Moradas (1.381)

ASCENSIÓN DESDE NAVALTORIL

RUTA DIRECTA DE LA VERTIENTE NORTE, CON EL CASTILLAZO (1.339)

Los de Moradas y el Castillazo son los dos picos que culminan la Sierra de Hiruelas, pequeño cordal del sector central de los Montes de Toledo, que se alza entre las comarcas de La Jara y Rincón de Anchuras. Se trata de un monte característico habituales de la zona, con ancho cordal y laderas empinadas, pobladas por pinares y robledales interrumpidos ocasionalmente por canchos y pedreras. Con un entorno más húmedo de lo esperable en esta región, posee el atractivo de una notable belleza natural, además del variado panorama que se domina desde la cresta.

La ruta es simple; consiste en remontar directamente la ladera norte de la sierra hasta la cumbre, recorrer luego la cuerda al oeste hasta el Castillazo y regresar al pueblo descendiendo, también de manera bastante directa.

Moradas y el Castillazo en lo alto de la vertiente norte de la Sierra de la Hiruela

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Central de los Montes de Toledo
  • Unidad: Sierra de la Hiruela
  • Base de partida: Navaltoril (Toledo)
ACCESO: La población de Navaltoril es una pedanía del municipio toledano de Robledo del Mazo, situada en el suroeste de la provincia, en medio de los Montes de Toledo, cuyos cordales la rodean. Carece casi totalmente de servicios (el único bar  abría sólo los fines de semana); para encontrar algo más, hay que ir a la cabecera del municipio, unos 10 km al noroeste. El punto de salida ideal de la ruta es la salida del pueblo por ese lado, frente a la Piscina Asociación Las Chorreras, donde hay un pequeño espacio para aparcar. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 740 / 1.381
  • Mi tiempo efectivo: 4h06
  • Mi tiempo total: 4h57
  • Dificultades: Muy fácil. Considerables tramos campo a través por terreno incómodo (pedregoso) y, a veces, a través de bosque sin referencia visual, pero con la de la pendiente. Hay que ayudarse de las manos en un destrepe de seis metros lejos de ser vertical y con buenos apoyos (I); es probable que se pueda rodear.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Navaltoril por la carretera que se dirige, al oeste, hacia Robledo del Mazo. Al poco, al ver a la izquierda (S) un puente sobre el Río Gébalo, dejar el asfalto y bajar a cruzarlo, siguiendo un estrecho trazo en la hierba. Al otro lado, dejar ese rastro, que sigue la corriente, para remontar la ladera a través del pasto, hasta dar con otro sendero, muy deteriorado, que sube llevando a la izquierda un murete y una torrentera. Se trata Camino de las Tejadillas que, tras cruzar una pista, mejora ostensiblemente y se introduce en el pinar. Tras remontar directamente la ladera un rato, el camino se introduce en un barranco y se va difuminando hasta desaparecer. Aunque el bosque es denso, se cuenta con la referencia indudable del abrupto tajo. Cuando el barranco se abre, continuar remontando la ladera, derivando a la izquierda (SE), tomando ahora como guía una gran pedrera que se veía desde abajo. Al acabar el cantizal ante unos tejos, continuar manteniendo la dirección, y acabar de superar la ladera hasta la cima de las Moradas.

Seguir la cuerda a la izquierda (O), primero por un campo a través no demasiado incómodo y luego por camino, hasta el collado inmediato (1.272). Dejar allí el carril por la derecha (NO) para continuar por hacia el Castillazo, defendido por varios escalones de roca, que presentan todos discontinuidades que permiten se superarlos caminando. Continuar por la cuerda al oeste (NO) hasta dar, en el Collado del Castillazo (1.297), con un camino que, tomado a la izquierda (S), conduce a una pista que, a la derecha (SO), lleva al Castillazo Oeste, punta más baja, pero con mejores vistas que la principal.

