Cerro del Caballo (3.011)

ASCENSIÓN DESDE LANJARÓN

POR LA LOMA Y EL VALLE

Vista desde cierta distancia, Sierra Nevada presenta una caída prolongada y gradual al oeste de sus crestas más altas, interrumpida por una pequeña y única prominencia. Ése es el Cerro del Caballo; una cúpula de roca y pedrera que se alza sobre el cordal, poniendo una nota abrupta en la suavidad predominante y dominando una pequeña cuenca lacustre y el valle del Río Lanjarón, uno de los más importantes de la sierra. Este monte tiene las características habituales en la alta Penibética, destacando por ser el tresmil más occidental del macizo. Esto hace que su panorama al oeste sea extraordinariamente extenso. Y, por otro lado, que presente la dureza climatológica esperable a tales altitudes, con grandes nieves, frío y viento en invierno y unos pedregales de aridez extrema, a pesar del agua superficial de riachuelos y lagunas.

La ruta no puede ser más simple: remontar el lomo suroccidental de la montaña, desde el lugar más alto accesible en coche hasta la cima, y regresar luego por el valle que corre al sur del mismo.

Desde el sur, se aprecia el Cerro del Caballo sobre el pueblo de Órgiva, a la izquierda de las grandes crestas de Sierra Nevada

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra Nevada (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sector Principal
  • Base de partida: Lanjarón (Granada)
ACCESO: La población granadina de Lanjarón está situada al pie de la vertiente occidental de Sierra Nevada, unos 45 km al sur de la capital de provincia. Partí del punto más alto de la loma del mismo nombre accesible en coche, que está a 15 km y pico del pueblo y a unos 1.830 m de altitud, cerca de la Cadena Sendero Ventura-Caballo, concretamente unos 700 u 800 m antes de llegar, en una curva de la pista.  Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta el punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps, pero ojo, que da errores; no son graves; por encima del pueblo de Lanjarón, el navegador intenta dirigirte por unas trochas impracticables, pero, con no hacerle caso y seguir por la pista con mejor pinta, vale. Ninguno de esos desvíos me planteó dudas ante el aspecto que tenían.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.837 / 3.011
  • Mi tiempo efectivo: 6h44
  • Mi tiempo total: 8h50
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo y evidente.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: A partir del lugar señalado sobre la Loma de Lanjarón, o más abajo si se quiere, remontarla por carriles y sendas, siguiendo siempre la cuerda en los varios cruces y desvíos que se pasan. Sólo al pie del domo cimero conviene olvidarse de caminos y atacarlo directamente atravesando el pedregal hasta la cumbre del Cerro del Caballo.

Bajar a la izquierda (N) por un desdibujado trazo de senda. Al pie del domo cimero, desviarse por otra traza que desciende a la derecha (E), por una ladera pedregosa, a la Laguna del Caballo; rodearla y continuar el descenso al NE, por una vaguada pedregosa que desemboca en la Laguna de Nájera. Atravesar el rellano donde se aloja y, cuando el terreno a la derecha (SE) de la senda se presente favorable, dejarla y bajar directamente al cauce del Río Lanjarón. Seguirlo en su descenso por la orilla derecha, hasta la represa de donde sale, a la derecha (SO), la Acequia Alta. Seguirla hasta la salida de una senda señalizada (PR) que, junto a un característico pino solitario, baja a la izquierda (S). Y ya, sin más que seguir las señales, se pasa por el Refugio de Ventura y se alcanza el extremo de una pista que conduce al punto de partida en la Loma de Lanjarón.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Itinerario largo, pero llevadero. El terreno es bueno, las pendientes moderadas, la orientación más o menos obvia y, el paisaje, bonito y variado. Como todas las cimas secundarias de Sierra Nevada, es relativamente poco visitada, sin que el entorno desmerezca en belleza. Ojo a la advertencia en el epígrafe ACCESO.

RELATO GRÁFICO:

En la última curva de la pista que sube a la cadena del sendero Ventura - Caballo, situada a unos 1.830 m de altitud sobre la Loma de Lanjarón, comencé a caminar, dejándola por un carril cerrado que sale a la izquierda (N) y remonta la cuerda.

Al aclararse el arbolado, pude ver a mi derecha la mole de la Sierra de Lújar, la mayor de las alpujarreñas.

La atmósfera estaba turbia en capas bajas y, así, a mi espalda, sólo se distinguían con nitidez las lejanas cimas de Navachica y la Maroma; las crestas menores apenas se adivinaban.

Al ganar altura, fue descubriéndose a mi derecha la Loma de Cáñar, al otro lado del Valle de Lanjarón y, después,...

... la cabecera de éste, dominada por el Cerro del Caballo, Tozal del Cartujo y Tajo de los Machos.

Poco después, pasé junto al vértice de Peña Caballera, desde donde se veía ya, junto a la Sierra de Lújar, la de la Contraviesa. De vez en cuando, salían desvíos a uno u otro lado; en todos los casos, proseguí por la cuerda.

A la izquierda, se fueron descubriendo las partes bajas de las lomas que caen a ese lado, hacia Dílar.

Al otro lado, se iba viendo mejor el fondo del Valle de Lanjarón, por donde iba luego a bajar.

