Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ruta invernal
espectacular; si esta parte de Gredos carece del carácter extremadamente
abrupto y afilado de los grades circos, en grandiosidad no le va a la zaga. Y
el Alto del Coral del Diablo tiene uno de los mejores panoramas de la zona.
Además, encontré unas condiciones magníficas para las raquetas. Aunque las
pendientes que hay que enfrentar está (30º) en el límite de lo razonable,
especialmente en bajada. Más de una vez, estuve tentado de pasar a los
crampones, que llevaba, pero me pudieron la pereza y el disponer de huella en
que apoyarme un poco. De ahí también la diferencia de calificación, fácil desde
un punto de vista montañero y difícil como actividad de raquetas.
La actividad es también
muy recomendable en verano, ya que hay senda todo el rato, aunque con la
diferencia de que, a la altura de la Fuente de la Malilla, hacia los 1.750 m de
altitud, se deja la cuerda de principio y se cambia a la de la izquierda. De todas
formas, es fácil: cuando la nieve no tapa los piornos, se trata de seguir la
traza. También, en el periodo de cierre de la pista de acceso al Puente de la
Yunta, hay que contar el incremento de 3 km en distancia, ida y vuelta, y 40 m
de desnivel que implica acceder a pie.
RELATO GRÁFICO:
Comencé a
caminar cruzando el Puente de la Yunta por la continuación de la misma pista
que me había llevado hasta allí. Al otro lado, giré a la derecha (O) en una
bifurcación, pasando a…
…
atravesar la ladera horizontalmente hasta otro desvío, en este caso a la
izquierda (SO), por el que comencé a ganar altura.
Pronto,
al salir de los árboles, me encontré con el lomo de la sierra brillando blanco
allá arriba, mientras, a la izquierda, se…
…
descubrió la Garganta de la Nava, por donde regresaría luego, bajo el pico del
Pelado, todo nevado.
No tardé
en llegar a un rellano empradizado con cabaña; es el Barquillo de Mingo Juan y
allí acabó la pista. Pero unas rodadas la prolongaban continuando la subida por
el ancho lomo del cordal.
A mi
derecha, iban asomando las nieves de la Sierra de Candelario sobre las lomas
vecinas.
La
aparición del matorral coincidió con el incremento de la pendiente, pero no fue
grave; unos hitos marcaban una traza, estrecha y cortada en algunos puntos,
pero suficiente para continuar ascendiendo sin mucha incomodidad.
Así
alcancé las Peñas de la Cumbre, desde donde pude ver a mi espalda este amplio
panorama, con la loma que venía siguiendo y, más allá, las casas de Nava del
Barco y la mole de la Sierra de Piedrahita.
Por delante,
una bajada abrupta y la continuación de la loma hasta la Cuerda de Riscos
Altos. Cuando no hay nieve, la senda se gira a la izquierda, más o menos donde
empezaba la nieve, y atraviesa el cóncavo que aloja la Fuente de la Malilla
para continuar subiendo por el lomo del otro lado. Ahora, aprovechando la densa
capa que cubre el matorral, decidí seguir directamente por la misma cuerda.
Hacia los
1.700 m de altitud, la nieve apareció y, sin transición, se hizo continua.
Había una
huella, pero, como estaba helada, era más cómodo ir por fuera de ella. La
pendiente suave y la dureza moderada permitían escoger raquetas o crampones. Me
decidí por las primeras, creyendo que, luego, a la bajada, me resultarían más
útiles. No fue así, pero tampoco fui mal con ellas. A mi derecha, se veía…
… la Sierra
de Candelario ya totalmente descubierta; incluso algunos pueblos de la solana.
Al lado contrario, comenzaba a…
… asomar
la cresta del Circo de Gredos más allá del lomo de la Sierra Llana.
Más
arriba, llegando ya…
… al
entronque de lomos donde se origina la Cuerda de Riscos Altos, mirando a la
derecha, pude…
…
apreciar el apartado circo cabecero de la Garganta de Taheña Honda. Mientras
que, al lado contrario, apareció…
… el
Barrerón del Campanar; la gran vertiente bajo la cresta del Pelado.
Por
delante, el terreno, que venía siendo suave, se tendió aún más. Al fondo,
apareció la cumbre a la izquierda de la cuerda.
El lomo
se ensanchó aún más, de modo que este tramo de la ascensión, superada la cota
2.200, fue apacible y …
… panorámico,
mirara…
… donde
mirara.
Por aquí
me crucé con las únicas personas con que me encontré en el día: aquellas tres que se ven perderse hacia el horizonte. Bueno, más
tarde, vería alguna más, pero a lo lejos.
A mi
derecha, se descubrió la cresta del circo de la Laguna de la Nava, con el pico
de la Covacha en lo alto, cuando estaba…
…
llegando al Pico del Mosquito, que, desde este lado, apenas alcanza la
categoría de bulto. Eso, con un fastuoso panorama del Alto del Corral del
Diablo y del…
… Regajo
del Perro, otra remota garganta, que corre al este y al fondo de la cual destacaban
las nieves de las tres Parameras.
