Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ruta técnicamente
sencilla y físicamente asequible a un estupendo mirador del tramo medio del
Sistema Central. Creo que éste es el itinerario más atractivo, sea invierno o
verano, desde el norte. Pese a ello, no es una ruta muy habitual. Aparte de las
rutas de la Apretura y la del cordal desde la Plataforma, saliendo de las
Juntas lo más usual es remontar la Garganta de la Covacha hasta el Puerto del
Peón. De hecho, aunque hay hitos en las dos gargantas que recorrí, nunca he
encontrado a nadie en ellas durante mis varias visitas. Otra cosa es la cima,
donde estar solo es como para apuntar la fecha.
Me estuve pensando si
considerar esta actividad invernal o no, pues había nieve, pero no mucha.
Decidí la primera opción, ya que se encuentran las mismas pendientes máximas
que con la nieve cubriendo todo el itinerario. Por otro lado, hay pasajes
incómodos o escabrosos por roca y matorral, que en invierno no están; así que
igual cabría llamarla semiinvernal o mixta, ya que reúne las dificultades ambas
estaciones. En mi opinión, en condiciones invernales puras es cuando resulta
más sencillo; en 2009, salimos con los pinchos puestos del Collado de las
Juntas y tardamos media hora menos en completar la ruta. Precisamente, he
incluido dos fotos de esa jornada para que se aprecie el aspecto de las
gargantas con más nieve.
La parte alta de la Garganta
de los Conventos es un amplio circo con varios tubos y lomos, todos de pendiente
moderada y cómodamente transitables cuando la nieve cubre los canchales y el
matorral. Esta vez, empezando la nieve bastante arriba, escogí superar esa
cabecera por lomo en lugar de tubo para transitar por terreno más despejado y,
de paso, tener mejores vistas. Respecto a la Hoya del Cura, es un barranco más estrecho
y empinado, por donde la bajada es rápida con nieve e incómoda, pero no en
exceso, cuando ésta acaba.
Quizá los puntos más delicados
de la ruta son los cruces de torrente (otra cosa que te puedes ahorrar, o al
menos facilitar, con más nieve). Tanto a la subida como a la bajada, hay que
vadear la Garganta de los Conventos cerca de sendas confluencias. Hay que
recordar la regla en esos casos: siempre por arriba, antes de que se sumen los
dos caudales. Y no hacer mucho caso a los hitos, fiarse más de los propios
ojos, pues no siempre encontraremos el agua en las mismas condiciones que el
que puso las señales.
Este itinerario es un
ejemplo más de que, yendo debidamente equipados y con una preparación técnica
adecuada, muchas veces las rutas pueden ser más fáciles, cómodas, agradables,
etc. en condiciones invernales. Cuando la nieve cubre canchales y monte bajo,
el terreno se convierte en una alfombra; y, si está dura y no te hundes, mejor.
Y, además, es más bonito.
RELATO GRÁFICO:
Comencé a
caminar por la pista que sale del Collado de las Juntas hacia el sureste,
señalizada como PR AV-18 con las conocidas señales blancas y amarillas en
estacas de madera. Al fondo, con nieve, pero bastante menos de la que esperaba
y hubiera deseado, veía el ancho cóncavo superior de la Garganta de los
Conventos. Tras un corto llaneo,...
... perdí
algo de altura para entrar en la Garganta de la Covacha, que sube al Puerto del
Peón.
Siguiendo
las señales, al empezar a ganar altura de nuevo, dejé la pista por una senda
que sale a la derecha (E),...
... cruza
un torrente por este curioso puente y...
... continúa
remontando la garganta a cierta altura por la ladera oriental. Poco a poco, fui
descubriendo la boca de la Garganta de los Conventos; al llegar a su altura,
puede ver...
... la
confluencia de torrentes a mi derecha (SO) y, dejando el camino, bajé hacia
allí, a fin de vadearla aguas arriba.
Bajaba la
Garganta de la Covacha bastante crecida y el paso en seco no estaba fácil.
Encontré este sitio, que me pareció mejor, un poco por encima, 20 ó 30 metros,
de donde marcaban los hitos. Una vez al otro lado, remonté un terraplén y salí
a...
... una
amplia terraza herbosa, adosada a la ladera oriental, donde reencontré los
hitos; es más había hasta traza.
A cierta
altura sobre el torrente, fui...
...
ascendiendo suavemente por el barranco, con mucha comodidad. Mirando atrás, iba
poco a poco descubriendo las Parameras.
Al ir
llegando al cuenco superior, fui confirmando que, efectivamente, iba a pisar
mucha menos nieve de lo previsto. Por ello, escogí para subir el ancho lomo
rocoso que se ve entre los dos tubos, en vez de...
... el de
la izquierda, en sombra en la foto, por donde ascendí con Alfredo la vez
pasada. Nada que ver ¿eh?
Para
empezar esta tercera parte de la ruta, al llegar ante el torrente principal, lo
fui remontando hasta encontrar...
... un
rellano entre cascadas cómodo para cruzar. Como consuelo, con más nieve, me
hubiera perdido esto.