En la zona de Los Pelados, el carril dejaba de subir y se iba a atravesar la ladera izquierda, pero unas rodadas lo prolongaban y por ellas continué. Más arriba, pasé a la vertiente izquierda por la collada que se ve más adelante, al pie de un cerro rocoso, el Morrón de los Cocones, al otro lado del cual...

... atravesé un llano herboso, donde las rodadas se quedaron en una única traza, estrecha, pero clara y suficiente para...

... caminar con comodidad entre los hierbajos hacia la cumbre. Con la altitud, además, esta pobre y rala vegetación fue...

... sustituida paulatinamente por el pedregal, mientras...

... pasaba sobre el hoyo cabecero del Río Torrente, tras el que se extendía la masa grisácea que ocultaba hoy la vega granadina.

A mi espalda, se veía algo más de las crestas de la Almijara, pero sin llegar a distinguirse bien.

Cerca de los 2.800 m de altitud, la senda me llevó a cambiar de vertiente, entrando en el Hoyo del Zorro. Al ver que la traza dejaba de subir para atravesar la ladera, la dejé por la derecha (N), encarando la pendiente hacia lo alto del domo que me dominaba.

Ya no había senda, pero el terreno era cómodo. Al ganar altura, se fue descubriendo la parte baja del Valle de Lanjarón.

Al coronar la cima aparente que había estado viendo, descubrí la verdadera algo más allá, al otro lado de un breve trecho de loma ancha y suave.

Al llegar a lo alto del Cerro del Caballo, pude ver la cuerda que, por el Pico del Cartujo va hasta el Veleta, dominando...

... el alto Río Lanjarón. Al fondo, asomaban también la Alcazaba y el Mulhacén y, a  mis pies, la Laguna del Caballo, por donde luego iba a descender. Al otro lado del valle,...

... al este, el Pico del tajo de los Machos no ofrecía un aspecto muy impresionante. Más a la derecha,...

... la parte baja del mismo barranco presentaba mejor perspectiva bajo la Loma de Lanjarón. Continuando el giro,...

... seguía sin haber buena visibilidad, más allá de la Loma de Tres Mojones, al suroeste y lo mismo...

... al norte, donde se cierra la vuelta. Aunque se distinguía ahora la Sierra de Arana. Comencé el retorno en esa dirección, bajando por una senda que va por el lomo y gira con el mismo al noreste. Al llegar al primer roquedo, tomé el desvío a la derecha (E) cuya traza ondulada se distingue en el pedregal y que...

... desciende bastante limpiamente hacia la Laguna del Caballo. A mi derecha,...

... me dominaba la cúpula del Cerro del Caballo.

Al llegar a la laguna, la senda me llevó a rodearla por el sur.

Recién había pasado junto al refugio, dejé la senda más clara por un borroso desvío a la derecha (E) que desciende por una vaguada pedregosa y sigue luego, manteniendo la dirección a través de un rellano y otra bajada, hacia la Laguna de Nájera, seca, pero distinguible por...

... lo colorido de su cuenca. Tras rodearla, también por el sur,...

... la traza que iba siguiendo se aclaró. Mirando atrás, una buena perspectiva del Cerro del Caballo.

Como la bajada al fondo del Valle de Lanjarón era muy abrupta, fui siguiendo la senda barranco arriba. Ésta me llevó en una tendida diagonal al encuentro con el cauce, que...

... alcancé hacia los 2.650 m de altitud. Viendo una traza clara en la otra orilla, vadeé el riachuelo y comencé a descender siguiendo su orilla izquierda.

Pero, al poco, el terreno y la vista de una mejor senda en la ribera derecha me llevaron a volver a cruzar.

El entorno era bonito e impresionante a su manera, con esos tajos dominado el barranco, todavía estrecho, y el torrente formando continuos saltitos.

Tras un buen rato así, perdidos unos 200 m de desnivel, llegué a un dique. Junto a su estribo derecho, arranca...

... la Acequia Alta, que pasó a constituir mi camino. Al principio, el canal estaba cubierto por lajas de piedra, un poco irregulares, pero mejores para caminar que el terreno a los lados.

Más adelante, la conducción iba descubierta y los márgenes se veían más pisados.

Seguía perdiendo altura, pero de manera prácticamente imperceptible, así que me separé del cauce, ganando perspectiva tanto hacia la boca del valle a mi izquierda, como...

... a lo que iba quedando atrás.

Así, fui avanzando valle abajo un buen rato hasta...

... este desvío señalizado a la izquierda (S), junto a un característico pino aislado. Dejé aquí la acequia para...

... seguir por la senda, que, sobre todo tras pasar junto al Refugio Ventura... 

... baja con más decisión en lazadas. Desde ellas, se veía así el corte del Lanjarón y la cumbre sobresaliendo al fondo.

Así, llegué al extremo de una pista. Se trata de la misma por la que había subido esa mañana en coche, aunque a estas alturas está cortada al tráfico. Podía pues haber vuelto al punto de partida sin más que seguirla, pero, como la mayoría de sus curvas al principio estaban...

... atajadas por buena senda, fui por ella mientras hubo. Luego, la pista deja de bajar y va atravesando en llano la ladera.

Al trasponer un lomo, me volví un momento para mirar al Valle de Lanjarón, pues...

... cambiaba de vertiente, volviendo a tener a la vista las crestas de la Sierra Almijara, que seguían turbias, pero menos que antes.

Y así llegué finalmente al pinar y a la curva donde había dejado el coche.

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