Desde la
cima del Pico del Mosquito, bajé al otro lado, al collado que lo separa de la
cumbre del día. La misma es abrupta, sobre todo en sus primeros metros,
superando…
…
ligeramente los 30º, en el límite de lo aconsejable con raquetas. Luego, en el
resto del descenso, el lomo se tiende un poco.
No subí
directamente a la cumbre, sino que di un rodeo por la derecha, en busca de
pendientes suaves. De hecho, alcancé la cuerda en el collado (2.315) que hay a
ese lado. Desde allí, mirando atrás, se…
Extendía
en el horizonte la Sierra de Candelario, más allá de la rampa superada. Al otro
lado, apareció…
… la
aguda cresta del Cancho, invisible hasta entonces. Ya sólo me quedaba girar a
la izquierda (NE) y…
… superar
un breve lomo de pendiente moderada, apenas 20º, para llegar al Alto del Corral
del Diablo.
Al hacer
cumbre, al otro lado, se descubrieron la Garganta de la Nava, la Sierra Llana
y, al fondo, las crestas del Circo de Gredos y las Parameras. Girándome a la
izquierda, la…
… Cuerda
de Riscos Altos, por donde había llegado, y, más allá, la Sierra de Candelario.
Continuando el giro, la…
… cresta
de la Covacha no presentaba buena perspectiva, medio tapada por la vecina loma
del Cerrojillo.
Al sur,
la divisoria pierde altitud en la zona de Riscos Morenos, dejando ver el Valle
del Tajo y los Montes de Toledo, con el pico de las Villuercas bien destacado.
Para
acabar la vuelta, el cordal de Gredos extendiéndose hasta el Circo por la
Sierra Llana, en cuyo extremo más cercano…
… se
alzaba el Cancho. Precisamente hacia ese pico (SE) …
… inicié
el descenso por el ancho lomo que cae al lado derecho de mi llegada. Al
principio, es bastante tendido y…
… pronto
perdí de vista las cimas. Ahora, pasada la una y media, la nieve presentaba una
capa superficial blanda y, si iba bien con las raquetas, también me hubieran
servido los crampones.
Luego, el
lomo ganó pendiente, sin pasar de moderada, mientras se arqueaba hacia la
derecha, abrazando…
… el gran
cóncavo que se abre bajo la cara norte del pico, que empezaba a mostrar carácter.
Al otro lado, llevaba…
… el
ancho y suave tubo del Arroyo del Ronchito. A estas horas debía de ser un
horno, así que…
… mejor
seguir la bajada por lo alto, mientras se iba descubriendo la Garganta de La
Nava.
Cuando
finalmente acabé en el fondo del arroyo, no lo seguí, sino que giré a la
izquierda (O) para…
… dejarlo
cruzando el lomo para dirigirme hacia el dique que rebalsa…
… la
Laguna de la Nava, que ocupa el fondo del Corral del Diablo.
Al llegar
a la presa, giré a la derecha (N) para seguir las huellas en la nieve que
indicaban el trazado de la senda que desciende, por su orilla oriental
(derecha), la…
…
Garganta de La Nava. Fui alternando la travesía de rellanos con…
…
bajadas, alguna bastante intensa (>30º), de nuevo en el límite de las
raquetas. Pero me dio pereza cambiar de calzado.
Tras
pasar junto a un pequeño refugio en ruinas, las rocas se mezclaron con la nieve
y encontré algún paso.
El ambiente
era impresionante, sobre todo mirando atrás. Tras la zona escabrosa de
estrechos y un último rellano, me encontré…
… una
brusca bajada en cortas zetas. Allí me quité las raquetas, pues ya eran
innecesarias. La nieve acabó poco después, al pie de ese tramo, junto a la
Virgen de la Roca y…
… el
cauce de la garganta, que bajaba muy crecido.
Vaya
cambio de decorado. El descenso del valle transcurriría ahora por el fondo, por
una senda que no siempre resulta clara, al cruzarse con otras. El camino empezó
por la ribera derecha, pero…
… no
tardó en vadear el torrente por aquí. No está mal el cruce; lo esperaba peor
por la cantidad de agua.
Ya en la
orilla izquierda, pasé junto a dos o tres cabañas.
Antes de
perderla de vista al girar la garganta, una mirada atrás, hacia la deslumbrante
cabecera.
Durante
el trayecto, había zonas encharcadas inevitables. Poco a poco, se fue
descubriendo una loma que parecía cortar el paso. Es el Cerro Camocho, a la
derecha del cual queda el Puente de la Yunta y que iba a rodear por su base,
siguiendo…
… la
pista en que, a partir de una cancela, se transformó la senda. Superada la
punta del monte, me…
…
encontré delante del primer cruce de esa mañana, desde donde me costó pocos
minutos llegar al Puente de la Yunta.
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