Pico Jano (1.821)

ASCENSIÓN DESDE CRÉMENES

POR EL LOMO SUROESTE, BAJANDO POR CONDOBRÍN

El Pico Jano culmina la Sierra de los Villares, que forma parte de la compleja zona montañosa que se extiende, dentro de la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, entre los altos cursos del Esla y el Cea. Más concretamente, se encuentra en la parte noroccidental de ese conjunto, sobre el valle del primero de dichos ríos e inmediatamente al sur del Embalse de Riaño. Fiel reflejo de las características de la Montaña Leonesa, esta sierra es un gran paredón calizo cubierto de densos bosques de roble y hayas en su base y, el pico, un atrevido peñasco de flancos verticales y cresta afilada. La presencia humana está limitada al fondo de los valles, aunque, mientras el terreno lo permite y merced a los buenos pastos que también se dan, hay una gran presencia ganadera, que ha provisto el monte de una buena red de caminos.

La ruta reúne las dos rutas más accesibles de ascensión partiendo de la Ermita de Pereda, situada en la base del lomo que cae al suroeste de la montaña, que comienza remontando. Al dar con la pared de la peña, la ruta se desvía hacia la collada oriental, desde donde se gana la cumbre por la cuerda. Luego, se sigue un poco más la cresta, hasta encontrar una canal que corta el roquedo cayendo hacia el oeste y sale a lo alto del Valle de Condobrín, por donde se vuelve al punto de partida, rodeando por el norte el lomo de la subida.

El Pico Jano, el de la derecha de la cresta en primer término, visto desde el suroeste, al llegar por carretera a Crémenes

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Oriental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Montes del Alto Cea
  • Base de partida: Crémenes (León)
ACCESO: La población de Crémenes está situada en el noreste de la provincia de León, sobre el curso alto del Río Esla, cuando aún corre entre las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica. La ruta parte de la Ermita de Sta. María de Pereda, situada a un kilómetro del pueblo, al otro lado del río, camino de Argovejo. Para aparcar, hay un ensanche en el arranque de la pista forestal que sale al norte junto al edificio. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.008 / 1.821
  • Mi tiempo efectivo: 3h32
  • Mi tiempo total: 4h37
  • Dificultades: F. Varias trepadas (I grado) durante el paso por la peña cimera, todas cortas y sin gran exposición. Prolongada bajada por pedrera fina, muy empinada e inestable, en la canal oeste. El resto es por camino o terreno cómodo y despejado.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Ermita de Pereda por la pista que sigue, al norte, el valle del Esla, dejándola enseguida por el primer desvío que sale a la derecha (NE) y pasa a remontar en diagonales la amplia ladera basal del lomo que cae al SO del Pico Jano. Pasados los 1.150 metros de altitud, seguir por la derecha (S) en una bifurcación, saliendo a continuación a ir por la cuerda hasta acabar en la Era Cardiello. A partir de ahí, un camino de peor condición prosigue hacia la peña. Llegando al pie de la misma, al collado (1.558), pasa a ser un trazo borroso y gira a la derecha (E) para rodearla por su base. Cuando se ven a la izquierda (N) unos pasillos herbosos que, cortando el roquedo, permiten un ascenso fácil, dejar la traza y, guiados por algunos hitos, remontar la ladera hasta la collada este (1.724). Girando entonces a la izquierda (NO), superar el roquedo alternando empinadas rampas herbosas con cortas trepadas fáciles, hasta ganar la cima del Pico Jano (F).

Proseguir brevemente el cresteo hasta la boca de la canal oeste. Girar a la izquierda y dejarse caer por la misma hasta salir a las empinadas pedreras y prados de La Gorgolada. Continuar descendiendo, siguiendo ahora trazas de ganado, por la vertiente derecha del barranco, hasta dar con el extremo del Camino de Condobrín. Seguirlo para cruzar el torrente, acercarse a la base del lomo oeste, por donde antes habíamos subido, e irla rodeando a través del bosque hasta llegar al segundo cruce del principio. Girando ahora a la derecha (NO), ya sólo queda deshacer camino hasta la Ermita de Pereda.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: El Pico Jano destaca por su altivez, incluso estando donde está, rodeado de algunas de las peñas más conspicuas de la Montaña Leonesa. Y los valles que lo rodean son de los más hermosos de la cordillera (¡y más en otoño!). Creo que no exagero; hacía mucho tiempo que no volvía tan impresionado de una ascensión. Cuando vas subiendo por el lomo hacia el Pico Jano, el panorama es fascinante ya casi desde el principio; según sales del bosque. Pero es que, descendiendo el valle de Condobrín, no sabes a dónde mirar. Y el paso por el hayedo es mágico, aunque en eso también tuvo mucho que ver el día que tuve la suerte de escoger.

