay que tomar con cuidado, pues superan los 30º. Pasado el Collado de Valdemartín e iniciada la subida al cerro homónimo, dejar la cuerda por la derecha (NO), por una borrosa traza marcada con hitos que atraviesa la ladera hasta el lomo norte. Allí, gira a la derecha (N) para descender por el mismo, evitando por el oeste (izquierda) los tramos rocosos y continúa descendiendo por la cuerda de El Pinar, hasta desembocar en el Camino de las Cerradillas, que, a la izquierda (O), nos devuelve al Puerto de Cotos por el itinerario de ida.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Combinación de la ruta normal Cabezas de Hierro desde Cotos con el retorno más fácil y corto (que no sea volver por el mismo camino). Le doy condiciones invernales aunque realmente sólo había que pisar nieve inevitablemente en parte del tubo y la ladera meridional de la Cabeza de Hierro Menor. Pero, en el primero, se incluían los dos puntos de máxima pendiente, que, junto con la travesía de la segunda, aportan toda la escasa dificultad que puede tener la ruta. Cuando está totalmente nevado, el tubo se alarga de 200 a 300 metros, pero con las mismas características; incluso, la pendiente media sería algo menor.

En esta ocasión, utilicé la carretera de Valdesquí, en lugar de la senda a través del bosque de la Loma del Noruego para ir y volver del Pingarrón, aprovechando que el tráfico estaba cortado; es más cómodo. También, rodeé la cabeza de Hierro Menor en lugar de pasarla por la cima; ambas opciones son similares; incluso, con nieve, puede ser más delicado el flanqueo, pero hoy me pudo pereza. Por lo demás, el itinerario es bonito y, dentro de las condiciones que siempre impone la nieve, fácil y sólo moderadamente exigente. Una manera asequible de conocer uno de los rincones más agrestes de estas montañas y gozar por un rato del panorama en la Cuerda Larga.

Quizás lo más delicado o conflictivo con la nieve presente sea el aparcamiento en Cotos: en fines de semana, se llena al amanecer; a veces, antes. Así que toca madrugar. Los jubilados, no; nosotros podemos ir entresemana. Si, a pesar de todo, nos encontramos eso, existe la posibilidad de bajar por la carretera hacia Rascafría, hasta el pequeño aparcamiento del Arroyo de la Laguna. Desde ahí, una senda baja a la pista que remonta el Río Lozoya y, luego, el Arroyo de las Cerradillas, alcanzado la ruta expuesta en la senda que va al circo, ya cerca del mismo. Este otro aparcamiento, no es que no se llene, pero tarda más. Hay otras opciones partiendo aún más lejos, pero, para eso, mejor cambiar de monte.

RELATO GRÁFICO:

Desde el aparcamiento del Puerto de los Cotos, se veía la vertiente norte de las Cabezas de Hierro escasamente punteada de nieve. Pero los tubos más occidentales parecían conservarla, al menos, en su fondo. Aunque el de Las Cerradillas no llegaba a verse, con esa esperanza partí.

Aprovechando que estaba cortada al tráfico, fui por la carretera de Valdesquí hasta el acceso a la pradera de El Pingarrón, a partir de la cual fui siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-M 27, que...

... me llevó a rodear un modesto cabezo, dando vista a la Bola del Mundo sobre Valdesquí, antes de meterse en el bosque y...

... bajar a cruzar el torrente de las Guarramillas por un puentecillo.

A continuación, pasé a efectuar un largo flanqueo a través de las laderas de El Pinar.

Al doblar un lomo, precisamente donde cerraría el itinerario al bajar, pasé por un claro desde donde se pueden ver Peñalara,...

... el Valle del Lozoya, con la Sierra de Ayllón al fondo, y...

... de nuevo las Cabezas de Hierro. El tubo de Las Cerradillas sigue sin verse. Sí que hay buena perspectiva sobre la cara norte, con sus Pulmones, prácticamente pelada.

Más adelante, llegué a una bifurcación, donde continué por la derecha (S), siguiendo la indicación a Cabezas de Hierro. El cartel precisaba que quedaban 2,8 km; lo que no aclara es que, esa modesta distancia, va acompañada de unos 600 m de desnivel, pues, hasta ahora, había bajado más que subido.