Regresar por la pista y el camino al Collado del Castillazo y continuar por éste al norte, iniciando el descenso de la ladera. Cuando el sendero se difumina, seguir descendiendo bajo una conducción eléctrica hasta dar con un resalte vertical. Buscar una bajada fácil, a la derecha (E), en forma de chimenea inclinada y llena de apoyos (I). Es probable que más allá pueda rodearse el roquedo, pero lo creo innecesario. Por debajo, continuar descendiendo, por terreno incómodo de matorral y cantos, hasta el extremo de un cortafuegos, por el que descender directamente hasta la zona de La Membrillera. Allí, cuando el terreno deja de bajar e, incluso sube un poco en un reborde, tomar a la derecha (O) un carril que, recorriendo el pie de monte, nos dejará ante el puente del principio, a la vista ya de Navaltoril.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ruta, que no plantea grandes dificultades técnicas ni es muy larga, resulta, sin embargo exigente. Circula una considerable cantidad de tiempo sin senda y por un terreno pedregoso irregular, que requiere cierta costumbre. Por otro lado, la orientación, sin representar un problema crítico, requiere buena interpretación del terreno para alcanzar la cresta no muy desviados de cumbre. Respecto al sentido de la ruta, lo escogí así, pasando por el pico más alto primero, porque creía que la bajada sería menos dificultosa por el lado del Castillazo. No es así, exactamente, pero sigo creyendo que es más conveniente subir por el bosque y bajar por el cortafuegos, incluso aunque haya que destrepar el resalte que hay por debajo del Collado del Castillazo. Además, es probable que se pueda bajar caminando ampliando el rodeo, aunque el destrepe, por donde lo hice, es sumamente fácil y poco expuesto.

En fin; otra bonita excursión por los Montes de Toledo, en un entorno sorprendentemente húmedo para lo que uno espera por esta zona, con su punto asilvestrado y un amplio y variado panorama.

RELATO GRÁFICO:

Al salir de Navaltoril, podía ver a mi izquierda los picos de las Moradas y el Castillazo. Incluso distinguía la gran pedrera, la de la derecha de las dos, que me sirvió de referencia en la subida.

Tras recorrer 300 ò 400 m por la carretera que va a Robledo, vi un puentecillo sobre el Gébalo; poco después, al final del quitamiedos, dejé el asfalto por una traza estrecha pero clara que bajaba a cruzarlo. Al otro lado, giré a la izquierda (E) y empecé a remontar la corriente hasta que...

... el terreno se despejó a mi derecha (S). La dejé entonces para remontar la ladera de pasto que tenía a ese lado. Caminé al principio sin senda, pero...

... enseguida me topé con un camino, deteriorado y borroso pero bien visible, sobre todo porque llevaba un murete al lado.

Tras cruzar un carril, entré en el pinar de Las Tejadillas, al tiempo que el camino se aclaró y ensanchó. La ladera, al principio suave y despejada, se fue...

... cerrando inopinadamente en un barranco, al tiempo que robles y helechos sustituyeron a los pinos, dando lugar a un entorno verde y umbrío, inesperado en... 

... estas tierras manchegas. También se fue difuminando y estrechando el camino hasta desaparecer, así que me dediqué a seguir el cauce, cambiando de orilla según me parecía más cómoda una u otra.

Salí del bosque ante una gran pedrera alargada, donde aún se notaba la concavidad del barranco. No me metí en ella, sino que, buscando el piso más estable, fui siguiendo el borde bajo los árboles.

Mirando atrás, se veía Navaltoril al pie de la Sierra del Castillazo (que, salvo el nombre, no tiene nada que ver con el pico de hoy).

Poco a poco, se fue distinguiendo de los robles del borde superior, un pequeño grupo de tejos. Al llegar junto a los mismos, pude...

... ver que, a la derecha, se había descubierto un mayor segmento del valle del Gébalo.

Volví a entrar en el bosque, formado ahora por robles jóvenes, bastante despejado pero con un piso pedregoso e incómodo. Intentando mantener la dirección SSE, lo atravesé hasta...

... salir al otro lado a una ladera de pasto y matorral disperso, empinada al principio, pero que...

... se fue tendiendo según me acercaba a la cima.

Al llegar a lo alto del Moradas, impresiona el panorama que se abre al sur. Buen nombre el de Anchuras para esta comarca. Hacia la izquierda,...

... al este continua la cordillera por la Sierra Majana, donde está el Rocigalgo. El pico que, siendo el más alto del tramo toledano, se cree a veces que lo es de toda la cadena.

Al norte, la amplitud del cordal sólo dejaba ver la cresta de la Sierra del Castillazo y...

... lo mismo para la de Sevilleja al noroeste.

Comencé entonces la parte de cresteo de la excursión, dirigiéndome a la derecha (O), donde las antenas del Castillazo asomaban sobre las rocas de la cuerda.

