Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Esta
alternativa a las rutas habituales de la vertiente norte es una buena caminata,
muy panorámica y, aunque incluye un largo trecho sin camino, ni el terreno es
incómodo ni la progresión presenta dificultades; por otro lado, desarrollándose
por lomos y barrancos, la orientación resulta obvia.
El paso por la peña
(1.576) primera del lomo de La Erilla, donde hube de retroceder para tener buen
destrepe, al principio lo creí prescindible. Luego, a la vista de las fotos en
casa, me parece que merece la pena el mínimo rodeo que supone, por la buena
perspectiva que hay del resto de la subida.
En la cumbre, a la hora de
bajar, me falló la memoria y fui a buscar la senda de bajada al lado contrario
de donde está; habiendo bajado ya un tanto, me di cuenta y derivé a la
izquierda hasta dar con el trazo. Y así lo he dejado en el track, pero
he pintado a mano en el mapa, en rojo, el trazado aproximado de la senda. Creo
recordar, por otra parte, que salida no era demasiado visible y hay que
buscarla con atención, pero, sabiendo que la distancia a retroceder son unos
300 metros, no debería ser un gran problema.
RELATO GRÁFICO:
Aparqué en
la pista de tierra que constituye la calle más alta del Barrio de Arriba de
Pradosegar, cerca del cruce con la que sube a La Canchera. Al fondo, podía ver
el tajo del Arroyo de los Tejos, por donde luego bajaría. De momento, comencé a
caminar remontando el lomo sobre el que me encontraba, siguiendo …
… un leve
rastro a través la hierba y el matorral disperso que poblaban La Erilla, hacia
un cancho (1.576) que se veía más arriba.
Al
separarme de la pista, desapareció la traza, que luego aparecería y se esfumaría
todo el rato hasta llegar al cordal principal de la sierra. Pero no importa; el
matorral era bajo y no llegaba a cerrarse; el suelo, de buen pisar, y, la
pendiente, moderada. ¿Quién necesita una senda? Pues tampoco la orientación,
planteaba problemas; se trataba de ir subiendo, mientras iba viendo cómo se
descubrían, a mi derecha, los prados y arboledas sobre Villatoro y, al lado
contrario, …
… el
barranco del Arroyo del Tejo bajo el lomo de La Canchera. Bien puesto, ese
nombre.
Así, fui
ganando altura y perspectiva sobre Pradosegar y el Valle de Amblés.
Cerca de
la culminación, superé varias placas de roca, bastante prolongadas. Eran tan tendidas
que las pasé caminando todas, sin apenas apoyar las manos dos o tres veces,
hasta…
… llegar
a lo alto de una peña anónima (1.576). Desde ahí, pude ver lo que quedaba de
lomo, que pierde pendiente, y el trecho de cordal principal que, a la
izquierda, iba a recorrer hasta la cumbre. También, la ladera bajo la cúpula cimera,
inicio de la bajada. También me encontré con una potente caída ante mí, por lo
que, para proseguir el cresteo, tuve antes que…
… retroceder
unos metros, hasta encontrar un descenso accesible, que fue a mi derecha (E),
para ganar…
… la
hierba bajo el risco y recuperar la dirección original. Tras atravesar el
collado (1.557) inmediato, rodeé la siguiente peña (1.605) por el este (izquierda),
pasando…
… bajo su
colorido roquedo.
Lo que
quedaba de subida hasta la cresta de la sierra se presentaba aún más cómodo y
suave.
Y así
fue. Pronto quedaron atrás los dos canchos.
Al
tiempo, se iban descubriendo, a mi izquierda, partes de la bajada por el Arroyo
de los tejos, y, más arriba…
… el rellano
del Prado de la Plata.
El Valle
de Ambles, cada vez más lejos.
Ver, a mi
derecha, el Cerro de Valdehierro casi a mi altura, me reveló que…
… quedaba
muy poco para salir al cordal principal, en Cañada del Valle, desde donde puede
ver la mole de la Sierra de Piedrahita o Villafranca (depende de la vertiente)
y, más allá, las nieves que todavía pintaban las crestas de Gredos y la Candelario.
Aquí, giré a la izquierda (S) para…
… seguir el
senderillo borroso que va por la cuerda. Primeramente, subiendo hacia Peña
Pajarita.
La
andadura fue, por aquí y lo que quedaba hasta la cumbre, aún más confortable.
El trazo
y los hitos me llevaron a rodear por el este (izquierda) el cancho que iba
viendo, el cual no es…
… la Peña
Pajarita, que quedaba un poco más allá. Ésta, aunque tiene buena trepada, como
ya me la conozco, la rodeé por el suroeste (derecha). En realidad, trepar al
peñasco apenas mejora…
… las
perspectivas hacia Gredos o…
… el
Valle de Amblés, que se desplegaban a ambos lados del…
… amplio
y tendido lomo que iba recorriendo.
Una
mirada atrás, a Peña Pajarita, pasando la del Belesar, a la que tampoco me
molesté en trepar y que está…
… a medio
camino de la cumbre. Al acercarme a ella, la pendiente se incrementó un tanto y
no cedió hasta…
… estar a
pocos metros de la torrecilla, antiguo asentamiento para el heliógrafo, al que
debe su nombre este Cerro del Telégrafo. Más allá, apareció la cresta quebrada
de…
… la
Sierra de la Paramera, borrosa pese a su cercanía. Girando a la derecha,
proseguía el panorama por…
… las
sierras orientales y…
…
centrales de Gredos, incluyendo las crestas que dominan el Circo.
Una buena
vista del Almanzor su corte, aunque algo turbia.
Al
suroeste, sigue, por la Sierra de Villafranca, el cordal de Las Parameras, al
otro lado del cual…
… podía
ver el lomo por donde lo había alcanzado desde Pradosegar.
En fin,
aquí me falló la memoria. Conocía una senda que bajaba al Prado de la Plata,
por donde iba a regresar. Y, para buscarla, me dirigí al collado que se abre
entre la Serrota y la antecima (2.279) que proyecta al noreste. Allí, giré a la
izquierda (NO) y comencé a buscar el trazo.
No lo
encontré, pero, como el matorral era bajo y no muy denso, fui perdiendo altura a
través del mismo, hasta que vi un hito sobresalir del matorral a mi izquierda.
Giré hacia él y…
… me
encontré una senda estrecha y pedregosa, pero razonable. Luego, comprobé que la
misma sale del cordal al oeste de la cima; es decir, que tenía que haber empezado
retrocediendo un poco para buscar su arranque. En todo caso, no fue mucha la
pérdida y me encontré una buena vía de bajada hacia el Prado de la Plata.
Antes, alcancé
el nacimiento del Arroyo de los Tejos. Aquí la traza se diluye en la hierba de
las riberas, pero ésta es una alfombra inmejorable para caminar. Y hasta pisé
un nevero. Al llegar al prado, lo atravesé…
…
caminando siempre junto al agua. En el borde externo del rellano, el cauce…
… entra
en un estrecho y empinado barranco. Con el terreno obligado y el matorral, la
senda me definió y me…
… fue guiando,
siempre por la vertiente izquierda del barranco.
Nunca
tuve que cruzar su curso, pero sí un par de afluentes, ambos sin dificultad. Luego,
el riachuelo hace otra curva y pasa del…
… tramo
abrupto y rocoso a…
… otro
más abierto y tendido, …
… al cabo
del cual…
… la
senda desembocó en una pista, que no es otra que aquélla junto a cuyo arranque
había aparcado. Así que, tomándola a la izquierda (NO), en…
… pocos
minutos me encontré en el cruce donde había dejado el coche.
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