Alto de la Cañada (2.157)

ASCENSIÓN DESDE VILLABANDÍN

CRESTEO DE LA PEÑA DE LA ARENA (2.116) AL ESTELIELLO

El Alto de la Cañada culmina la Sierra de Villabandín, que es un conjunto montañoso destacado al sur de la divisoria Cantábrica. Su entronque separa las cabeceras del Sil y el Luna, o lo que es lo mismo, las comarcas de Laciana y Babia, mientras su vertiente sur cae por Las Omañas hacia los llanos de León. Zona bastante olvidada, sin poblaciones importantes y con unas carreteritas espantosas, es una de las áreas de montaña más solitarias de España. Incluso tras el desarrollo turístico de la Babia, pocos dirigen sus pasos a las montañas que se alzan el sur del valle. Ésta es una montaña antigua, curvilínea, con valles largos y profundos en cuyas laderas prospera el matorral, especialmente brezo y escobas, por encima de los robles del fondo. Sus principales atractivos residen en lo apacible de su naturaleza, que es amable y solitaria. Por otro lado, desde su cumbre se divisa todo el arco montañoso que va de la Sierra del Teleno al Alto Carrión.

En esta ruta, se trata de recorrer la cresta que corona la cabecera del Arroyo de Entrepiedras, la cual incluye el Alto de la Cañada. A ella, se llega por los itinerarios más accesibles de sus extremos occidental (la Peña de la Arena) y meridional (collado del Esteliello).

Sierra de Villabandín desde el suroeste; destaca especialmente la pareja que forman el Rabinalto y el Alto de la Cañada

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Occidental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Sierra de Villabandín
  • Base de partida: Villabandín (León)
ACCESO: La población de Villabandín, perteneciente al municipio leonés de Murias de Paredes, está situada en el norte de la provincia, encajada entre las estribaciones meridionales de la sierra homónima, cuyos barrancos vierten al Valle de las Omañas. No es fácil el aparcamiento en este pueblo; yo suelo dejar el coche junto a la Iglesia de San Miguel Arcángel, situada en la margen derecha del riachuelo que pasa por la población, en el más meridional de sus dos núcleos. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.230 / 2.157
  • Mi tiempo efectivo: 5h58
  • Mi tiempo total: 7h53
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día, con poco espesor (<25 cm) de nieve blanda, continua por encima de los 1.700 m de altitud. Pendientes de nieve <30º. Algunos pasajes incómodos por matorral y cantos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Villabandín por la pista que remonta el Río del Collado. Al poco de pasar la Fuente de Peñas Blancas se llega a un ensanchamiento del valle donde confluyen varios arroyos; dejar el carril por una traza que sale a la derecha (NE) y asciende el Barranco de Valdemaría. Tras cruzar una valla de piedras, al encontrar el terreno despejado a la izquierda, dejar la traza por ese lado (N) y remontar la ladera hasta la cuerda. Continuar subiendo a la derecha (NE), alternando rastros de paso con matorral no demasiado malo, hasta las Peñas de Pelayo. Girar con el lomo a la derecha (E) y, al llegar a la cuerda de la sierra, seguirla a la izquierda (NE) para alcanzar la cima de la Peña de la Arena. A partir de ahí, proseguir por la senda que sigue la cuerda, tocando en el Rabinalto camino del Alto de la Cañada.

Descender por el lomo del cordal a la derecha (S). Sin necesidad de tocar la cima de la Vidulina, en sus proximidades, girar con la traza a la derecha (O), abandonando el cordal por el lomo que baja al collado de El Esteliello. Bajar del mismo por su vaguada derecha (N) hasta la Braña Llampa y cruzarla hacia la izquierda (SO) en busca del extremo de una pista. En realidad, son dos los carriles que salen del mismo punto; tomar el de la izquierda (S), que empieza descendiendo el Arroyo Cernechal del cual se separa luego por la vertiente izquierda, rodeando el cerro del Esteliello. Al trasponer el lomo que cae al SO del mismo y baja hacia El Fontanal, dejar la pista por una senda, mala y borrosa en sus primeros metros, que sale a la izquierda (S) y va siguiendo, más o menos, la citada cuerda hasta llegar a Villabandín, precisamente donde la pista del principio deja la población.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Recorrido muy panorámico y variado, bastante accesible incluso en invierno. Bueno, realmente, si la nieve se encontrara abundante y en buenas condiciones, facilitaría la progresión en los tramos sin camino; más que nada, en la subida a la peña de la Arena. Si se subiera y bajara por el itinerario de descenso, se contaría con senda (con tramos mediocres, pero senda al fin) durante todo el recorrido; pero la ruta perdería encanto, en mi opinión. Pese a lo apartada que está y la poca infraestructura logística del área, merece la pena visitar esta montaña, bastante olvidada, pero a su relevancia orográfica y magnífica situación respecto a otras grandes cumbres del noroeste peninsular.

