Peña de la Cruz (2.027)

ASCENSIÓN DESDE PRADO NEGRO

CRESTEO DEL COLLADO DEL AGUA AL DE PEDRO ANDRÉS

Al norte de la ciudad de Granada, se extiende una serie de modestas sierras subbéticas que, enfrentadas a Sierra Nevada, constituyen sus mejores miradores. La Sierra de Arana (o Harana) es la más alta y también el límite septentrional del conjunto. Se trata de un largo cordal, orientado de este a oeste, de formas generalmente curvas interrumpidas por un número de tajos y grandes peñas, de las cuales la de la Cruz es la más alta. Esta gran cúpula caliza, aunque de aspecto impresionante, tiene varios puntos de ataque fáciles y se yergue sobre laderas de matorral atravesadas por multitud de sendas que el pastoreo y la caza han ido abriendo a lo largo del tiempo. Así, se trata de una montaña altiva, pero muy accesible y que posee la que posiblemente sea la mejor perspectiva de la cara norte de las grandes cimas de Sierra Nevada, a un lado, de las alineaciones mayores de la Prebética al otro.

La ruta es consiste en acceder a la cuerda de la sierra por lo más accesible, el Collado del Agua, para seguirla al este y, pasada la cima, descender hacia el punto de partida desde el collado siguiente. Y, siempre, yendo por la opción más fácil.

La Peña de la Cruz, entre los collados del Agua y Pedro Andrés, vista desde el sur

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Arana, Alfacar y Huétor (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra Arana
  • Base de partida: Prado Negro (Granada)
ACCESO: Prado Negro es una localidad del municipio granadino de Huétor Santillán, de cuyo núcleo principal dista 17 km,  situada entre las sierras de Arana y Huétor, en el centro de la provincia. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al Aparcamiento Lugar Prado Negro, punto de partida de la ruta, en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.409 / 2.027
  • Mi tiempo efectivo: 2h35
  • Mi tiempo total: 3h22
  • Dificultades: Muy fácil. Tramos considerables por pedrera suelta, a la subida, y por matorral, a la bajada; este último sin señalizar, pero con buena referencia visual.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Prado Negro por la pista que remonta la sierra hasta la Solana de Prado Negro, donde se bifurca. Girar a la izquierda (O) y, poco antes de llegar a una casa, dejarla por un camino más estrecho a la izquierda (SO), que continua atravesando la ladera. Al alcanzar la cuerda en el Collado del Agua, girar a la derecha (NE) para remontarla por un carril. Ganados unos 100 metros, dejarlo por una traza borrosa marcada con hitos que sale a la izquierda (N) y rodea el risco cimero, pasando por un pasillo pedregoso a la vertiente norte, desde donde se gana sin dificultad la cima de la Peña de la Cruz.

Seguir la cuerda al este hasta el Collado de Pedro Andrés y girar allí a la derecha (SE) para descender a través del matorral hacia la casa de la izquierda de los dos que se ven en la Solana de Prado Negro. Al dar con una pista horizontal, tomarla a la derecha (O), llegando enseguida a la primera bifurcación de la jornada, desde la que sólo quedará deshacer camino para regresar a Prado Negro.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La ruta normal para ascender a la Peña de la Cruz desde el sur es una excursión sin otra dificultad que el terreno suelto y empinado por encima del Collado del Agua, que resulta incómodo pero en modo alguno un obstáculo. Lo mismo puede decirse de la bajada directa desde el Collado de Pedro Andrés; el matorral no es ni muy alto ni está cerrado, y el objetivo del descenso va a estar a la vista todo el tiempo. Así pues, se trata de una excursión más bien corta y muy fácil, al alcance de la mayoría de senderistas. El premio es, fundamentalmente, las vistas sobre Sierra Nevada, a lo que hay que añadir la contemplación de los llamativos roquedos de la propia Sierra Arana.

Hay la posibilidad de prolongar el cresteo al este, incluyendo otros picos del mismo cordal. Para descender, entre los tajos hay pasillos que no resultan más difíciles que utilicé en esta ocasión. La prolongación a otros picos tiene el atractivo de contemplar otros roquedos y se puede llegar hasta donde se quiera según el tiempo disponible. Si dejé el cresteo a la primera ocasión, fue porque debía regresar a Madrid ese mismo día y, sobre todo, por el vendaval que soplaba, que hacía la permanencia en cresta muy desagradable.


RELATO GRÁFICO:

Desde la explanada habilitada como aparcamiento en Prado Negro, se ve ya la cresta de la sierra. No la cumbre, sino los desplomes del Cerro del Jinestral. Comencé a caminar volviendo a la travesía y deshaciendo camino hasta la anterior calle que...

... sube al noroeste y sale al poco de entre las casas, convertida en pista, frente a, ahora sí, la Peña de la Cruz.

Mientras ascendía suavemente, iba viendo surgir, a mi izquierda, las siluetas del Majalijar, las Buitreras y el Tejo.

Aunque el gran panorama, constante durante toda la excursión, quedaba a mi espalda, donde Sierra Nevada llenaba el horizonte.

En la Solana de Prado Negro, la pista se bifurca en dos. Giré a la izquierda (O), pasando a recorrer una ancha terraza que interrumpe la ladera bajo la Peña de la Cruz. Poco antes de llegar a una casa, dejé el carril por...

