Pico de la Bandera (1.808)

ASCENSIÓN DESDE MORA DE RUBIELOS

CRESTEO EN TORNO AL BARRANCO DEL VILLAREJO

El Pico de la Bandera es la cumbre de la Sierra de Nogueruelas, que se alza en sector suroccidental de las Serranías de Gúdar, volcada por tanto hacia el valle del Río Mijares. Varios cordales forman esta sierra y, como es habitual en esta parte de la Cordillera Ibérica, se articulan de manera compleja. La cima que nos ocupa se encuentra precisamente en el más cercano a la Sierra de Gúdar propiamente dicha. El pico forma una ligera prominencia es un gran lomo cubierto de pinos, con eventuales apariciones de la típica caliza anaranjada escalonando las laderas, que se eleva sobre una red de barrancos más áridos. La presencia humana se manifiesta en la abundancia de caminos, que facilitan las excursiones, y masías, unas abandonadas, otras convertidas en vivienda de recreo, aunque el uso ganadero del monte, entre otros, sigue activo.

La ruta consiste en recorrer el cordal que rodea la cuenca del Barranco del Villarejo y sus afluentes, utilizando los caminos más convenientes, cuando los hay, y visitando, además de la cumbre, otras cimas que quedan al paso.

El cordal desde La Bandera al Alto del Hontanar, al otro lado del Barranco del Villarejo, visto desde la bajada de La Atalaya

SITUACIÓN:

  • Zona: Serranías de Gúdar (Cordillera Ibérica)
  • Unidad: Sierra de Nogueruelas
  • Base de partida: Mora de Rubielos (Teruel)
ACCESO: La población de Mora de Rubielos está situada en el sur de la provincia de Teruel, entre las últimas estribaciones suroccidentales de la Serranía de Gúdar antes de caer definitivamente en el Río Mijares. La ruta comienza en un paraje situado a 8 km del pueblo, en la collada que separa el rellano marcado con la cota 1.426 en el mapa del IGN del monte de La Atalaya. Para llegar allí, hay que salir de Mora por la carretera hacia Alcalá de la Selva y, al llegar frente al mirador “El Balcón de Mora de Rubielos”, tomar la pista que sale a la derecha (E). Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.307 / 1.808
  • Mi tiempo efectivo: 4h11
  • Mi tiempo total: 4h55
  • Dificultades: Muy fácil. Tramos a través del pinar sin señalizar, pero con la referencia de la pendiente. Pasajes escabrosos y algunos escalones de roca, que se pasan casi sin manos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tras aparcar en un ensanche de la pista junto al collado de la cota (1.426), comencé retrocediendo unos metros por la misma para tomar el desvío que, a la derecha (N), conduce a La Atalaya. Para evitar rodeos, dejé el carril tras pasar junto a una casa en ruinas y ascendí directamente ladera arriba, salvando un roquedo por un pasillo, hasta la cima de La Atalaya. Tomé la pista que accede a la misma y fui siguiendo por ella el cordal, a veces por la cuerda, a veces por su flanco derecho, hasta el Collado del Pradillo, donde se cruzan varios caminos. No tomé ninguno, sino que subí recto (SE) a través del pinar, aprovechando rastros de senda o de ganado cuando los había. Intentando seguir la cuerda en lo posible, pasé por la cima del Cerro de las Cruces antes de culminar el Pico de la Bandera.