Escogí
éste, que tampoco era el marcado por los hitos, sino el inmediatamente
superior. En la otra orilla, giré a la izquierda para...
...
encaramarme al lomo, que se veía regular
y despejado. Reencontré hitos, pero, desde aquí, no les hice mucho caso y...
...
preferí ir por donde más claro vi. Al dar de nuevo vista al torrente, giré a la
derecha y comencé una subida más empinada...
...
primero por una mezcla de bloques y neveros con...
... algo
de matorral, todo bastante llevadero. Aunque algún que otro canto tuve que
ayudarme de las manos para superarlo.
Mirando
atrás, se iba extendiendo el panorama, mientras...
... que,
a la izquierda, podía ver ya la parte más abrupta de la garganta.
Hacia los
2.000 m de altitud, encontré nieve casi
continua. Aunque estaba blanda, el poco espesor y...
... las
pendientes suaves me permitieron una progresión cómoda. Cuando la tuve a la
vista, me dirigí directamente a una cima aparente (es la cota 2.316 del mapa,
antecima occidental de La Mira por la que luego pasaría). Pero, al darme cuenta
de que la nieve era más consistente, casi dura, girando a la derecha para...
... ir
directamente a la cuerda, así lo hice. La pendiente llegó a 30º en los metros
finales, pero, a cambio, era más cómodo andar.
Una
mirada atrás antes de culminar y encontrarme con...
... la
cresta del Circo de Gredos (¡Guau!), así como la senda que recorre el cordal.
Tomándola a la izquierda (E)...
... me
dispuse a superar los cien metros de desnivel que me separaban de la cumbre.
Primero, un lomo ancho y suave, que me llevó hasta aquella antecima a la que
hice antes referencia. Desde ella,...
... la
cuerda del Raso, que va al sur a la Cabeza del Cervunal, con el valle del Tajo
al fondo, casi invisible. Y, naturalmente, más a la izquierda,...
... la
cumbre, al extremo de otro corto tramo de cuerda, aún más tendida y suave que
antes.
Al
culminar La Mira, se descubre al otro lado la cresta de Los Galayos, con las
estribaciones del Gredos oriental al fondo.
Al sur,
la Cabeza del Cervunal ante un impreciso valle del Tajo.
Al este,
la magnífica visión del sector del Circo de Gredos, con el Almanzor, la Galana
y Cabeza Nevada culminando el conjunto.
En el
arco norte, la extensión de la cima estropea un tanto la perspectiva hacia las
Parameras. Tampoco, a la derecha, se ve muy bien la continuación de la cuerda
al este.
Comencé
al retorno descendiendo al norte, hacia el collado de Los Pelaos, por...
... una
suave rampa nevada.
De la horcada,
desde donde podía ver así el Gran Galayo, salí hacia...
... la
derecha (NE) para continuar por el amplio cordal.
Más
adelante, una mirada atrás, para ver otra perspectiva del Gran Galayo sobre la
Canal Seca.
Más
abajo, la cabecera del Río Arenal.
En un
modesto hombro llamado El Cambrional convergen dos gargantas. Allí, dejé a la
izquierda la de Los Conventos y...
...
continué recto (NE) para descender por la de La Tarayuela, que baja hacia la
Hoya del Cura. Primeramente, por un nevero de moderada pendiente, al cabo del
cual...
...
encontré una senda pedregosa que me permitió pasar con relativa comodidad entre
el matorral.
Cuando el
caminillo empieza a subir, lo dejé por la izquierda (N) para...
...
descender directamente a través de un monte bajo no muy cerrado. De vez en
cuando, vi algún hito, pero no creo que merezca la pena empeñarse en seguirlos.
Así, por
terreno incómodo, acabé llegando al torrente, ya bastante abajo, cuando el
terreno...
... se
abre y pierde pendiente. Además, en los márgenes, había una banda de hierba y
canto, mejor para caminar. Por aquí, reaparecieron los hitos, cuando menos
falta hacían. Pero tampoco esta bajada fue cómoda del todo, pues incluía una
sucesión de escalones.
Mucho más
cómodo con la nieve cubriendo los matojos y absorbiendo los resaltes.
Al menos, en esos pasos incómodos, el agua formaba saltos que me amenizaron el
descenso.
Al pasar
ante la Laguna del Cura, crucé el torrente para acercarme a la misma. Tras
rodearla por la derecha, retomé...
... el
descenso, por una rampa de hierba entre cantos y matorral dispersos. Al otro
lado, veía ya el camino que iba buscando.
Antes,
tocó otro vadeo no del todo fácil. Como en ocasiones anteriores, pasé de los
hitos para ir a cruzar sucesivamente, justo por encima de la confluencia, los
chorros de las gargantas de la Tarayuela y la Covacha.
Ya en la
otro orilla, una mirada de despedida a la Hoya del Cura, antes de...
... girar
a la izquierda (NO) para descender por la senda de la Garganta de la Covacha,
la misma del principio de la excursión, que no tuve más que seguir para...
...
volver a pasar ante la Garganta de los Conventos y...
...
reencontrar la pista que me llevó de vuelta al Collado de las Juntas.
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