Ranchón (2.152)

ASCENSIÓN DESDE CUSPASANTE

CON LOS PICOS DEL HUERTO DEL DIABLO (2.133)

Al norte de su cresta principal, la que incluye los Fontanes y la Peña Grande, el Macizo de Ubiña se prolonga en un cordal ancho jalonado por peñas calizas, ni tan alpinas ni tan altas como las cimas principales, pero que también poseen sus atractivos, fundamentalmente visuales. El Ranchón es el más alto de estos picos, y el más aparente, seguido por los dos del Huerto del Diablo pero el número total de cimas alcanza la docena, a lo largo de más de tres kilómetros de cordal. La vertiente occidental de este presenta las características comunes en esta zona de la Cordillera Cantábrica, con empinadas laderas de hierba y caliza, que se puede presentar en forma de pedreras o placas, y la complejidad morfológica típica de los terrenos kársticos. La culminación es un lomo bastante ancho y pedregoso, sobre el que se alzan las peñas donde la roca se hace sólida y altivas, aunque casi siempre hay al menos un flanco accesible. Por último, al este, el terreno cae en un precipicio de 700 m a lo largo de los, formando la pared de mayor entidad de la cordillera. Y el mejor balcón posible sobre las tierras asturianas.

A los Invernales de Cuspasante se llega por un corto ramal de pista que sale de la carretera que sube al Puerto de la Ventana desde Torrebarrio. Desde ahí, se trata de remontar la Vallina del Arca hasta el cordal, que se alcanza al sur del Ranchón, para luego recorrerlo al norte, pasando por dicha cima y las dos del Huerto del Diablo. A continuación el descenso transcurrirá por los viejos caminos mineros que van por el lomo de Los Canales hasta acabar en Cuspasante.

Principales picos recorridos vistos desde el este. De izquierda a derecha, Pachón, Ranchón, Huerto del Diablo Sur y Norte

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Occidental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo de Ubiña
  • Base de partida: Torrebarrio (León)
ACCESO: La población de Torrebarrio pertenece al municipio leonés de San Emiliano, situado en la comarca de Babia, al norte de la provincia, al pie de la vertiente suroccidental del Macizo de Ubiña. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.358 / 2.152
  • Mi tiempo efectivo: 5h09
  • Mi tiempo total: 6h20
  • Dificultades: F. Un par de pasos cortos de escalada fácil (I grado) al subir y bajar del Pachón. Un par de tramos pedregosos y empinados, incómodos, pero no demasiado malos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En los Invernales de Cuspasante, tomar un camino que sale por la derecha (NE) de la pista de acceso y remonta el Río de la Venta del Pacinero, Mantenerse a la izquierda del torrente hasta estar ante la Vallina del Arca y cruzarlo entonces, para pasar a ascender por esta última. Al llegar al rellano que le da nombre, girar a la derecha (SE), remontando un barranco hasta la Campa de la Cigacha. Derivar a la izquierda (NE) para rodear el Pico de la Mojonera y pasar entre éste y la Peña de la Cigacha. Al alcanzar la cuerda, de nuevo a la izquierda (N) para ascender al Pachón (F), teniendo que superar una pequeña trepada (I) en los metros finales. Seguir la cuerda al norte, sin más dificultad que otro pasito fácil (I) al inicio del descenso, hasta el Ranchón (F).

Continuar cresteando, por terreno a veces incómodo pero sin dificultad, hasta el Pico Huerto del Diablo Norte. Dejar allí por el cordal principal del macizo por el que va a la izquierda (O), por el Pico del Melluque, a la Collada Socellares. Al encontrar allí una buena senda, tomarla a la izquierda (SO) y cruzar la citada horcada. Tras rodear el Busbudín, se alcanza el lomo de Los Canales, por lo alto del cual prosigue el descenso. Al pie del Peñón de la Ventana, al dar con una pista, tomarla a la izquierda (S) para llegar, sin más que seguirla, a los Invernales de Cuspasante.


Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Caminata muy bonita y sin grandes dificultades ni penalidades. Una actividad estéticamente de primera fuera de la zona más conocida y frecuentada del macizo. Los dos tramos un poco menos sencillos, las trepadas del Pachón y la bajada por el pedregal sin senda del Pico del Melluque, creo que serían evitables. El segundo, seguro; vi una senda que baja por el tubo, rodeando el pico, de la collada previa (2.016) a la de Socellares. Y ese Pico del Melluque no aporta nada, coleccionismos aparte, a la actividad. Mejor pasar de él y, a la bajada de la cota (2.071), ir atento para desviarse a la derecha por la senda de marras.

Respecto al Pachón, la cosa es más dudosa. Por la parte práctica, el rodeo por el este del pico para ir directamente de la Campa Cigacha al collado (2.046), pasando entre el mismo y la Mojonera, parece más fácil que pasarlo por arriba y no demasiado incómodo. Pero, si hay senda, no la vi. Y, ya se sabe, el campo a través, hasta que no se cata, no se puede decir cómo es. Por el otro lado, el estético, desde este pico sí que hay perspectivas bonitas que no se dan en el resto del cresteo. Por tanto, aconsejo mantener el paso por el mismo. De hecho, de saberlo, posiblemente hubiera comenzado el cresteo en la Peña Cigacha.