Y aún no había acabado. Todavía perdería algunos metros más para vadear hasta cuatro torrentes, el último de los cuales (éste) es el de Las Cerradillas. Así que, tras el vado, la senda gira para remontar su curso camino del circo y el tubo.

Al poco, los árboles clarearon, dejándome ver el Cerro de Valdemartín y la cuerda que recorrería a la bajada.

Un momento después, dejé atrás los pinos y vi la boca del cuenco de Las Cerradillas, que se abría al fondo a la izquierda. La senda, ahora más estrecha, se abría paso entre el matorral, antes de meterse en...

... una breve pedrera donde se perdía el trazo, pero los hitos ayudaban a dar con el paso bueno. Mirando atrás, se tenía ya una vista bastante completa de Peñalara.

Las señales me llevaron a cruzar el torrente y girar con el mismo para...

... encarar la subida del tubo, que pronto se dividió en tres, bajo La cabeza de Hierro Menor. Seguiría por el brazo principal, el de la izquierda (E), que llega al hombro que se ve a la izquierda de la cima mencionada.

Desde la confluencia, situada hacia los 2.000 m de altitud, había una magnífica perspectiva de Las Cortadillas bajo la cima de Valdemartín. Justo después, la pendiente supera los 30º y, aunque sobresalían bastantes cantos, era más cómodo mantenerse pisando nieve.

Luego, vino un tramo algo más tendido, aunque siempre cerca de los 30º, durante unos 150 m de desnivel.

Mientras subía, podía ver a mi izquierda cómo Peñalara se iba ocultando y, al otro lado,...

... los canchos que jalonan el lomo occidental de la Cabeza de Hierro Menor, cada vez más cerca.

En los últimos 50 ó 60 m, el tubo vuelve a empinarse, no sólo pasando lo 30º, sino acercándose incluso a los 40 en algún momento.

Salí de la nieve ya cerca de culminar en el hombro norte de la Cabeza Menor, desde el cual, mirando...

... atrás, podía ver ya asomar la Mujer Muerta por encima del lomo norte de Valdemartín. Al otro lado,...

... se abrió el valle del Lozoya, lleno de niebla bajo el Pico del Nevero, la Somosierra y las crestas de Ayllón. Continué girando a la derecha (SE)...

... frente a la Cabeza de Hierro Mayor, para dirigirme al collado de Entrecabezas, a través de...

... unos cómodos neveros, suaves y regulares. Mejor que el terreno pedregoso que hay debajo. Mirando atrás, divisaba la imprecisa llanura al norte, entre la Mujer Muerta y Peñalara.

Al llegar al collado, descubrí al otro lado un mar de nubes sobre la llanura al sur. Para alcanzar la cumbre, ya sólo me quedaba tomar a la izquierda (NE) la senda que...

... recorre la cuerda, culminando en pocos minutos la cúspide de la Cabeza de Hierro Mayor.

Al noroeste, se veía un trozo de Castilla la Vieja, entre Mujer Muerta y Peñalara, bajo la cual se distinguían las praderas de Cotos. De la de la izquierda había partido. Llevando la mirada a la derecha,...

... el Valle del Lozoya se abría bajo la divisoria del Sistema Central y la Cuerda Larga, aunque la gran anchura de ésta estropeaba un tanto la perspectiva. A lo lejos, ante las montañas de Ayllón, se encontraba el extremo del mar de nubes que...

... se extendía por todo el arco sur, resaltando los perfiles de la Pedriza y la Sierra de los Porrones.

Al oeste, la vista se extendía por la Cabeza Menor, Guarramillas, etc... hasta Gredos, más adivinado que visto, en el horizonte. En esa dirección inicié el descenso, regresando por...

... el sendero balizado de Cuerda Larga (PR-M 11) hasta Entrecabezas. Desde ahí, rodeé la Cabeza de Hierro menor por el sur (izquierda), siguiendo...

... los hitos y una huella vieja, pero todavía útil. Mirando atrás, se veía así la Cabeza Mayor.

Cubierta por la nieve, esta travesía, sin llegar a ser delicada, conviene tomársela con cuidado por su moderada pendiente lateral.