Respecto a la ruta, además de bonita y variada, es muy montañera; entretenida y con cierta emoción, sin ser llegar a ser difícil. Como factores de exigencia, en primer lugar, se trata de un itinerario con fuertes pendientes, más explosivo de lo que parece por desnivel y distancia totales, pues en ésta se incluyen hay largos tramos de llaneo. Por otro lado, se requiere el hábito de moverse por terreno abrupto y sin sendas, incluyendo la intuición de escoger el paso bueno. También, carecer de vértigo; aunque las trepadas no son demasiado expuestas, hay pasajes en la arista cimera que pueden impresionar.

Pero que nadie se eche atrás; incluso si hay que renunciar al pico, subir por el lomo suroeste hasta el collado (1.558) y bajar seguidamente a la izquierda para descender el Valle de Condobrín ya sería una muy bonita excursión.

RELATO GRÁFICO:

Junto a la Ermita de Ntra. Sra. De Pereda, sale de la carretera de Argovejo hacia el norte la Ruta Vadiniense, antigua calzada romana convertida hoy en pista ganadera. Por ella comencé a caminar, a través un denso arbolado, pero para dejarla a los pocos metros, por este desvío a la derecha (NE), el cual… 

… me llevó a remontar el robledal.

En el collado (1.069) de la Peña Condobrín, hay un claro que permite una primera ojeada a la cumbre, que es el pico de la derecha de la cresta.

Luego, volvía al bosque. Al poco, para evitar un gran rodeo, dejé la pista por esa senda a la izquierda (E), que…

… se esfumó enseguida, aunque parecía haber un rastro bajo los robles. En todo caso, el terreno era cómodo y, yendo sencillamente pendiente arriba, no tardé en…

… reencontrar la pista. Siguiéndola a la izquierda (NE), llegué pronto al siguiente hito de la jornada; esta bifurcación, donde continué por la derecha (SE), como hace este grupo. Al Jano, se puede llegar por cualquiera de los dos ramales y, de hecho, luego llegué de bajada por el de la izquierda, que no es sino el Camino de Condobrín. Escogí el sentido de la circular porque, como se verá, es más conveniente así, dejando la empinada e inestable canal oeste para bajar.

Volviendo a la ruta, poco después, hacia los 1.200 m de altitud, salí del arbolado en lo alto del lomo suroeste, que se define a partir de aquí. Así, comenzó la parte panorámica de la ruta, pudiendo ver a mi espalda las crestas entre los ríos Esla y Porma, destacando la silueta triangular del Soberón.

Pero lo bueno estaba a mi derecha, donde el Cerroso y la Peña Rionda dominaban el boscoso Valle de la Trapa, que se abría al otro lado del Arroyo de las Llampas.

Al otro lado, al norte, la perspectiva era más pobre y, además, las nubes no dejaban ver el Mampodre.

Al pasar el camino a la vertiente izquierda para evitar la modesta prominencia marcada con la cota (1.461), así se veían el Jano y la cresta al oeste, que llevaban un rato ocultos.

Luego, la pista acabó en la Era Cardiello, rellano donde crece este par de robles.

Un camino algo peor, pero aún bueno, continúa remontando el lomo por lo alto. Mirando atrás, se iba notando la ganancia de altitud al ampliarse el panorama occidental.

A la derecha, fue descubriéndose la cabecera del Arroyo de las Llampas, bajo el Pico Caballo y, entre éste y el de la Muga, una espectacular aguja que, si tiene nombre, he sido incapaz de hallarlo.

Al otro lado, las peñas Oracada y del Caballo dominan las pendientes superiores de Condobrín.

Y el Jano, cada vez más cerca. Llegando a ese alto de delante, el carril se esfumó.

Tras echar un vistazo al lomo recorrido y al Valle de Condobrín, que determinan las vías de subida y bajada, pude seguir por…

… una mala senda, estrecha y borrosa, que serpentea entre matorral y algún roble, e incluso baja un poco, para…

… rodear la prominencia de antes (1.581) y salir al amplio collado herboso de cota 1.558, situado ya al pie del peñón cimero. Por cierto, que, a su través, se aprecia la boca inferior de la canal oeste y la empinada pedrera de debajo, por donde luego descendería. Aquí giré a la derecha (E) para, siempre siguiendo trazas de paso y algunos hitos, recorrer…

… la terraza herbosa que, en muy suave ascenso, pasa sobre…

… el valle de Las Llampas y bajo…

… la pared del Pico Jano.

Mirando atrás al cabo de llevar un tiempo de travesía, pude ver cómo, al fondo, iban apareciendo crestas más lejanas, siendo reconocibles la alargada cresta del Bucioso y, cómo no, el Bodón.

Así llegué al contrafuerte sur del Jano, desde donde apareció de nuevo aquella aguja que me había llamado antes la atención. A mi derecha, pude ver que…

… la subida ya era bastante más accesible y hacia allí (NE) giré para ir remontando la ladera aprovechando los espacios herbosos entre canchos. También ese arbolito es buena referencia.

Según empecé a subir, aunque no había traza, empecé a encontrar hitos. Pocos y espaciados, pero que me sirvieron para confirmar el camino.