La pista de acceso a los invernales desde la carretera me la encontré en mediano estado, pero pude pasar sin novedad con un turismo normal. Todo consiste en tomárselo con calma y mirar bien por dónde hay que pasar. También es cierto que, con barro y charcos, la cosa estará peor. Para poder aparcar en condiciones, dejé atrás el desvío por donde se inicia la excursión y seguí ciento y pico de metros más, cruzando un paso canadiense y dejando a la izquierda el acceso a unas casas, antes de encontrar un buen sitio para dejar el coche al costado de la pista sin estorbar el paso (caben tres o cuatro).

RELATO GRÁFICO:

Desde los prados Invernales de Cuspasante, podía ver la silueta de los picos Colines y el Prau a la derecha del valle. El carril que sale de la pista que sube a las minas y continúa remontando el río se desdibujó enseguida en la hierba, pero sin llegar a perderse del todo.

Tras una zona confusa de cercas y cruces, de donde salí con la referencia de llevar siempre el cauce a la derecha, el camino quedó reducido a una estrecha traza.

Poco después, crucé el cauce para dejar el barranco principal  y meterme por...

... la Vallina del Arca. Al fondo, entre los dos picos de la derecha, la Muesca de la Cigacha, hacia donde me dirigía.

El vallecito está recorrido por una senda bastante decente, aunque en algunos sitios el matorral se cruzaba sobre el trazado. Se ve que no pasa mucha gente.

En otros, precisamente donde se abría el monte bajo, desaparecía el rastro, pero siempre volvía. A cierta altura, pude distinguir bien el Morronegro a mi espalda, al otro lado del valle de San Emiliano.

Al acabar la vallina contra una ladera, giré a la derecha (E) para...

... cruzar la pradera del Arca y continuar la subida por otro tubo hacia la Muesca de la Cigacha, que tenía delante.

Por aquí, no había traza, ni falta que hacía. Pronto, aparecieron en el horizonte que dejaba atrás, junto al Morronegro, otras crestas grises del sector de la Peña Orniz y el oscuro y vistoso Ferreirúa.

En la zona media del tubo, aunque aparecen varios canchos son evitables. Por aquí, por cierto, encontré algunos hitos, pero sin mucha continuidad.

Como el terreno, aunque empinado, es regular y despejado, mejor ir por donde mejor parezca, sin hacer caso de las señales.

Así, poco a poco, fui llegando a la brecha que veía en lo alto.

La cresta aparente a mi izquierda, iba indicándome el final de la subida, que...

... culminó en un estrecho, la Muesca de la Cigacha, al fondo del cual se veía una lejana cresta. Antes de meterme en el pasillo,...

... una mirada atrás.

Al otro lado, del paso, el terreno se abrió en la Campa de la Cigacha, al pie de la peña homónima. Aquí, giré a la izquierda para ir rodeando la base del Pico de la Mojonera, dejando...

... a la derecha el amplio prado con el Pico Colines al otro lado, para...

... meterme por un pasillo que gana la cuerda bajo el Pico Pachón.

A poco de empezar esta nueva subida, pude ver por un hueco los Picos del Fontán.

Al otro lado, la Mojonera y el Pachón. Podía haberme desviado por el collado intermedio para rodear el segundo e ir directamente al Ranchón. No se ve senda, pero el terreno no parece malo. En vez de eso, continué subiendo hasta casi...

... el collado, desde donde se veía una sucesión de crestas a contraluz. La última, son los Picos de Europa, identificables por las siluetas características de la Peña Santa, el Llambrión y las Cifuentes. Allí, giré a la izquierda para...

... iniciar el cresteo del día subiendo al Pachón. El principio, aunque sin senda, es hasta cómodo; un despejado pasillo de hierba...

... no muy empinado, al cabo del cual hay esta perspectiva de la Peña de la Cigacha entre el Fariñentu y los Fontanes.

A continuación, la roca del día. Para superar el risco cimero del Pachón, me metí por esa chimenea que se ve delante, trepando algunos bloques. Cuando encontré un paso más vertical, me salí por la izquierda, por...

... ésta fácil repisa, que sube en diagonal y cuyo único paso realmente expuesto es la salida. Se trata de una superación (I) de metro y pico, pero con caída a la derecha, de la cual se sale a un lomo de roca, desde el cual...

... se ve esto. Bonita la Peña Rueda ¿eh? Ahí, giré a la izquierda y...

... acabé de cubrir caminando los pocos metros que me separaban del bloque cimero. Ahí nuevamente hube de ayudarme de las manos. Y es aún más fácil por el lado opuesto, el que da... 

... al Ranchón, que se ve impresionante desde esta primera cima del día. Más a la izquierda,...

... se llegaban a ver las sierras de Gistreo y Villabandín, más allá de las montañas de la Babia, a través de la brecha entre el Ranchón y la Mojonera.

