Peña Negra (1.635)

ASCENSIÓN DESDE BÉJAR

POR NAVAREJOS Y LA FUENTE DEL ESPINO

La Sierra de Candelario proyecta varias estribaciones al norte; la que baja del Torreón por los Hermanitos, está rematada en su extremo por la Peña Negra que, con sus más de 300 m de prominencia, es un magnífico balcón tanto hacia las grandes alturas que la dominan como hacia la continuación al oeste del Sistema Central, por la peña de Francia y las Hurdes. Se trata de un cerro alomado, y sus laderas presentan el típico entorno de la zona, repartido entre el matorral trufado de peñascos y las arboledas de robles y castaños. Tal como hacen esperar su modesta altitud y cercanía a pueblos, el monte está atravesado por muchos caminos y abundan también las cabañas y cercados, pero sin llegar a estropear el paisaje.

Esta ascensión combina la ruta de subida a la Peña Negra más cómoda y evidente de su vertiente noroccidental del monte con el acceso más corto desde Béjar, que sigue el lomo nordeste.

La Peña Negra sobre Béjar, vistos desde el noreste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Béjar (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Candelario
  • Base de partida: Béjar (Salamanca)
ACCESO: La población de Béjar está situada en el sureste de la provincia de Salamanca, al pie de la vertiente norte de la Sierra de Candelario. La ruta parte del Mirador Fuente del lobo, área recreativa situada en el parque periurbano que ocupa la falda septentrional de la Peña Negra. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.004 / 1.635
  • Mi tiempo efectivo: 3h53
  • Mi tiempo total: 4h28
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos. Sólo el acceso al vértice, que no es necesario para disfrutar de la ruta, necesitaría trepar.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Comenzar a caminar por la pista que, un poco por encima de la Fuente del Lobo, atraviesa la ladera al SO. A partir de una zona de trabajos madereros, el carril queda reducido a una estrecha senda que continúa llaneando, perdiendo incluso algo de cota tras el Mirador de Navarejos. Al desembocar en otro camino más importante, tomarlo a la izquierda (S) y cruzar el Arroyo de los Horquillos. En la siguiente bifurcación, seguir por la izquierda (O); luego, el camino gira al sur, dando inicio la verdadera subida. Al desembocar en otro carril, tomarlo de nuevo a la izquierda (S) y seguir subiendo, ahora en amplias lazadas, pasando por la Casa de los Cabreros, hasta alcanzar la cuerda. Allí, se acaba en otra pista; tomándola a la derecha (S), se llega enseguida al flanco NE de la Peña Negra, donde una serie de escaleras y barandillas permite llegar a la cima sin dificultad.

Volver al último cruce por el mismo camino y continuar ahora recto (NE), por la pista que sigue el cordal. En el Cruce cerca de la Peña de la Cruz, girar a la derecha (SE) y, poco después, donde el carril gira en redondo junto a una cruz, dejarlo por una estrecha senda que sale a la izquierda (N) y desciende por la ladera. A partir de la Fuente del Espino, el camino pierde pendiente y va atravesando la ladera. Al llegar al extremo de una calle entre chalets, tomarla y, enseguida, ante la Residencia Llano Alto, dejarla por una senda a la izquierda (N), la cual va bajando y cruzándose con una carretera. A partir del Santuario de Ntra. Sra. del Castañar, seguir el descenso por la misma hasta acabar en la Fuente del Lobo.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonita excursión en cualquier época del año, aunque gana bastante en otoño. La pena fue que los pronósticos fallaron y lo que debía de ser un día cubierto, pero despejado y en calma bajo el palio de nubes, resultó ser una jornada de lluvia y niebla. Encima, me falló la cámara y, a partir de la cima, las fotos las hice con el móvil, con la consiguiente merma de calidad. Pero acabé y visité una vez más cima; no el hito al que, con la roca mojada y sin el incentivo de no haberlo pisado antes, no me apeteció encaramarme. Para el que vaya en seco y le apetezca, la trepada más fácil es por ese cóncavo que se ve en la foto debajo y a la izquierda del hito; aunque liso y casi vertical, la roca es muy rugosa y mide menos de dos metros; con un solo tirón, vale. Toda la trepada, con sus tres escalones, totalizará unos cinco metros de I grado superior. De todas formas, no es necesario tocar la señal para disfrutar de la ruta y la cumbre.

He dibujado dos trazos rojos en el mapa; son sendas correcciones a mi ruta por recortes que no tomé al desconocer si iban donde yo quería, pero que luego comprobé que me hubieran quitado unos metros sin mermar apenas los atractivos de la jornada. Utilizarlos a ellos no se gana gran cosa, pero parece lo lógico. De hecho, los incluyo en el resumen de la ruta de más arriba, aunque en el relato largo con las fotos cuento lo que efectivamente hice.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar en la Fuente del Lobo, volvía la carretera de acceso y subí unos metros para tomar una pista que sale hacia el suroeste, atravesando la ladera entre castaños.

En el claro abierto por unas talas, la perspectiva permitía ver esta imagen de las ramas desnudas apuntando al cielo. Aquí acabó el carril, pero…

… una senda estrecha, pero suficiente, proseguía la travesía de la vertiente.