Al avanzar, se afiló un tanto la cresta, lo suficiente para ver mejor a los lados; por ejemplo, el valle del Gébalo. El terreno, aunque sin senda, no era malo.

A medio camino hacia el collado (1.272), me encontré con el extremo de un carril que seguía la cuerda y me incorporé al mismo, mientras delante tenía una buena perspectiva del pico del Castillazo, con los escalones de roca a los que seguramente debe su nombre.

Al paso por el collado, donde el carril pasa a la vertiente sur de la sierra, lo dejé por la derecha (NO), ascendiendo en diagonal a través de un pinar hacia el flanco septentrional del monte. Al poco de salir de los pinos,...

... me encontré ante un espolón rocoso; giré entonces a la izquierda (SO) para...

... superar una fuerte pendiente de pasto y matorral sobre la que se veía una pared. En realidad, hay varias escalonadas.

Pude superarlas todas caminando por sendas fracturas, como ésta.

Desde estos rebordes rocosos, la vista sobre el valle del Gébalo era estupenda.

La pendiente fue disminuyendo con la altura y el terreno era casi llano entre los últimos muros.

Desde la cima del Castillazo, se veía así el Moradas.

Continué el cresteo hacia el oeste, con la intención de visitar la otra punta (1.329) de este monte que, aunque es más baja, tiene mejor panorama, la bajada transcurrió sin senda, por la cuerda, ancha y suave, aunque un poco incómoda por el matorral y los pinos. En el collado intermedio, me encontré un carril que lo atraviesa; lo tomé a la izquierda (SO) y, enseguida, desemboqué en...

... una pista mejor acondicionada que, a la derecha (NO), me dejó enseguida en la cima occidental del Castillazo.

Al oeste, las vistas hacia la vecina Sierra de Sevilleja y el Valle del Gébalo, son efectivamente mejores. A la izquierda,...

... los cordales paralelos de Altamira y las Villuercas, se elevaban al otro lado de las Anchuras.

Al sur, muy lejos, se llegaba a intuir en el horizonte, más allá del valle del Guadiana, la sombra de Sierra Morena.

Al este, la cima principal del Castillazo limitaba mucho la visión, aunque, si te fijas, llega a asomar muy ligeramente la puntita del pico Moradas. Hacia allá, regresé por el mismo camino al Collado del Castillazo, que ahora atravesé hacia...

... la vertiente sur, siguiendo el carril. Éste se fue difuminando hasta desparecer y tomé entonces, como guía, una conducción eléctrica que iba sobre el mismo.

Lo mejor de esta parte del descenso eran las vistas a la izquierda.

Al llegar a un cancho, descubrí el cortafuegos que me iba a servir para acabar de bajar de la sierra. Lo malo es que me separaba del mismo, entre otras cosas, una caída vertical de varios metros. En busca de una bajada fácil, me dirigí a la derecha (E),...

... recorriendo el borde de roca hasta encontrar esta discontinuidad, de la cual...

... caía esta chimenea fácil (I), donde fue más conflictivo pasar ese matorral que el...

... destrepe en sí. Es posible que haya algún paso aún más fácil, pero, la verdad, no me molesté en buscar más.

A partir de ahí, bajé por una pendiente empinada y pedregosa, donde, por cierto, vi un hito, y sólo uno, hasta el arranque del...

... rectilíneo cortafuegos que me llevaría al valle. A partir de aquí, el avance fue ya cómodo hasta el final.

A media bajada, se veía así el resalte que había tenido que destrepar.

Durante el descenso por el cortafuegos, hubo algún breve tramo algo menos cómodo y crucé varias pistas horizontales, pero...

... no tomé ninguna hasta llegar al final, donde el terreno se eleva un poco antes de acabar.

Una mirada atrás ante de...

... seguir a la derecha (E), llaneando ahora por un estupendo camino.

A cruzar la Garganta de las Tejadillas, se ve por un momento la cumbre y el carril que seguía se juntó uno0s metros con una pista que ignoré.

Más adelante, volviéndome, pude ver esta bonita perspectiva de la Sierra de Sevilleja.

Luego, di con el cruce del carril con el Camino de Las Tejadillas por donde ya había al principio. Girando ahora a la izquierda (NE), me encaramé al lomo de ese lado, desde donde pude ver el conocido puentecillo sobre el Gébalo y, más allá, Navaltoril.

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