El panorama hacia el centro del macizo es similar a lo antes visto, sólo que ahora se veía el Siegalavá junto al Fariñentu.

Continué el camino hacia la cumbre del día, bajando por la cuerda al norte. La única dificultad está al inicio y es...

... un breve y fácil (I) destrepe.

A la izquierda, el desolado hoyo de la Vega del Canchal y...

... la bonita y omnipresente Peña Rueda al otro lado.

Pasado el collado, una subida...

... despejada de hierba y cantos me llevó a...

... la cima del Ranchón.

El panorama al oeste desde la cumbre de la jornada incluía ya Peña Orniz y compañía y las sierras de Villabandín y Gistreo. Girando a la derecha,...

... los Picos del Fontán al sur,...

... Fariñentu y Siegalavá al sureste y...

... Peña Rueda ahí enfrente.

Al norte, la Sierra de Aramo, donde se iban metiendo nubes, al final del valle de Ricao.

Y acaba la vuelta hacia los siguientes objetivos de la excursión: los dos picos del Huerto del Diablo. Pero no me dirigí directamente hacia ellos, sino que di un rodeo por la izquierda, siguiendo la cuerda, que...

... se comba hacia el oeste, por la Peña del Arca. Comencé por un empinado descenso por pedregal, desde el cual...

... se ve veían así los Fontanes.

Luego, la subida a la peña del Arca es breve y tendida.

Desde ese picacho intermedio, el Ranchón presenta su aspecto más agreste. Más a la izquierda,...

... se abre esta aguda brecha, al otro lado de la cual está...

El Pico Sur del Huerto del Diablo, el más alto de los dos. Como se ve, esta subida tampoco tiene dificultad, pero es ya más prolongada y...

... empinada, sobre todo en su primera mitad.

A media cuesta, otra perspectiva del Ranchón, con al curiosidad de ver la cima de Peña Rueda a través de la brecha.

El lomo se tendió en los metros finales.

Impresionante panorama al sureste del Pico Sur del Huerto del Diablo: Peña Rueda y loa Fontanes enmarcan el Ranchón.

Al suroeste, despliegue de montañas de la Babia.

Desde aquí, no sólo se veía el Pico Norte, sino también, a la izquierda, lo que me quedaba de cordal por recorrer, hasta el Pico del Melluque. Y hacia allí continué la andadura, siempre por lomos amplios y despejados, medianamente empinados.

Un terreno que, aunque pedregoso y sin senda, no llega a ser incómodo. Mirada atrás llegando al Pico Norte: el Sur y r el Ranchón. Y la única persona que me crucé en todo el día.

Más peña Rueda. A partir de esta cima, ya la dejé de ver.

Continuación al noroeste del cordal principal del macizo, que no de la cordillera. La divisoria cantábrica gira aquí a la izquierda...

... y, con ella, mi ruta, hacia el último pico del día. En medio, pasé un hombro (2.071), desde el cual...

... hay una buena perspectiva de los principales picos de la jornada.

Luego, breve bajada a un abierto collado y una suave subida, igualmente corta, al Pico del Melluque. Al llegar a ese lomo,...

... pude ver el valle de San Emiliano a mi izquierda, incluidos los prados de Cuspasante.

Desde el del Melluque, se ve así el último pico relevante del Macizo, el de Sobre el Tambarón, con la Sierra de Aramo detrás. También, el trazo de una senda en la ladera de enfrente. No vi su arranque, pero sólo puede bajar del collado que había pasado después del hombro (2.071). Quizá la hubiera debido tomar, pues este último pico no aportó nada a la excursión y...

... la bajada subsiguiente, empinada y pedregosa, fue el tramo más incómodo de la ruta. En fin, con paciencia, descendí hacia ese Collado de Socellares, desde el cual...

... la bajada no parece tan mala. Igual iba cansado.

En fin; una vez en el collado, me incorporé a la senda que antes veía, la cual me llevó a cruzarlo y atravesar después la ladera bajo el Busbudín.

Al tomar distancia, una bonita vista del Pico del Melluque y...

... otra del núcleo central del macizo, donde, junto con los Fontanes, asomaba ahora la Peña Ubiña.

Esta senda, sin ser una maravilla, es cómoda y bien trazada. Por ella, alcancé el lomo de Los Canales, desde donde descubrí...

... el valle del Río Paramo, que se interna en Asturias.

El descenso continuó por lo alto del lomo, por un camino que fue mejorando al bajar.

Con la distancia, la perspectiva mejoró hasta llegar a ver todos los picos de la jornada, del Melluque al Pachón, a la izquierda de...

... los Fontanes y Peña Ubiña.

Un par de veces, la cuerda se abarquilló curiosamente. Me di cuenta de que era artificial: entraba en una antigua zona minera.

Al poco rato, el camino desembocó en una pista mejor ante el Peñón de la Ventana. La tomé a la izquierda (SE) y...

... continué por ella el descenso. Esta última parte fue panorámica y relajada; buen epílogo, hasta llegar a...

... los Invernales de Cuspasante.

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