... un camino más estrecho que sale a la izquierda (O). No se veía muy claro el trazo en su arranque, pero sí el corte en el matorral.

Pasé ahora a ganar altura para acceder a otro escalón más arriba, desde donde se veía así el anterior rellano.

Al tiempo, me iba acercando a la peña de la Cruz. Al llegar ante una curva a la derecha, dejé también este camino por una senda a la izquierda (NO). Luego, me di cuenta que ambas vías volvían a juntarse más adelante; si hubiera seguido por el camino ancho, hubiera dado un pequeño rodeo, pero más cómodo.

De una u otra forma, iba pasando bajo los desplomes meridionales de la Peña de la Cruz y...

... avanzando hacia el oeste, donde ahora, además de los picos de antes, se veía el de Orduña, la “otra cima” de esta sierra.

Sobre mí, la Peña de la Cruz variaba de aspecto al rodearla hasta...

... alcanzar el Collado del Agua, bajo el Orduña.

Atrás, los tajos de las Garduñas y los Halcones bajo el Majalijar, con Sierra Nevada al fondo.

Delante, al otro lado del collado, el valle del Río Cubillas. Giré a la derecha (NE) y...

... pasé a remontar la cuerda por un carril.

Superados unos cien metros de desnivel y...

... cuando el cancho cimero empezaba a verse cercano, dejé el camino por un rastro borroso marcado con hitos que salía a la izquierda (N) y continuaba el ascenso en diagonal,...

... rodeando la cima hacia la vertiente norte.

Iba en busca del extremo del roquedo, más allá del cual el acceso a la cima es una rampa de canchos y pedrera fina,...

... empinada y un poco incómoda, pero carente de dificultad.

El terreno se tendió al tiempo que alía a la vertiente norte y aparecían las sierras de Mágina y Cazorla-Segura. Los propios hitos, pero también la lógica, me llevaron a girar a la derecha (SE) para...

... encarar los últimos metros de ligera pendiente que me quedaban hasta la cima.

Desde lo alto de la Peña de la Cruz, se distinguían al sureste, por encima de las estribaciones orientales de esta Sierra Arana, los cordales de la de Baza y el extremo de Sierra Nevada, que extendía a la derecha...

... su sector más alto. Sobre el poco accidentado cordal, destacaban...

... los picos de la Alcazaba, Mulhacén y...

... Veleta, donde había estado el día anterior. Continuando con el giro,...

... al suroeste se distinguía, en el horizonte, la silueta de las sierras de Almijara y Tejera, por encima de las cimas del grupo de Majalijar y, ya en la Sierra de Cogollos, la pirámide descarnada del...

... Peñón de la Mata. Más a la derecha,...

... el Orduña, mostrando los canchos de Espantabellacos.

Ya al norte, se extendían, al otro lado del valle del Río Cubillas, las sierras de la Comarca de los Montes, Alta Coloma y Mágina. En esta última, se llegaban a distinguir bien...

... el Almadén, la Serrezuela y la larga cresta del propio Pico de Mágina.

Más borroso se veía el complejo de Cazorla-Segura, donde sólo la descomunal mole de La Sagra era evidente. Inicié el regreso caminando por la cuerda al este, siguiendo hitos por el pedregal. Vino primero por un breve tramo casi plano y, enseguida,...

... una intensa pendiente, desde la que había una atractiva visión del resto del cordal. Pero el viento no hacía agradable la permanencia en cresta, pese al maravilloso panorama.

Como yo no voy a la montaña a sufrir, dejada atrás la cima,...

... en el primer collado, el de Pedro Andrés, giré a la derecha (SE), dejando los hitos, para...

... bajar directamente por la vertiente meridional. Este descenso, que, ya conocía, aunque sin senda ni marcas, no es demasiado desagradable ni incómodo. Además de tener ante los ojos Sierra Nevada, ni el matorral es cerrado ni...

... la pendiente especialmente intensa.

A mitad de los menos de 200 m de desnivel que había de perder, comencé a ver la gran terraza de la Solana de Prado Negro. La referencia buena es la esquina más cercana del campo arado de la izquierda; luego, se sigue su linde oriental, llana y despejada, hasta el camino que lo rodea por el otro lado y que...

... tras una mirada atrás a la pendiente que acababa de descender,...

... tomé a la derecha para llegar enseguida al primer cruce de la subida y, desde ahí, por la izquierda (SO), deshacer camino hasta Prado Negro.

Comentarios

  1. Muy interesantes estas sierras del sur. Y que vistas desde esta Peña de la Cruz con buena lección de geografía montañera desde su panorámica cima!
    Y que decir de la vista de Sierra Nevada con las nortes de sus tres grandes!
    Por cierto, en el Veleta buena nieve dura/hielo había, me imagino que para pisar con ganas y cierta atención.
    Y del Espantabellacos, que nombrecito, tendrá su historia, seguro.
    Un poco lejos nos pillan a los del norte esas serranías.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Hola, Alfredo; pues sí; Andalucía tiene mucho que subir y no sólo Sierra nevada y Cazorla. Respecto al hielo en Veleta, me encontré más de que hubiera querido: demasiado duro y, sobre todo, irregular en los sitios expuestos como para poder salirse de rutas normales; al menos, para la gente como yo. Pero me lo pasé bien

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