Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Larga y
variada caminata, muy bonita tanto por el panorama como por el entorno, aunque
el final, esa hora y pico bajando por una pista entre pinos se acaba haciendo
largo. Hay otras opciones de retorno con final más atractivo, pero son más
largas; se trataría de seguir la cuerda que limita por el sureste la garganta,
sea por arriba, sea por los caminos que van uniendo los collados rodeando las
cimas. Pero habían anunciado lluvias a partir de las custro o cinco de la tarde
y no quisimos arriesgarnos a que nos pillaran muy arriba. Al final, tampoco nos
mojamos en el valle. Pero por poco.
Como consejos, en primer
lugar, conviene no dejar de lado las marcas en las pedreras entre el Oso y la
Pinareja. No es que pase nada grave pero el terreno, fuera de ellas, es mucho
más incómodo. Otra es la remontada directa de la vaguada del Puerto de Pasapán;
siguiendo por la pista se llega igualmente al mismo, pero tras un rodeo de más
de un kilómetro. Al gusto.
RELATO GRÁFICO:
Tras
aparcar junto al Puente de la Panera, continuamos remontando la garganta del
Río Moros, ya a pie, hasta...
... la
cancela que hay junto a las Casa del Molino. Allí, dejamos el asfalto por una
senda que sale a contramano a la izquierda (O) y sube junto a la cerca hasta...
... un
cortafuegos que va por lo alto del lomo que cae desde la Peña Oriental de la
Majada. Por este ancho pasillo fuimos remontándolo. Salvo un tramo empinado al
inicio, la subida no es bastante suave e incluye descansos en forma de llaneos
e incluso alguna bajada. Un par de veces
o tres, el cortafuegos toca con pistas forestales, ninguna de las cuales
tomamos.
Salimos
del bosque ya a bastante altura, pudiendo ver a nuestra espalda la Sierra de
Malagón y, más lejos, a la derecha, la de la Paramera. Entre ambos, llegábamos
incluso a distinguir...
... la
cresta del Circo de Gredos.
Al llegar
al hombro conocido como Alto del Casetón, pudimos ver a la derecha algunas de
las cimas que se alzan en la cabecera y al otro lado de la Garganta de El
Espinar: Montón de Trigo y las peñas Bercial y del Águila. Y, entre éstas dos,
los Siete Picos flanqueados por las Cabezas de Hierro y la Maliciosa. Bonita
colección.
Allí
acabó el cortafuegos, ante una pista que tomamos a la izquierda (N), pasando a
atravesar horizontalmente la ladera. Al pasar bajo el Puerto de Pasapán,...
...
dejamos el carril por la izquierda (N) para ahorrarnos un largo rodeo,
remontando directamente la vaguada, aprovechando un claro rastro de se abría paso
entre el matorral.
Enseguida
llegamos al Puerto de Pasapán, donde tomamos a la derecha (E) la senda balizada
(PR) que va por la cuerda.
Ahora sí
que disfrutábamos de panoramas abiertos a ambos lados. A la izquierda, la
llanura al norte estaba casi cubierta de nubes.
A la
derecha, la Garganta de El Espinar, bajo un cordal a través de cuyos collados
se adivinaban también los vapores. Al final del valle, la Sierra de Malagón y,
más lejos, algo de Gredos.
Al llegar
al Pico de Pasapán, una mirada atrás: el Puerto de Pasapán bajo las Peñas de la
Majada.
Por
delante, una brevísima bajada antes de subir al Oso por un lomo amplio y
tendido.
A la
derecha, la vista de la Garganta de El Espinar era cada vez mejor.
Tal como parecía,
la llanura madrileña estaba ocupada por la niebla, de la que sobresalían las
serrezuelas del pie de monte.
Al norte,
las nubes parecía que se iban a retirar.
Llegando
al Oso, mirada atrás. Se veía ahora el cuenco que abre al norte la Sierra de
Quintanar. Girando a la izquierda,...