Continué caminando por la cuerda al SE unos metros hasta ver, a mi derecha, un carril paralelo a la misma. Me desvié pata tomarlo, alcanzándolo precisamente en una bifurcación. Continué el ramal de la izquierda (SE), que va llaneando por el flanco0 del cordal y luego sale a la cuerda. Al desembocar en una pista más importante, la crucé y ascendí recto (S) entre los pinos hasta el Alto del Hontanar. De nuevo sin camino, descendí hacia la derecha (SO) y luego fui derivando al mismo lado hasta tomar dirección NO, yendo a dar con una pista horizontal. La tomé a la derecha (N) hasta que, al poco, acabó en el Barranco del Azotejo. Girando a la izquierda (SO), lo seguí por una senda muy borrosa que va por la vertiente izquierda; perdidos 50 ó 60 m de cota, crucé el cauce, encontrando que, al otro lado, el camino se aclara bastante. Por el mismo, fui contorneando la ladera del Ralo hasta el Barranco del Chaparro. Allí, volvía dejar la pista por una senda que desciende a la izquierda (SO) y que, tras un rato siguiéndolo, deja el cauce para llanear a la derecha (O) y llegar junto al Barranco de Villarejo. Nuevamente, dejé la vía principal por la izquierda (SO) para seguir su curso, cruzarlo más adelante y remontar la ladera del lomo suroriental de La Atalaya. Al llegar a su cuerda, me encontré con el Camino del Aliagar, que crucé para ascender directamente ladera arriba (NO), alcanzado sucesivamente la cota (1.426) y su cercano collado, donde había comenzado la excursión.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La ruta, como se ve sólo por la longitud de la síntesis de itinerario que antecede, es compleja, pero es la manera de realizar el recorrido del cordal que envuelve este barranco de manera práctica y sin meterse en demasiados berenjenales. Bueno, lo cierto es que algunos de los trechos sin camino o por sendas precarias son para evitar rodeos y tienen alternativa por pista; concretamente, son la subida a la Atalaya, la bajada del Hontanar y los tramos de los barrancos del Chaparro y del Villarejo. El del Azotejo, no; ése es inevitable, lo mismo que el trecho de cuerda desde el Collado del Pradillo a la Bandera. Por cierto, cuando en la cuerda, pasada la cumbre, seguí por el cortafuegos en vez de desviarme por la pista, debía haber seguido por el carril; me hubiera evitado un escalón de roca y, de todas formas, reencontré el camino más adelante.

En todo caso, incluso dando todos esos cinco rodeos a costa de alargar, la ascensión conservaría la dificultad por los tramos obligados, aunque simplificando algo la orientación (si es que eso supone alguna ventaja en la era del GPS). Pero tampoco es la dificultad considerable; no hay pasos técnicos y la orientación, con cuidado, se resuelve. El terreno puede ser incómodo en ocasiones, pero no se encuentran obstáculos de consideración. Para gente acostumbrada al campo a través y amiga de salirse de caminos trillados.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar en un ensanche de la pista por la que había llegado de Mora, en el mismo collado de la cota 1.426, lo primero que tuve que hacer fue, ya caminando, retroceder para tomar este desvío a la derecha (N), dominado por La Atalaya.

Según gané algo de altura, pude ver, a mi derecha, el cordal opuesto de la cuenca del Villarejo; concretamente, el tramo que va del Collado del Pradillo al Alto del Hontanar, incluyendo la cumbre.

Aunque se puede subir por la pista hasta la cima de La Atalaya, es a costa de un rodeo. Para ahorrármelo, en esta curva, que está justo después de pasar junto a una casita en ruinas, dejé el carril por la izquierda (NO) y ataqué la ladera directamente hacia los canchos que se veían arriba.

No había senda como tal, pero un pasillo en el matorral evidenciaba paso frecuente.

Salí del pinar y el monte bajo ya muy cerca del risco superior, donde unos hitos señalaban, por si no estuviera suficientemente claro, este pasillo como forma de superar el roquedo.

La cosa es bonita y más agreste de lo que me esperaba. Y con buen panorama, que, en…

… el arco meridional se extendía por el valle del Mijares, con las sierras de Javalambre y Espadán en el horizonte, entre las que llamaba la atención el Alto de Pina.

