Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Recorrido muy panorámico y variado, bastante accesible incluso
en invierno. Bueno, realmente, si la nieve se encontrara abundante y en buenas
condiciones, facilitaría la progresión en los tramos sin camino; más que nada,
en la subida a la peña de la Arena. Si se subiera y bajara por el itinerario de
descenso, se contaría con senda (con tramos mediocres, pero senda al fin)
durante todo el recorrido; pero la ruta perdería encanto, en mi opinión. Pese a
lo apartada que está y la poca infraestructura logística del área, merece la
pena visitar esta montaña, bastante olvidada, pero a su relevancia orográfica y
magnífica situación respecto a otras grandes cumbres del noroeste peninsular.
Aparte de esto, las fotos que siguen tienen una calidad aún más
deleznable de lo habitual; la explicación es que me quedé inopinadamente sin
cámara. Tuve que recurrir al móvil que llevo al monte, que escogí por lo mucho
que dura la batería, pero, como se ve, la fotografía no es lo mejor que se
puede hacer con él. Y, encima, me pasa esto en una jornada tan bonita como fue
ésta. Ya tengo nuevo aparato fotográfico y espero volver a mis fotos que, si no
son muy buenas, al menos lo que sale se parece a lo que vi en realidad.
RELATO GRÁFICO:
Dejé
Villabandín por la pista que remonta el Río del Collado, al principio bastante
por encima del cauce y, luego, por…
… tramos
más o menos cerca del torrente. Al poco de pasar el curioso manadero de Peñas
Blancas, …
… salí
del vallecito a…
… un
amplio espacio donde confluyen varios arroyos. Girando entonces a la derecha
(NE), dejé carril por…
… una
senda borrosa que se introduce en el Barranco Valdemaría, sobre el cual veía ya
brillar al fondo el característico espolón rocoso de la Peña de la Arena.
Tras un
trecho siguiendo el barranco, dejando a mi espalda el rellano bajo el Alto de
la Curiscada, atravesé…
… una
cerca de piedras y, enseguida, vi que el matorral clareaba en la ladera de mi
izquierda (N). Girando a ese lado, ya sin senda, remonté la pendiente herbosa,
que, despejada y no demasiado empinada, resultó bastante cómoda.
No tardé
en ganar altura y empecé a ver, al sur, algo de la Sierra de Gistreo;
concretamente, la cresta de Arcos del Agua.
Al ganar
la cuerda, giré a la derecha (NE) para seguir el lomo; primeramente, por
similar terreno herboso y, luego, a…
… la
vista de las Peñas de Pelayo, a través de un matorral que…
… se fue
cerrando paulatinamente. Localicé una senda; incluso se veían hitos. Pero la
poca nieve que había cruzaba los piornos sobre el trazo, cuando no se disponía
en capa inconsistente. Total, que el avance se hizo incómodo cuando alcancé las
Peñas de Pelayo y giré con el lomo a la derecha (E) para dirigirme hacia la de
la Arena.
Por lo
menos, el panorama compensaba las penalidades. Ya llegando a los 1.800 m de
altitud, descubrí al oeste, sobre el último segmento de cuerda superado y más
allá de la Curiscada, el bonito pico Nevadín. Y, a la izquierda, un…
… trozo
mayor de la Sierra de Gistreo.
La
pendiente se hizo más fuerte bajo la Peña de la Arena y, ya que tenía que
seguir peleando con esta mezcla de matorral y nieve, al menos ganaba más
altura, con lo que…
… se iban
descubriendo más montañas a mi espalda. Al noroeste, el bonito Cueto Peñalba,
con el de Arbas y el Cornón de Peñarrubia al fondo, mientras que, al…
… oeste
ya era visible toda la cresta de Gistreo.
Al dejar
atrás el matorral, respiré; tenía delante una pendiente de nieve, poco
consistente, pero al menos regular, que se extendía unos 200 m hasta la cresta.
La
pendiente se mantuvo entre 20 y 30º. A mi derecha, podía ver ahora el largo
cordal del Teleno más allá del mar de nubes que cubría la meseta (luego,
volviendo en coche, estuve metido en niebla desde antes de León hasta casi
Tordesillas). Al lado contrario, lo que…
… se iba
descubriendo eran las montañas de la Babia más allá del vecino Valgrán.
Concretamente, la Peña los Años, el Montihuero y (por poquito) las Peña Orniz.
Y, así,
fui acabando de remontar esta rampa, principal dificultad técnica de la ruta,
aunque, como ya dije, no llega a alcanzar los 30º en sus 200 m de desnivel. Lo
único malo es que, por la poca consistencia y espesor del manto, iba notando
los cantos irregulares que había debajo. Si la nieve hubiera estado mejor, con
este panorama, ya hubiera sido una verdadera gozada.
Llegando
a la culminación, fui derivando a la izquierda (NE) para evitar este crestón y…
… ganar
la cuerda en un sitio más pacífico. A la vista de la misma, por cierto,
descubrí también el macizo de Ubiña y, al llegar, …
… la
cabecera del Arroyo Cernechal, por donde pasaría luego de bajada. Más allá,
sobre el lomo del Esteliello, las nubes abarcaban un amplio horizonte. Girando
a la izquierda (NE), comencé…
… el
cresteo, que constituye lo mollar de la jornada, empezando por la cima de la
Peña de la Arena, pasando por el Rabinalto y acabando en el Alto de la Cañada.
Aquí la nieve, venteada, estaba mejor y apenas me hundía lo justo para no
necesitar pinchos.
Pronto,
quedó atrás este bonito espolón que proyecta al suroeste la Peña de la Arena,
magnífico por sí y por el fondo de las cimas de la Sierra de Gistreo.