De todas formas, la ruta venía bastante impuesta por el terreno. Así, enlazando pasillos de hierba y la superación de algún mínimo escalón, fui…

… ganando altura, como se puede comprobar con esta imagen de la aguja anónima, ahora con la Sierra del brezo al fondo.

La pendiente fue aumentando según…

… me acercaba al peñón cimero. Antes, acabé saliendo a …

… la cuerda de la sierra, desde donde, además de esta bonita perspectiva del Pico de la Muga, pude ver, al otro lado, el…

… Embalse de Riaño bajo las crestas de las Peñas Pintas y el Gilbo. Del resto, con las nubes, nada. Una pena. Girando a la izquierda (NO), me dispuse a…

… acometer la última parte de la subida. Primeramente, acercándome a la roca superando…

… una extrema pendiente de hierba y cantos.

A continuación, enlazando repisas herbosas mediante cortas trepadas (I) a lo largo de 50 metros hasta la cima.

Impresiona, al culminar el Jano, vecina mole de Peñas Pintas dominando el embalse. Volviéndome a la derecha, …

… las nubes no dejaban ver gran cosa más allá de la cuerda de la sierra y la cresta del Pico Loto. Siguiendo con el giro, …

… bajo la Peña Verde, la cabecera del Arroyo de las Llampas, que, aguas abajo, aparece…

… abrupto y colorido, dominado por la Peña Corada, el Cerroso y la Peña Rionda.

Ya al oeste, más allá del lomo y barranco de subida y bajada, los cordales sucesivos de la Montaña Leonesa. Aún más lejos, se nota el horizonte quebrarse con los Montes de León. Y acabo la vuelta con…

… la cresta que se extiende al noroeste. Por ahí comencé el retorno. Aunque a la izquierda, pocos metros por debajo, hay…

… unas repisas con hierba y matorral que facilitarían el paso, preferí ir por el filo, estrecho sin llegar a ser vertiginoso, donde tuve que usar las manos un par de veces para superar sendas brechas fáciles (I).

Mirando atrás, bonita perspectiva de las cimas del Loto, la Muga y el Jano. Por aquí iba cuando…

… topé con una brecha más profunda y complicada. Entonces, sí que giré a la izquierda (S) para…

… descender a las repisas que antes dije y…

… continuar por ellas al oeste. Como se ve, pueden ser incómodas, pero no expuestas. Pasado un contrafuerte, me encontré…

… bajo la brecha que me había hecho abandonar la arista. A mi izquierda (O), vi entonces…

… la boca de una canal que baja hacia ese lado cortando el roquedo. Y me metí en ella. El tubo es angosto, inestable y muy empinado y, al poco, está…

… cortado por un resalte corto, apenas tres metros, pero donde hube de destrepar (I). A continuación, viene un ensanche y, …

… más abajo, al volver a estrecharse, un…

… segundo resalte, aunque éste, por el lado izquierdo de la canal (derecha de la foto), se puede bajar casi sin manos.

Luego, no tardé en salir del tubo a la abierta ladera de la Gorgolada, aunque todavía bastante arriba (por el tubo sólo se pierde poco más de cien metros). Y quedaba una bajada prácticamente igual de empinada e inestable. Al sol; eso, sí.

Bajando por el pedregal, la salida de la canal.

Al ir cediendo algo la pendiente, comencé a pisar algo más de hierba y matojos. Me fijé entonces en unos trazos de ganado en la hierba más abajo, en la linde de esa arboleda, y me dirigí a ellos. Llegando a los mismos, …

… otra mirada atrás. Sigue viéndose la canal, marcada por la sombra.

Las trazas que seguía, borrosas y discontinuas, no pueden llamarse senda. Pero me ayudaron a pasar con relativa comodidad las bandas de matorral, donde precisamente el rastro se definía más. Así, pude disfrutar con calma de las bellezas de este Valle de Condobrín, alternando las vistas abajo y…

… arriba, donde los roquedos iban quedando atrás. Tras un buen trecho de bajada, por aquí, me encontré con…

… el extremo de un camino; en sus primeros metros, un mero aplanamiento de la ladera. Es el Camino de Condobrín, que iría luego mejorando paulatinamente, y que tomé a la derecha (NO). Pronto, el carril giró casi en redondo para…

… dirigirse al bosque que hacía rato llevaba a la izquierda. La entrada ya es espectacular, pero…

… su verdadera hermosura se muestra dentro. Aunque predominan las hayas, con frecuencia…

… ejemplares de otras especies, como este majuelo de la izquierda, ponían un toque de variedad.

A los lados del camino es donde el bosque mostraba su carácter.

Los robles fueron mezclándose y ya eran predominantes cuando llegué a aquella segunda bifurcación de la mañana. Ahora, girando a la derecha (NO), sólo me quedó deshacer camino para regresar a la ermita.

No sin antes, al paso por el claro del collado de Peña Condobrín, despedirme del pico Jano, junto al cual ahora se podía ver también las Peñas Pintas.

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