Al doblar el lomo sur de la Cabeza Menor, la perspectiva me dejó ver, atrás, el extremo oriental de la Cuerda Larga mientras que,...

... por delante, volvía a ver la parte occidental de la Cuerda Larga.

De nuevo en la cuerda, viendo a mi izquierda la Maliciosa sobre los barrancos que originan el Río Manzanares,...

... llegué al Collado de Valdemartín, al pie del cerro homónimo. No lo culminaría. Antes, a unos dos tercios de subida, dejaría la senda de la Cuerda Larga por un trazo más borroso a la derecha (NO), que atraviesa la ladera en busca del lomo que cae al norte.

Mirando atrás desde el cruce, se veían así las Cabezas de Hierro. Debajo de la Mayor, el tubo de Las Cerradillas y, a la izquierda, en el horizonte más lejano,...

... las crestas de Ayllón, con el Pico del Lobo nevado, y el masivo y achaparrado Ocejón.

La travesía entre la Cuerda Larga y el lomo norte del Cerro de Valdemartín está señalada con hito pero no vi una verdadera traza. El terreno es despejado y, la parte nevada, poco empinada, aunque...

... mirar abajo durante el paso sobre el cóncavo de Las Cortadillas impresionaba.

Antes de salir a la cuerda, fui derivando a la derecha para atajar hacia un collado al que llegaban las instalaciones de...

... Valdesquí, que se abre al otro lado. Bonita las perspectiva de Siete Picos y la Mujer Muerta sobre la Loma del Noruego.

También desde el collado, al otro lado, se veía toda la subida que había hecho por las Cerradillas hasta la cumbre.

Dejando atrás el Cerro de Valdemartín, continué por la ancha cuerda, subiendo a...

... un pequeño altozano, en lo alto del cual me encontré tres riscos. Siguiendo una traza, ahora más clara, pasé entre ellos, dejando dos a la derecha, para...

... en el siguiente collado (2.107), bajar a la izquierda (NO). Tras rodear esta...

... parte rocosa de la cresta,...

... girar a la derecha (NE) y atravesar la ladera para...

... volver a la cuerda, desde donde se veían así el Cerro de Valdemartín y...

... las Cabezas de Hierro, que mostraban ahora la cara norte de la Mayor, con sus Pulmones, además de Las Cerradillas.

Ahora, la senda me fue llevando por lo alto del ancho lomo hacia la linde del...

... pinar, en cuyo interior perdí la traza. Pero no es grave, pues el terreno era despejado y regular bajo los árboles y no se trataba más que de ir bajando por la cuerda hasta topar con...

... el Camino de las Cerradillas, muy cerca del morro de El Pinar, por donde ya había pasado esa mañana. Así que, tomándolo a la izquierda (O), fui deshaciendo camino hasta el Puerto de Cotos, sin otra variación que...

... desviarme un momento al paso por el Pingarrón, para tocar en la cima del altozano (1.836) y despedirme debidamente de las Cabezas de Hierro.

Comentarios

  1. ¡Hola Luiso!
    Cuánto tiempo sin verte la patita por debajo de la puerta.
    Un corredor para disfrutar sin excesivo compromiso, nos puede llenar de vida disfrutando de la montaña, no tiene precio.
    ¡Quie vaya bueno!

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    1. Gracias por el comentario, Mariano. Como bien sabes, es lo que se aprende con los años: más disfrute y menos épica. Saludos y felices montañas

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    2. Aupa Luiso!
      En este invierno absolutamente atípico (¿tendremos que irnos acostumbrando?), buena oportunidad para raspar un poco la roña de las puntas de los crampones y además cerquita de casa. Además en esa zona respirarás bien, no? A cuatro pulmones, los tuyos y esos dos cercanos...
      A ver si es verdad el clásico refrán de "Al invierno no se lo come el lobo" y está entrada borrascosa próxima, de finales de semana, maquilla un poco este invierno que la Cantábrica y Picos dan auténtica pena.
      Un abrazo

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  2. Alfredo, seguro que por ahí arriba también se encuentra algún corredorcillo cerrado y escondido. No sólo éste, en Peñalara, enfrente se veían más cintas blancas. Otra cosa es el entorno. Un abrazo (soy Luiso; no sé por qué no me deja salir con mi usuario)

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