Aparte de esto, las fotos que siguen tienen una calidad aún más deleznable de lo habitual; la explicación es que me quedé inopinadamente sin cámara. Tuve que recurrir al móvil que llevo al monte, que escogí por lo mucho que dura la batería, pero, como se ve, la fotografía no es lo mejor que se puede hacer con él. Y, encima, me pasa esto en una jornada tan bonita como fue ésta. Ya tengo nuevo aparato fotográfico y espero volver a mis fotos que, si no son muy buenas, al menos lo que sale se parece a lo que vi en realidad.

RELATO GRÁFICO:

Dejé Villabandín por la pista que remonta el Río del Collado, al principio bastante por encima del cauce y, luego, por…

… tramos más o menos cerca del torrente. Al poco de pasar el curioso manadero de Peñas Blancas, …

… salí del vallecito a…

… un amplio espacio donde confluyen varios arroyos. Girando entonces a la derecha (NE), dejé carril por…

… una senda borrosa que se introduce en el Barranco Valdemaría, sobre el cual veía ya brillar al fondo el característico espolón rocoso de la Peña de la Arena. 

Tras un trecho siguiendo el barranco, dejando a mi espalda el rellano bajo el Alto de la Curiscada, atravesé…

… una cerca de piedras y, enseguida, vi que el matorral clareaba en la ladera de mi izquierda (N). Girando a ese lado, ya sin senda, remonté la pendiente herbosa, que, despejada y no demasiado empinada, resultó bastante cómoda.

No tardé en ganar altura y empecé a ver, al sur, algo de la Sierra de Gistreo; concretamente, la cresta de Arcos del Agua.

Al ganar la cuerda, giré a la derecha (NE) para seguir el lomo; primeramente, por similar terreno herboso y, luego, a…

… la vista de las Peñas de Pelayo, a través de un matorral que…

… se fue cerrando paulatinamente. Localicé una senda; incluso se veían hitos. Pero la poca nieve que había cruzaba los piornos sobre el trazo, cuando no se disponía en capa inconsistente. Total, que el avance se hizo incómodo cuando alcancé las Peñas de Pelayo y giré con el lomo a la derecha (E) para dirigirme hacia la de la Arena.

Por lo menos, el panorama compensaba las penalidades. Ya llegando a los 1.800 m de altitud, descubrí al oeste, sobre el último segmento de cuerda superado y más allá de la Curiscada, el bonito pico Nevadín. Y, a la izquierda, un…

… trozo mayor de la Sierra de Gistreo.

La pendiente se hizo más fuerte bajo la Peña de la Arena y, ya que tenía que seguir peleando con esta mezcla de matorral y nieve, al menos ganaba más altura, con lo que…

… se iban descubriendo más montañas a mi espalda. Al noroeste, el bonito Cueto Peñalba, con el de Arbas y el Cornón de Peñarrubia al fondo, mientras que, al…

… oeste ya era visible toda la cresta de Gistreo.

Al dejar atrás el matorral, respiré; tenía delante una pendiente de nieve, poco consistente, pero al menos regular, que se extendía unos 200 m hasta la cresta.

La pendiente se mantuvo entre 20 y 30º. A mi derecha, podía ver ahora el largo cordal del Teleno más allá del mar de nubes que cubría la meseta (luego, volviendo en coche, estuve metido en niebla desde antes de León hasta casi Tordesillas). Al lado contrario, lo que…

… se iba descubriendo eran las montañas de la Babia más allá del vecino Valgrán. Concretamente, la Peña los Años, el Montihuero y (por poquito) las Peña Orniz.

Y, así, fui acabando de remontar esta rampa, principal dificultad técnica de la ruta, aunque, como ya dije, no llega a alcanzar los 30º en sus 200 m de desnivel. Lo único malo es que, por la poca consistencia y espesor del manto, iba notando los cantos irregulares que había debajo. Si la nieve hubiera estado mejor, con este panorama, ya hubiera sido una verdadera gozada.

Llegando a la culminación, fui derivando a la izquierda (NE) para evitar este crestón y…

… ganar la cuerda en un sitio más pacífico. A la vista de la misma, por cierto, descubrí también el macizo de Ubiña y, al llegar, …

… la cabecera del Arroyo Cernechal, por donde pasaría luego de bajada. Más allá, sobre el lomo del Esteliello, las nubes abarcaban un amplio horizonte. Girando a la izquierda (NE), comencé…

… el cresteo, que constituye lo mollar de la jornada, empezando por la cima de la Peña de la Arena, pasando por el Rabinalto y acabando en el Alto de la Cañada. Aquí la nieve, venteada, estaba mejor y apenas me hundía lo justo para no necesitar pinchos.

Pronto, quedó atrás este bonito espolón que proyecta al suroeste la Peña de la Arena, magnífico por sí y por el fondo de las cimas de la Sierra de Gistreo.

Al culminar la Peña de la Arena, con las Ubiñas al fondo, se abrió a mis pies el Arroyo Machadones. Aquí me despedí de las montañas occidentales; repasando el horizonte a la izquierda, el…

… Macizo de Orniz, el…

… Cornón de Peñarrubia y el Cueto de Arbas.