Al
culminar la Peña de la Arena, con las Ubiñas al fondo, se abrió a mis pies el
Arroyo Machadones. Aquí me despedí de las montañas occidentales; repasando el
horizonte a la izquierda, el…
… Macizo
de Orniz, el…
… Cornón
de Peñarrubia y el Cueto de Arbas.
Y, ahora
sí, cuerda adelante al suroeste. Además, durante un buen rato, dispuse de
huella que seguir. Algo siempre de agradecer. Sin pendientes especialmente
intensas, pasajes expuestos u obstáculos de ningún tipo, pude irme recreando
los ojos. A mi derecha, más allá de…
… las
Omañas, la Sierra de Gistreo y los Montes de León sobre el mar de nubes. Al
lado contrario, las…
… Ubiñas
omnipresentes, ahora sobre el Valle de Riolago, del que se eleva la bonita
cresta de la Peña Negra.
Pasado el
collado intermedio, el aspecto del Rabinalto impresiona. Pero la subida a esta
cima carece de dificultad, aunque…
… no de
bonitas perspectivas y ambiente montañero.
Y no
digamos mirando abajo.
Al
culminar el Rabinalto, una mirada atrás.
Al
noreste, se descubrieron la Cabeza de la Braña, que deja ver a su derecha las crestas
blancas de la Montaña Central.
Por
delante, el Alto de la Cañada mostraba sus líneas puras al extremo de un tramo
de cuerda suave y ancha. Durante el trayecto, veía a mi derecha…
… las
estribaciones meridionales caían hacia las Omañas. Al fondo, más allá de la
Sierra de Gistreo y pese a lo relativamente temprano de la hora (aún no eran
las dos), el cielo se iba dorando sobre el Teleno. Al lado contrario, una
mejor…
…
perspectiva del Valle de Riolago, con las Ubiñas al fondo y, más a la
izquierda, el altivo Morronegro mostraba su mejor ángulo.
A partir
del collado, dejé de disponer de huella, pero la nieve no estaba mal. La subida
al Alto de la Cañada se empinó algo en el tercio final, pero, como antes, sin
llegar siquiera a los 30º. Al llegar a la cumbre, descubrí al otro lado, al…
…
sureste, el Arroyo del Valle bajo el Cueto Agudo. Girándome a la izquierda,
destaca…
… Peña
Correa con sus estratos y, más allá, el laberinto de crestas de las montañas
Central y Oriental. Siguiendo con el giro, se…
… van
sucediendo Peña Ubiña, el Morronegro, …
… Peña
Orniz, Montihuero, Los Años, …
… Cornón
sobre el Valgrán, Cueto de Arbas sobre la Peña de la Arena, …
… los
Ancares Orientales, la Sierra de Gistreo, los Montes Aquilianos y la Sierra del
Teleno.
Para
finalizar, el pico de la Vidulina, que marca el inicio del descenso, donde
volví a aprovechar la huella de alguien. Antes de la cima mencionada, el lomo
se eleva ligeramente en el Chano Madiello, buen…
… mirador
para volverse a contemplar el Alto de la Cañada y disfrutar…
… de
alguna perspectiva cercana a la izquierda, o…
… a la
derecha, donde se ve el prado de Fildemoros bajo el espolón de la Peña de la
Arena, antes de…
… bajar
al otro lado y subir hacia el lomo de la Vidulina. Al culminar la subida, otra…
… mirada
atrás, al Alto de la Cañada.
No fui a
pisar la cima de la Vidulina, sino que, dejándola de lado a la izquierda, …
… continué
junto a la misma cerca junto a la que había subido. Además, la Vidulina ya la
había pisado hacía años y no estaba ahora la nieve como para dejar la huella
sin un buen motivo. Eso sí; la tarde, preciosa.
En fin;
que fui siguiendo este lomo, que apunta Gistreo, en su suave descenso al oeste.
A mi
derecha, una nube tapó la cima del Alto de la Cañada.
Al perder
espesor la nieve, fue dibujándose la marca de un camino, mientras llegaba al
collado del Esteliello. Allí, siguiendo senda y pisadas, giré a la derecha (N)
para…
…
descender hacia la Braña Llampa, rellano empradizado que se abre…
… bajo la
Peña de la Arena. Esta bajada, no hay que dejarse engañar por la anterior foto,
no es tan empinada y, además, fue…
…
siguiendo una senda; en condiciones mediocres, pero senda al fin.
Al acabar
la pendiente un rellano herboso, lo atravesé hacia la izquierda (SO), vadeando…
… de paso
un par de torrentes, mientras se metían unas nubes. Iba en busca de una pista,
que tomé a…
… la
izquierda (SO) para bajar por el Arroyo Cernechal. Primero por su vertiente
derecha y, luego, tras cruzar el cauce por la…
…
izquierda y alejándome del cauce en ligerísima subida. Este barranco es
impresionante, se mire hacia delante, hacia…
… atrás o
…
…
directamente abajo.
Al doblar
un morro donde el carril deja de subir, busqué y encontré, a la izquierda de
esa roca de la derecha, una senda muy poco clara que…
… desciende
al sur por la cuerda. Tras un inicio empinado y con mucho matorral tapando el
trazo, el lomo…
… se
tendió y la senda apareció más marcada. Me volví entonces a mirar el espolón de
la Peña de la Arena, que aún se veía.
También,
a mi izquierda, la apacible tarde que caía sobre las Omañas.
No
siempre seguí la senda; ahora, el terreno despejado y herboso sugería atajar.
Así, con la referencia de la confluencia donde se encuentra Villabandín, fui
bajando más o menos directamente hasta…
… acabar
precisamente donde la pista que remonta el Río del Collado deja la población.
Y ya sólo
quedó deshacer para regresar a la iglesia junto a la que había dejado el coche.
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