Pero, pese a su nombre, este panorama era el único destacable de esta cima; al menos a ras de suelo, sin subir a la torre que allí se yergue, pues el llano cimero está rodeado de pinos en el resto de direcciones. Al encontrar el extremo de…

… una pista forestal que va siguiendo el cordal por su flanco oriental (derecho), la tomé. La cercanía de la cuerda, me tentó a…

… asomarme al oeste, donde se ve la continuación de la sierra ese lado, por la peña Ramiro y la Olmedilla. Bonito.

Obviamente, esta pista es la misma que antes había dejado y pronto llegué a una bifurcación, donde continué por la izquierda (NE), dejando de lado el ramal por el que hubiera subido sin el atajo. Seguía ahora por el flanco la Loma del Villarejo y, en los claros a mi derecha, podía…

… ver de nuevo el sector de sierra del Pico de la Bandera.

Pero, la mayor parte del tiempo, caminé entre pinos que hurtaban el panorama. Más adelante, pasé además a ir por la cuerda.

Pasado lo más alto de la Loma del Villarejo (cota 1.642, que no me molesté en pisar), giré a la derecha (E) en una bifurcación y entré en el amplio llano de El Frailón. Tras atravesarlo, la pista contornea el siguiente cerro (1.652) por el sur (derecha) y, durante esa travesía, pude ver…

… la cima de la Bandera entre los árboles, ya bastante cerca.

A continuación, llegué al Collado del Pradillo y su cruce. No tomé ninguno de los caminos que se ven, sino que subí recto (SE), entrando en el pinar por donde éste presenta…

… un pasillo de hierba. En esta parte se pasan un par de caminos; no me fie de adónde podía ir, así que continué subiendo, procurando mantenerme en la cuerda.

Luego, se cerró, pero, como en la subida a La Atalaya, se apreciaba rastro de paso en la vegetación y el ascenso no era incómodo.

El bosque se abrió en lo alto del cerro de las Tres Cruces, desde donde, mirando atrás, pude ver el Peñarroya, la cumbre más alta de todo el conjunto de Gúdar.

Tampoco en este pico había vistas despejadas; de hecho, la cima, señalada por un hito de piedras, está rodeada de árboles y matorral. Sólo al sur, merced a un resalte de roca que dejaba los pinos abajo, se llegaba ver la cresta de Javalambre, donde se estaban adensando las nubes.

Proseguí el cresteo hacia el Pico de la Bandera, con una imperceptible bajada al collado intermedio, tras el que volví…

… al pinar, en similares condiciones: denso, pero no tanto como para incomodar el paso. Dejé atrás los árboles…

… ante este resalte, el paso más escabroso de la ruta, aunque, como se ve, tiene por dónde superarlo sin necesidad de trepar. Por encima, no estaba…

… aún la cumbre, sino un rellano despajado, tras el cual, otra ladera pinosa, rematada por…

… un segundo resalte aún más fácil, me dejó…

… ante el hito cimero. Éste se encontraba sobre una base elevada que estaba derruida. Una pena, pues, sin ella, los árboles lo tapaban casi todo. A base de moverme alrededor, sólo conseguí ver, …

… al oeste, la Atalaya y la Loma del Villarejo al otro lado barranco y, más allá, el sector occidental de la sierra. A la derecha, …

… al norte el Peñarroya y, siguiendo el giro, …

… la Loma del Monegro. Y, como la cosa se iba nublando, tocaba no entretenerse mucho e ir bajando.

Primeramente, seguí la cuerda al sureste, pero…

… al poco, vi a mi derecha (S) un carril paralelo a la misma y me desplacé hacia el mismo. Lo alcancé precisamente en una bifurcación, donde, dejando de lado un ramal que bajaba, tomé el de la izquierda (SE), que sigue la cuerda. Tras un corto trecho entre los pinos del flanco (derecho), el camino…

… salió a la cuerda, donde coincide con un ancho cortafuegos. La andadura fue cómoda, aunque sin panorama, merced a los pinos. Tras un buen rato así, vi que el carril más marcado se iba a la derecha; yo seguí por el cortafuegos. Fue un error relativo, pues…

… no tardé en verme ante un resalte, desde donde se veía delante el Alto del Hontanar, pero donde…

… tuve que, si no destrepar, bajar con cuidado y algo de apoyo de manos. Y, unos metros más allá, me reincorporé a la pista, que vuelve a la cuerda. Está claro para qué el rodeo.