Y, ahora sí, cuerda adelante al suroeste. Además, durante un buen rato, dispuse de huella que seguir. Algo siempre de agradecer. Sin pendientes especialmente intensas, pasajes expuestos u obstáculos de ningún tipo, pude irme recreando los ojos. A mi derecha, más allá de…

… las Omañas, la Sierra de Gistreo y los Montes de León sobre el mar de nubes. Al lado contrario, las…

… Ubiñas omnipresentes, ahora sobre el Valle de Riolago, del que se eleva la bonita cresta de la Peña Negra.

Pasado el collado intermedio, el aspecto del Rabinalto impresiona. Pero la subida a esta cima carece de dificultad, aunque…

… no de bonitas perspectivas y ambiente montañero.

Y no digamos mirando abajo.

Al culminar el Rabinalto, una mirada atrás.

Al noreste, se descubrieron la Cabeza de la Braña, que deja ver a su derecha las crestas blancas de la Montaña Central.

Por delante, el Alto de la Cañada mostraba sus líneas puras al extremo de un tramo de cuerda suave y ancha. Durante el trayecto, veía a mi derecha…

… las estribaciones meridionales caían hacia las Omañas. Al fondo, más allá de la Sierra de Gistreo y pese a lo relativamente temprano de la hora (aún no eran las dos), el cielo se iba dorando sobre el Teleno. Al lado contrario, una mejor…

… perspectiva del Valle de Riolago, con las Ubiñas al fondo y, más a la izquierda, el altivo Morronegro mostraba su mejor ángulo.

A partir del collado, dejé de disponer de huella, pero la nieve no estaba mal. La subida al Alto de la Cañada se empinó algo en el tercio final, pero, como antes, sin llegar siquiera a los 30º. Al llegar a la cumbre, descubrí al otro lado, al…

… sureste, el Arroyo del Valle bajo el Cueto Agudo. Girándome a la izquierda, destaca…

… Peña Correa con sus estratos y, más allá, el laberinto de crestas de las montañas Central y Oriental. Siguiendo con el giro, se…

… van sucediendo Peña Ubiña, el Morronegro, …

… Peña Orniz, Montihuero, Los Años, …

… Cornón sobre el Valgrán, Cueto de Arbas sobre la Peña de la Arena, …

… los Ancares Orientales, la Sierra de Gistreo, los Montes Aquilianos y la Sierra del Teleno.

Para finalizar, el pico de la Vidulina, que marca el inicio del descenso, donde volví a aprovechar la huella de alguien. Antes de la cima mencionada, el lomo se eleva ligeramente en el Chano Madiello, buen…

… mirador para volverse a contemplar el Alto de la Cañada y disfrutar…

… de alguna perspectiva cercana a la izquierda, o…

… a la derecha, donde se ve el prado de Fildemoros bajo el espolón de la Peña de la Arena, antes de…

… bajar al otro lado y subir hacia el lomo de la Vidulina. Al culminar la subida, otra…

… mirada atrás, al Alto de la Cañada.

No fui a pisar la cima de la Vidulina, sino que, dejándola de lado a la izquierda, …

… continué junto a la misma cerca junto a la que había subido. Además, la Vidulina ya la había pisado hacía años y no estaba ahora la nieve como para dejar la huella sin un buen motivo. Eso sí; la tarde, preciosa.

En fin; que fui siguiendo este lomo, que apunta Gistreo, en su suave descenso al oeste.

A mi derecha, una nube tapó la cima del Alto de la Cañada.

Al perder espesor la nieve, fue dibujándose la marca de un camino, mientras llegaba al collado del Esteliello. Allí, siguiendo senda y pisadas, giré a la derecha (N) para…

… descender hacia la Braña Llampa, rellano empradizado que se abre…

… bajo la Peña de la Arena. Esta bajada, no hay que dejarse engañar por la anterior foto, no es tan empinada y, además, fue…

… siguiendo una senda; en condiciones mediocres, pero senda al fin.

Al acabar la pendiente un rellano herboso, lo atravesé hacia la izquierda (SO), vadeando…

… de paso un par de torrentes, mientras se metían unas nubes. Iba en busca de una pista, que tomé a…

… la izquierda (SO) para bajar por el Arroyo Cernechal. Primero por su vertiente derecha y, luego, tras cruzar el cauce por la…

… izquierda y alejándome del cauce en ligerísima subida. Este barranco es impresionante, se mire hacia delante, hacia…

… atrás o …

… directamente abajo.

Al doblar un morro donde el carril deja de subir, busqué y encontré, a la izquierda de esa roca de la derecha, una senda muy poco clara que…

… desciende al sur por la cuerda. Tras un inicio empinado y con mucho matorral tapando el trazo, el lomo…

… se tendió y la senda apareció más marcada. Me volví entonces a mirar el espolón de la Peña de la Arena, que aún se veía.

También, a mi izquierda, la apacible tarde que caía sobre las Omañas.

No siempre seguí la senda; ahora, el terreno despejado y herboso sugería atajar. Así, con la referencia de la confluencia donde se encuentra Villabandín, fui bajando más o menos directamente hasta…

… acabar precisamente donde la pista que remonta el Río del Collado deja la población.

Y ya sólo quedó deshacer para regresar a la iglesia junto a la que había dejado el coche.

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