Al poco, vi a mi derecha una especie de púlpito; es el Mirador de Navarejos, desde el que, en tiempos, debió de gozarse de un hermoso panorama, tapado ahora por las ramas de los árboles que crecen alrededor.

Fue más adelante, a través de un hueco entre los árboles del lado del valle, cuando pude ver esta perspectiva de las montañas hurdanas más allá del valle del Alagón.

Luego, me encontré un desvío a la derecha que una señal indicaba tomar; sin hacer caso, pasé de largo. No tardé en desembocar en este camino, algo más ancho, que tomé a la izquierda (S), cruzando a continuación el Arroyo de los Horquillos.

Al poco, en una nueva bifurcación (primer trazo rojo en el mapa), continué por la derecha, siguiendo una estrecha senda entre muretes. Fue un error; cuando me di cuenta de que me desviaba de la dirección adecuada, atajé a la izquierda (S) por un hueco de la valla, saliendo…

… enseguida a este prado, desde donde veía la ladera del monte sobre mí, por primera vez en la jornada. Allí me encontré el otro camino, el que había dejado de lado en el anterior cruce. Tomándolo a la derecha (SE), inicié…

… en ese momento, al cabo de una hora, la verdadera subida. De momento, suave y por excelente camino bajo los robles.

Luego, tras pasar un claro en lo alto de un lomo, el camino desembocó en una (segundo trazo rojo), que tomé a la derecha (SE), bajando a cruzar otro torrente. Al otro lado, subí al siguiente lomo y, ante una cancela, giré a la izquierda (S), pasando a travesar…

… una pradera, siguiendo un trazo junto a una linde de matorral. Desde allí, mirando atrás, se veían así las peñas de Valdesangil más allá de la vertiente boscosa de que veía de cruzar.

La travesía de este prado sirve para evitar un rodeo innecesario, pues, poco después, cuando vi un hueco conveniente en el matorral y el murete que llevaba a la derecha, giré para cruzarlos, encontrando al otro lado…

… la pista de antes, a la que me reincorporé para ir hacia la ladera del monte. Luego, tras recruzar el anterior arroyo anónimo y empezar la subida, me encontré una pista que llegaba por la izquierda; obviamente, es la que antes había dejado de lado y que me hubiera permitido acortar algo, de haber sabido su trazado.

Luego, tras una cancela, la pista fue remontando la ladera de El Chivito en amplias diagonales.

Mirando al llano, vi cómo las nubes se comían la Sierra de la Peña de Francia y venían hacia aquí. Vaya. Eso no estaba previsto.

Al paso por la Casa de los Cabreros, dejé de lado el camino que va a la Peña de la Cruz y vi sobre mí unos canchos. No son la cima, pero sí sus satélites: el canchal de la Paloma y la Peña Chica. Me iba acercando.

Y, entonces, mirando hacia la parte de Béjar y Valdesangil, vi venir un arcoíris, seguido…

… una bruma que fue invadiendo la ladera.

Lo último que pude ver hacia el valle fue la mezcla de sol y nubes de un tiempo revuelto.

Y así se veía la Peña Negra cuando iba llegando. La pista gana la cuerda a la izquierda del cancho, desembocando en otro carril, que, a la derecha (S), me llevó enseguida al…

… flanco noreste del risco, donde…

… esta escalera da inicio a…

… una subida bien equipada, por la que se accede sin dificultad a la cima.

Bueno, no del todo. Para tocar el vértice, hay que trepar un poquito. Tal y como está el día, no merece la pena arriesgarse a una costalada, así que lo dejé pasar por esta vez. Además, se veía lo mismo en cualquier dirección, encima o debajo del hito: un muro blanquecino.

Inicié el retorno bajando por donde había llegado hasta…

… el último cruce de la subida, donde ahora continué recto (NE) por la pista que sigue el cordal.

Pronto, una variada vegetación se apretó a los lados de la pista.

Luego, empezó a verse algo más. En la foto, el domo oscuro del Arca Madre.

Salí de la niebla a la altura de la Peña de la Cruz, que era visible a mi izquierda. Había pensado pasar por ella, pero, tal y como estaba el día, no merecía la pena el rodeo.

Así que, en el desvío a dicho sitio, giré a la derecha (E) para continuar el descenso.

Luego, en la primera curva en el primer recodo que hace la pista a la derecha, junto a una cruz, la dejé por el otro lado para tomar una senda más estrecha que desciende directamente al norte, hacia unas nubosas peñas de Valdesangil.

A partir de la Fuente del Espino, además de entrar en el robledal, el camino sigue la conducción de agua que nace en la misma y que sigue bajando, pero muy suavemente, abrazando hacia el noreste la ladera del Arca Madre.

Así, al salir de los árboles me encontré mirando al este, hacia la Sierra de Candelario, también tapada por las nubes.

Enseguida, llegué al extremo de una calle entre chalets, por la cual continué hasta…

… que, frente a la trasera de la Residencia de Prado Llano, la dejé por una senda que desciende recta entre castaños, cruzando de vez en cuando una carretera.

Hasta llegar al Santuario de Ntra. Sra. del Castañar, donde también llega la carretera citada. A partir de ahí, seguí descendiendo por la misma, ahora al noroeste, encontrándome en la Fuente del Lobo en pocos minutos. Para entonces, hacía rato que había dejado de llover y las nubes se estaban retirando a buen ritmo, pero a buenas horas.

Comentarios