... la
Sierra de Malagón, la Garganta de El Espinar,...
... el
mar de nubes sobre Madrid y...
... el
Montón de Trigo delante de las cumbres centrales del Guadarrama, incluyendo
Peñalara y las Cabezas.
La cresta
entre esta cima y la Pinareja es más rocosa y su tramo central y más bajo
está...
...
jalonado por una serie de canchos que, sin embargo, no ofrecen ninguna
dificultad...
... siguiendo
los hitos que los rodean por el norte (izquierda). Conducen por una pedrera,
pero está tan pisada que se ha formado casi senda. Por cierto, que seguían
formándose huecos en las nubes al norte, pero que se cerraban igual que se
abrían.
Al pie
del cono cimero de la Pinareja, volvimos a la cuerda, para culminar la subida
por el cantizal del flanco sur (derecho), pero...
...
siempre con toda comodidad.
Al llegar
a la cumbre de la Mujer Muerta, se abrió ante nosotros el panorama del Pinar de
Valsaín dominado por Peñalara y el segmento más cercano de la Cuerda Larga. Por
cierto, que una nube estaba subiendo por las laderas de aquélla.
Al norte,
se había despejado la banda de terreno más cercana a la sierra, pero, al fondo,
seguían las nubes sobre la meseta.
Al oeste,
más allá del Oso y la cresta recorrida, la vista llegaba hasta Gredos y las
Parameras.
Siguiendo
el giro, la Garganta de El Espinar, por donde íbamos a volver, bajo la Peña del
Águila y las siluetas de Abantos y Malagón, destacadas contra el mar de nubes.
Para ir a ese valle, comenzamos por descender más a la izquierda (SE), siguiendo...
...
siempre la senda hacia el Collado de Tirobarra, que se abre bajo el Montón de
Trigo. Detrás, las crestas del nudo central del Guadarrama estaban todavía
despejadas. Y digo todavía porque, mientras bajábamos, veíamos a la
izquierda,...
... más
allá de la Camorca, aquella nube que veíamos trepar por las laderas de Peñalara
se estaba comiendo ya la montaña.
Tras esta
suave y agradable bajada,...
En
Tirobarra, dejamos el PR, girando a la derecha (S) para...
... tomar otra senda que desciende por la
vaguada hacia la Garganta. Pero pronto dejó el barranco, girando a la derecha
con la ladera y...
...
pasando a atravesar la vertiente del Montón de Trigo en diagonal descendente a través del pinar.
Así llegamos
al barranco por donde corre el Río Moros, abierto en varios brazos, que fuimos
vadeando hasta llegar al principal, reconocible por los Ojos del Río Moros, que
rodeamos por arriba antes de dejar la senda por la derecha (NO) y bajar
directamente...
... por
la hierba que cubre la ribera. Por cierto, que el manadero no es que sea muy
fotogénico.
Unos
metros más abajo, encontramos un hito sobre una confluencia, que nos confirmó
que íbamos bien. Ahora se trataba de seguir el río y no es que no hubiera
senda, es que el camino...
... se
dividía en varios brazos por ambas orillas, en general bastante borrosos, sobre
todo al principio. Nosotros fuimos siguiendo el que mejor nos parecía.
De vez en
cuando, vadeamos la corriente, siempre fácilmente.
A partir del
enésimo cruce, el del Arroyo de Tirobarra, el camino se transformó en una pista
que, poco después,...
... salimos
del arbolado, dejándonos ver la característica doble cima de Cueva Valiente al
fondo del valle y...
... la
del Oso sobre nosotros. A continuación, vadeamos una corriente anónima y...
...
topamos con otra pista mejor, con restos de grava y todo. Era la que recorre la
Garganta de El Espinar y la tomamos a la izquierda (SO) para...
...
acometer la larga etapa final de la excursión a través del pinar.
Mientras
la tarde se cubría de nubes oscuras, nos pegamos al cauce del Río Moros y apareció
el asfalto, anunciándonos la cercanía del Puente de la Panera.
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