Bueno, lo siguiente fue desembocar en una pista mejor, que no tomé, sino que crucé para subir recto (S) por una breve y suave ladera a…

… la cima del Alto del Hontanar. Que, aunque parezca mentira, era aún menos panorámica que las otras. Aquí sí que no se veía nada, así que apenas me detuve y giré a la derecha (SO) para…

… descender entre los pinos, con la referencia única de la pendiente, pues sabía que una pista corta la ladera más abajo. Por otro lado, la bajada no fue penosa, como se puede ver, y menos todavía cuando…

… me encontré este pasillo de gravilla y tierra por donde me pude dejar resbalar. Además, podía ver parte de lo que me quedaba: al fondo, la Atalaya y, más cerca, los cantiles del Ralo, bajo los que se llega a apreciar el camino por el que iba a rodear ese monte.

Al llegar a la pista que andaba buscando, la tomé a la derecha (N), dando comienzo a una prolongada travesía de laderas. Pero este carril se iba a acabar enseguida; al poco de pasar esa curva, se esfumó …

… ante el Barranco del Azotejo. Girando a la izquierda (O), empecé a…

… descender por su vertiente izquierda, siguiendo unos trazos de senda, que me mantuvieron…

… bastante separado del cauce hasta pasar un empinado congosto. Tras el mismo, bajé al cauce y lo crucé, encontrando…

… un camino más claro al otro lado. Siguiéndolo, pasé a…

… atravesar la ladera del Ralo manteniendo cota y…

… alejándome del Barranco del Azotejo. Desde el balcón de la terraza por la que iba, pude…

… ver al rato La Atalaya, bajo la cual acabaría la excursión. Pero aún quedaba.

Bajo el roquedo del Chaparro, llegué a otro barranco. El carril continúa, pero, para acortar, lo dejé por la izquierda (SO) y…

… descendí por la despejada ladera boscosa de la vertiente izquierda. Al salir del pinar, bajo…

… el Mas de Peñarroya, me encontré inopinadamente pisando un camino entre robles, mientras continuaba siguiendo el cauce.

Luego, lo crucé y me alejé del barranco entrando, …

… siempre guiado por la senda, en un terreno ondulado de sucesivas lomas y hondonadas. Y, de nuevo, al fondo, La Atalaya.

Al llegar a este lugar, pasé como pude al otro lado de la cerca para tomar el camino principal y, al pasar el siguiente alto y …

… dar con el Barranco del Villarejo, girar a la izquierda (SO), dejando el camino para…

… seguir el cauce por la orilla izquierda hasta encontrar una senda. Ésta me llevó a cruzarlo y alejarme del mismo remontando una ladera pedregosa.

Al ganar altura, pude ver esta perspectiva del barranco a mi izquierda.

Cuando la senda se bifurcó, continué por la derecha (SO).

El surco del barranco, aún más impresionante, poco antes de desembocar en el Camino del Aliagar.

Crucé la pista y proseguí la subida directa, ahora sin senda, pero por terreno cómodo y viendo atrás el cordal del que venía.

No tardé en llegar a una culminación, defendida como otras por un roquedo, aunque aún menos potente.

Mirando al sur, podía ver la Sierra de Espadán y, más a la derecha, la…

… de Javalambre, cubierta de nubes y con cortinas de lluvia delante. Aunque aquí estaba despejado, no duraría mucho. Menos mal que, del lado contrario, tenía…

… La Atalaya muy cercana y, bajo la misma, el collado en que había aparcado a pocos minutos. Acabé al sol, pero, ya en el coche, no había llegado a Mora de Rubielos cuando empezó a llover. A tiempo.

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