Entonces,
los rayos del sol comenzaron a sobrepasar la cresta del otro lado, dorando el
barranco.
A mi
izquierda, veía cada vez más cerca la cuerda, mientras el camino se estrechaba
hasta quedar reducido a una traza de paso.
Al otro
lado, iban asomando al sur las crestas de los picos Jano y Cerroso.
Al pasar
el Fontrón, la senda acabó de difuminarse, pero se encontraban rastros de
ganado que seguían adelante; y, cuando no, proseguía el ascenso en diagonal
procurando ir por la hierba, evitando obstáculos.
Mirando
atrás, también al suroeste se iban descubriendo cordales; más allá del pueblo y
las verdes lomas circundantes, la Camperona y el Relance en el horizonte.
Al final,
fue inevitable afrontar alguna corta travesía de matorral. De ahí, seguí una
terraza diagonal que pasaba bajo los canchos…
… sobre
un panorama vertiginoso de Las Hazas, que…
… me
llevó a alcanzar la cuerda en el collado entre el mentado Pico de las Fuentes
y…
… la
anónima peña de cota 1.777, que la lógica mandaba rodear por el norte
(izquierda). Atravesando la cuerda, que aquí es ancha, descubrí a mi izquierda…
Caminaba
ahora por una rampa de hierba adosaba a las paredes septentrionales de la
cresta, desde donde veía a mi izquierda…
… el Pico
Castaño, con su cuerda oeste, paralela a la que me servía de guía.
La
terraza acabó al pie de la cota 1.777, precisamente cuando volvía a ver la
cumbre, ya muy cerca.
Continuar
por el filo implicaba afrontar dificultades serias que preferí evitar
continuando por el flanco izquierdo, aunque…
… al
precio de un destrepe de unos 10 ó 12 metros, fácil (I), pero ciertamente
expuesto y por terreno no tan seguro como me hubiera gustado.
Una vez
abajo, volví a la arista en…
… el
collado siguiente, de cota 1.762, que crucé para…
… rodear
por el otro lado el último trecho de cuerda antes de llegar al collado oeste
del Llerenes.
Allí, a
1.816 m de altitud, una mirada atrás antes de asomarme…
… al otro
lado, donde se veía la Peña Cabezas; no así el Yordas, tapado por una nube.
Sólo quedaba girar a la derecha (E) y…
…
remontar la ladera que sostiene la cima. Al principio, busqué los pasillos de
hierba entre placas por instinto, pero, cuando…
… comencé
a ver hitos, me dejé llevar por ellos, alternando rampas herbosas y…
… breves
trepadas fáciles (I) por buena caliza, hasta…
… la cima
del Pico Llerenes.
Al norte,
las nubes sólo me dejaban ver hasta el vecino Pico Castaño; nada del Mampodre,
la Peña Ten, etc. que están por detrás. Más a la derecha, los…
… vapores
también tapaban la cima del Yordas, y otros montes del entorno, aunque se
llegaba ver el Espigüete al fondo. También, un trocito del Embalse de Riaño y
el Gilbo, aunque la punta oriental se comía bastante perspectiva. No hay que
dejarse engañar; en medio, hay una profunda brecha de gran dificultad. Lo que
sí se veía bien, continuando con el giro, era…
… las
Peñas Pintas, al sur, que casi no cabían en el objetivo.
Luego, al
suroeste se veía Salamón en el fondo de su valle, bajo la cuerda occidental y,
al otro lado de la misma, el…
… terreno
que desciende hacia el valle del Porma y que despliega como un embravecido
oleaje calizo en torno a Ciguera. Bueno, pues hacia allí comencé el retorno,
bajando por donde había subido desde el collado oeste, pero sin llegar al
mismo, pues…
… antes,
los mismos hitos que me guiaron al subir me desviaron a la izquierda (SO),
alcanzando más abajo…
… la
canal meridional del collado, donde desaparecieron las señales. Pero era obvio
que no tenía más que descenderla.
Perdidos
unos cien metros de cota, el terreno se hizo pedregoso y se empinó, dejando ver
abajo la Cabaña de los Pastores, a donde me dirigía. Pero también empezaron a
aparecer escalones de roca cortando el paso. Así que, en lugar de bajar
directamente, me desvié a la izquierda (SE), hacia…
… la
Collada de Anciles, donde el paso parecía mejor. Aun así, hube de destrepar un
par de veces, pero siempre pasos cortos y fáciles (I). Además, no tuve que
llegar al collado; antes puede ir descendiendo más directamente, acabando en el
amplio prado que se ve bajo Peñas Pintas.
Acabada
la bajada (ahí se ve la zona de pequeños destrepes), giré…
… a la derecha
(SO) para descender el valle que cae hasta Salamón, primero por la hierba del fondo,
llevando a la izquierda…
… la arista
suroeste de Peñas Piñas y, del lado contrario, …
… la cuerda
oeste del Llerenes, más modesta, pero no menos bonita.
Llegando
a la Fuente y Cabaña de los Pastores, me encontré, casi inopinadamente, pisando
un camino, que…
… se
transformó en pista poco después. El resto fue relajado, pero muy ameno; aparte
del Llerenes, que quedaba atrás, fui…
… viendo
constantemente bonitas combinaciones de vegetación y…
… roca
surgiendo por encima, allí donde mirara.
Hasta que
entré en el bosque, del que salí ya…
…
bastante abajo. Mirando atrás, así se veía Peñas Pintas y…
… así el
Llerenes y su cuerda oeste, mientras que por delante…
…
aparecían cercanas las casas de Salamón
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